Juan Carlos Jara. En la calle Palos de la Frontera de nuestra capital encontramos un pequeño espacio fuera de lo normal, un peculiar oasis de valentía y emprendimiento en medio de un conocido desierto en el que solo unos pocos apuestan por la excelencia, por la mejora continua y por la búsqueda de una sociedad que se supere cada día. En lo que aparentemente es solo un espacio de trabajo y un lugar de atención al público dentro de una actividad tan aparentemente áspera como es el asesoramiento en materia económica y jurídica, la firma Gaudia ofrece cada día una imagen distinta de esa cultura empresarial a la que nos han acostumbrado con demasiada frecuencia.
Y es que aunque nos encontremos en una época de constante crecimiento de un nuevo modelo en el que la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se encuentra en plena efervescencia, no es fácil descubrir en nuestra ciudad y dentro de esta materia un proyecto empresarial como el de la Sala Gaudia Fotografía, nacida en el primer trimestre de 2016 y un claro ejemplo de esfuerzo por crear y aportar procurando, por encima de todo, llenar huecos vacíos de nuestra sociedad mediante el compromiso adquirido con el entorno.
Las instalaciones de Gaudia Asesores se han convertido desde entonces en una sala de exposición permanente en la que se van sucediendo muestras fotográficas de gran nivel, de manera que los clientes pueden disfrutar durante su espera con una actividad cultural y los aficionados a este arte tienen un punto de referencia al que pueden acudir sin que ni siquiera sea necesario ser cliente de la firma.
En Huelva, la apuesta por una iniciativa así no suele ser aceptada como un comportamiento normal y positivo e incluso puede llegar a ser considerada como poco práctica, inconsciente o demasiado cargada de idealismo. La Responsabilidad Social Corporativa de las empresas, tan en auge y desarrollada ya en otros lares, da aún sus primeros pasos en una ciudad de provincias como la nuestra y aún más si hablamos de un proyecto tan sui géneris como el de la Sala Gaudia Fotografía y su aparente poco beneficio tangible para sus promotores. Es más, me atrevería a afirmar que incluso pasado un tiempo, cuando este tipo de iniciativas tomen más auge y se asuma su importancia para las empresas, aún será complicado que en una ciudad como la nuestra se valore este empeño con especial ahínco.
La labor que desarrolla la firma dirigida por Francisco Muñoz y Roberto Fernández toma su verdadera dimensión dentro de las teorías sobre RSC que confirman la utilidad y la necesidad de estas acciones, pero adquiere su valor más visible si la encuadramos en nuestro entorno y, por ejemplo, en el poco apoyo que desde las instituciones se ofrece a este tipo de proyectos innovadores y con un grado de altruismo tan elevado. En las inauguraciones de cada una de las exposiciones ya se ha venido comprobando el alto nivel de aceptación de las mismas a nivel de calle y el poco interés mostrado por políticos e instituciones. No esperaba mucho más y, a pesar de ello, me felicito por poder disfrutar de una idea tan elogiable al mismo tiempo que mantengo la esperanza de que algo cambie en el futuro en nuestras instituciones.