Antonio José Martínez Navarro. Conozcamos, a través del anuncio insertado en el diario “La Provincia” del domingo 12 de mayo de 1895, algunos datos de este hotel del “Nuevo Mundo”:
<<Fonda del Nuevo Mundo. Calles Sagasta, 65, y Zafra, 12.
El dueño de esta acreditada fonda, prescindiría de su anuncio, por creer que la mejor propaganda es el excelente servicio que en ella existe; pero anunciándose otra como la mejor de esta capital, se ve en la precisión de indicar, sin temor a ser desmentido, que es la fonda del Nuevo Mundo hay veinte habitaciones con balcones a la calle; que todo el utensilio es nuevo y elegante; que tienen timbre eléctrico todos los departamentos, y que la comida es exquisita y abundante.
¡Véase si hay otro mejor!>>.
La categoría de este Café le imponía celebrar conciertos, al mediodía y por la noche, con excelentes profesores. En este sentido, al mediodía se tomaba un vermut y unas ricas tapas y por la noche una espléndida cena y, en ambas ocasiones, ambientado con buena música. En el diario “La Provincia” del viernes 20 de diciembre de 1918 anunciaba el “Nuevo Mundo” su primer concierto de la temporada:
<<Concierto en el Café Nuevo Mundo. Mañana 21 darán principio los conciertos de la temporada en el acreditado café del Nuevo Mundo, estando a cargo de los notables profesores señores Jurado y Gisbert, los cuales actuarán también con el Sexteto Bretón, los jueves y domingos.
Los conciertos serán de una y media a dos y media de la tarde y de ocho a diez y media de la noche>>.
En la parte central de la tarjeta postal un letrero avisa que el Café que historiamos tenía excelentes billares.
La personalidad de don Pío estaba perfectamente definida. Así en las huelgas de los obreros de la Compañía de Río-Tinto optó por cerrar su establecimiento durante el tiempo que durase la huelga. En el diario “La Provincia” del martes 19 de octubre de 1920 se nos dice al respecto:
<<La clausura del Café Nuevo Mundo. Parece que la ingente ola de los odios sociales ha llegado a Huelva amenazando la tranquilidad de nuestro pueblo tan pacífico, tan laborioso, tan poco dado a las perturbaciones que constituye la negación de toda prosperidad y progreso.
Los obreros onubenses, tan prudentes y sensatos siempre, parece que ahora se han decidido por cambiar de actitud adoptando procedimientos que no son los más eficaces para establecer la armonía en los momentos actuales de lucha enconada que no tiene fin práctico alguno. Hace días, por un motivo baladí declararon el boicot al dueño de un hotel, persona laboriosa y honrada que consiguió a fuerza de trabajo crearse un bienestar. Se le boicoteó dándole cuartel, pensando solamente en su ruina, la cual necesariamente ha de ser la de muchas familias.
Como consecuencia del boicot, los camareros del Café resolvieron no servir a aquellos parroquianos que pudieran tener consistencias con el hotelero a que aludimos, lo cual ha dado por resultado, que el dueño del Café Nuevo Mundo, haya decidido clausurar su establecimiento antes que permitir que por un abuso dictatorial, se deje de servir a determinados parroquianos. Consecuencia de la clausura es el paro de unos cuantos trabajadores en cuyos hogares bien pronto han de conocerse los efectos del paro.
¿No es un verdadero desatino proceder en forma tal? ¿No es locura esgrimir inconscientemente un arma que ha herir antes que nadie al mismo que lo maneja?>>.
Uno de los pocos islotes donde el onubense podía mitigar el calor en las primeras décadas del siglo pasado, con la adquisición de heladas y otros artículos veraniegos, era el Café “Nuevo Mundo”. Leamos el anuncio mandado insertar en el diario “La Provincia” del 3 de junio de 1922 en el que ofrecía diversas exquisiteces:
<<Café Nuevo Mundo. Se sirven helados variados todos los días. Leche helada y Cocktailes>>.
En 1933 aparece en la revista “Blanco y Negro” un reportaje extraordinario dedicado a nuestra Ciudad. Entre los anuncios que aparecieron estaba el del Café “Nuevo Mundo” que decía:
<<El Café “Nuevo Mundo” es un establecimiento que ya ha pasado a la categoría de legendario en Huelva.
Y no es precisamente que date del descubrimiento de América, pero más de dos generaciones han sabido lo que es saborear un buen café en este local confortable… Su crédito irradia a toda España, pues el café “Nuevo Mundo” actúa de estación obligada para todos los forasteros>>.
Don Pío tenía un nombre muy idóneo con sus obras altruistas. Así en el diario “La Provincia” del viernes 22 de septiembre de 1933 aparece un detalle que tuvo para los niños onubenses en una excursión a Cortegana:
<<Para Cortegana, ha salido la Colonia Escolar de Huelva en número de cincuenta y cuatro, entre ambos, sexos, habiéndose obsequiado a los niños con espléndido desayuno en el Café “Nuevo Mundo”.
La estación de Zafra a la hora de la partida, presentaba el más simpático aspecto, semejando aquello una alegre pajarera rodeada por los familiares de los chicos.
Para despedir a éstos, acudieron el Presidente de la Diputación Sr. Martín Forero, alcalde señor Barrigón Fornieles y los diputados provinciales señores Romero Clareta y Rodrigo Alfonso.
En un vagón convenientemente dispuesto se acomodaron los infantiles colonos a cargo de los cuales ha ido la profesora doña Manuela Muñoz, saliendo también para Cortegana el personal del servicio de cocina y demás asistencia.
Al partir el tren se dieron entusiásticos vivas a Huelva, y los niños contentísimos se despidieron agitando sus pañuelos.
Los escolares permanecerán en Cortegana un mes.
Les deseamos que su permanencia en Cortegana les sea lo más provechosa posible>>.
El Café “Nuevo Mundo” tuvo diversas tertulias en su seno. A mediados de julio de 1934 es trasladado un miembro de una de éstas a Málaga y se organiza una comida en el restaurante del Huerto de Paco. Asistamos, llevados de la mano del diario “La Provincia” del viernes 26 del citado mes y año, al ágape y conozcamos a los invitados:
<<Un banquete. Para festejar el nuevo ascenso y dar la despedida por haber sido trasladado a Málaga el probo funcionario que fue en estas oficinas de Hacienda, liquidador de Utilidades, don Juan Huertas Martín, se reunieron anoche en el Huerto de Paco y dieron un homenaje a dicho señor, los íntimos del mismo.
El ágape, muy bien servido, como es costumbre de tan acreditado establecimiento, sirvió para testimoniar al Sr. Huertas, la simpatía y cariño con que cuenta entre sus muchos amigos.
A pesar de lo íntimo del acto, pues solo tenían conocimiento de él los que forman su peña en el Nuevo Mundo, concurrieron a éste los señores don Pío Gutiérrez, don Juan José Domínguez, don Juan Vázquez, don José Mora Valencia, don José Sánchez Rite, don José Beviá, don Manuel López, don Guillermo Prant, don Francisco Hierro, don Juan Fernández y don Joaquín Figueras.
La comida transcurrió en un ambiente de camaradería y cariño afectuoso, sazonado por las ocurrencias del súbdito alemán don Guillermo Prant a quien sus amigos se han empeñado en hacer que sea de Triana.
A los postres el señor Figueras, organizador del acto e íntimo del homenajeado, ofreció a éste el banquete en frases cortadas por la emoción y por el dolor que le producía, según dijo, la ausencia de un preciado amigo, leyendo una sentida poesía alusiva al acto que fue coreada y aplaudido por los concurrentes>>.
En Huelva, todos sus vecinos se dieron perfecta cuenta de la necesidad imperiosa de reconstruir un centro como el que había sido “Sagrado Corazón de Jesús”, destrozado en los disturbios del año 1936, donde se les daba educación a tantos niños pobres. Así, el día 6 de enero de 1937 el industrial Pío Gutiérrez, dueño del Café “Nuevo Mundo”, hizo entrega de la cantidad de diez pesetas y suscribió también una cuota mensual de tres pesetas a favor del sostenimiento de estas Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús.
Y llegó la fecha en que en el solar donde estuvo el Café “Nuevo Mundo” volvería a alzarse un edificio emblemático de Huelva, el Banco de Vizcaya.
Manuel Calero y Calero con su excelente pluma dedicaba una historia del Café que historiamos en el diario “Odiel” el miércoles 5 de julio de 1978:
<< ¡Nostalgia de una juventud pasada…! Un amigo de la Peña Flamenca de Huelva, Antonio Romero, me apuntó la idea para que escribiera un artículo dedicado al café, “El Nuevo Mundo”, de Huelva, donde ha estado instalado últimamente el Banco de Vizcaya, edificio que ha sido demolido, convertido en un solar, en el cual se va a levantar un hermoso edificio, nueva sede para el citado Banco.
Antonio Romero, que en aquellos tiempos frecuentaba diariamente el popularísimo café, me ha pedido hiciera historia de aquel establecimiento público que regentó durante muchos años don Pío, que al mismo tiempo era propietario del inmueble. Hacer un recuerdo del café “Nuevo Mundo”, me produce nostalgia, supongo que a Antonio Romero le ocurrirá lo mismo.
Yo viví desde el año 1918 hasta 1925, en la segunda planta del mismo edificio, que daba entrada por la calle General Mola –actual calle Plus Ultra, añadimos nosotros- y calle Zafra, hoy Avenida de Portugal. En la planta baja existía una puertecita que comunicaba con el café, que era por la que yo entraba cuando bajaba de mi casa, para reunirme con unos amigos cuyos nombres diré más adelante.
El café “Nuevo Mundo” tuvo resonancia por todo el ámbito nacional; lo frecuentaban personas de la capital de profesiones liberales y de ciencia: literatos, poetas, de la industria y el comercio, tratantes de ganados; aficionados a la pintura, al toreo, al fútbol, a las peleas de gallos, al cante flamenco, a la caza y la pesca y otras actividades. En cada mesa existía una reunión o tertulia distinta. De los parroquianos del café existía, una tertulia que ocupaban tres o cuatro veladores corridos en el centro del salón, reunión que era compuesta por señores de diferentes clases sociales, de Huelva, y un antiguo matador de novillos, conocido por José Peguero “Peguerito”. Junto al torero se sentaban, don Justo y don Roque Borrero de la Feria, don Lázaro Pérez, don Manuel Centeno, don Antonio Quintero, don Joaquín Ruiz, don Sebastián Mazo, mi padre y mi tío Felipe Calero Arroyo; Alonsito Mora, Rafael Nogales “Loterito” (padre) y el que suscribe, el más joven de los reunidos. Yo no me perdía esas dos horas de entretenimiento junto a los que me superaban en edad, para escucharles y aprender de ellos.
Otros de los que no faltaban nunca al café fueron don Rafael Suárez, médico; Labrador y Barba; don Antonio Suárez, Juan Gallardo Moreno, don Andrés Bravo Suárez y su hermano Manuel; Joselito el Serrano, carnicero de Huelva. También me acuerdo de Manuel Formal, corredor de ganado y de Manuel Carrasco, tablajero del mercado de Huelva, del comercio, a don Pedro Luis Casto, que además era abogado; a don Elías Serrano, a don Pedro Escalera, a Antonio Ponce y a Manuel Blanco limón, más conocido por “el Secretario”. Estos dos últimos eran seguros en la puntería, pájaro que levantaba el vuelo, pájaro que caía al suelo.
En el año 1920, empecé a hacer pinitos en el periodismo. En el Café el “Nuevo Mundo”, escribí mi primer artículo para el “Diario de Huelva”, cuya redacción y talleres estaban instalados en el mismo lugar de la actual imprenta o tipografía Girón. ¿No es cierto, mi querido amigo, Domingo Gómez “Flery”?, con quien colaboré muchos años en el citado periódico onubense. Mis primeras pinceladas literarias salían inspiradas del café el “Nuevo Mundo”. Escribía y emborronaba mis cuartillas sobre la tapa de mármol de un velador, a últimas horas de la tarde, cuando el café se encontraba más tranquilo y menos bullicioso.
En el “Nuevo Mundo”, tomaba café muchas tardes Miguel Báez Quintero. El viejo “Litri” era queridísimo en Huelva, bajaba del barrio de San Sebastián a la Placeta andando. Antes de llegar al café lo paraban sus amigos para saludarle cariñosamente. Cuando el famosísimo cantaor de flamenco jerezano, Manuel Torre venía a Huelva, citaba al “Litri” en el café el “Nuevo Mundo”, pues ambos se profesaban afecto y cariño (esto lo hizo Torreen diferentes ocasiones). El “Niño de Jerez” le traía a Miguel los mejores gallos de pelea y galgos que criaba el gitano. Miguel Báez Quintero cantaba por seguiriyas y soleares muy requetebién, lo mismo que lo hacía “El Salao”, mozo de estoque de Manolito Báez “Litri”, “El Salao” era tío carnal de los hermanos Quintero, una dinastía de cantaores onubenses que sonaron con mucho ambiente en Huelva. En el “Nuevo Mundo” surgió el primer contrato de Manolito Báez, para Valverde del Camino, el 15 de agosto de 1920. Ese día vistió el traje de luces por primera vez el bravo torero de Huelva. Digo que en ese café preparamos la contrata de Manolito porque mi tío abuelo, Antonio Calero, era uno de los empresarios. le escribí una carta a mi tío influyendo el nombre del torero de Huelva, a lo que accedió en vez de una novillada toreó dos, el 15 y el 16 de agosto, con un triunfo ruidoso.
En el mismo café hablé por primera vez con Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”. Iba de paso, para Portugal. Esto ocurría en el año 1925, unos días después de aquella corrida de toros celebrada en Madrid el 16 de julio, en la que actuaron, Luis Freg, Nicanor Villalta, “Niño de la Palma” y el “Litri”. Al preguntarle a Cayetano Ordóñez, qué había pasado aquella tarde para que la oreja de oro le fuera concedida a Manolito, Cayetano me contestó: “Mire usted, el torero es emotivo. Yo estuve aquella tarde muy bien, puse el arte y el “Litri” la emoción. Su arrogancia le ganó al trabajo de los demás. Manolito estvo aquella tarde temible…”. Desde aquel día me hice amigo de Cayetano, porque desde luego, fue un hombre excelente.
Rafael González “Machaquito” durante la guerra civil de España, vivió unos meses en Huelva. En el café el “Nuevo Mundo” tenía su centro de reunión diario. “Machaquito” y Miguel “El Litri”, toreros de la misma época, fueron siempre buenos compañeros en la profesión y amigos en la calle.
De la tertulia de café que frecuentaba José Peguero “Peguerito”, recogí anécdotas muy curiosas de cosas ocurridas al referido matador de novillos. Peguero era un hombre con mucho gracejo, sencillo, pero ocurrente. Él usaba un portamonedas con lo justo para tomar un par de cafés, ni una perra gorda más. Cuando sacaba del bolsillo el monedero para pagar al camarero, le advertían sus amigos, que tuviera cuidado con los “raterillos” que podrían virarle los cuatro o cinco duros que llevaba encima. Él, contestaba: “A mí no hay quien me robe, eso le ocurre a los tontos y a los catetos”. Pero cuál no sería la sorpresa, que un día encontrándose presenciando en la Placeta las obras que se realizaban en la construcción de la Telefónica, viendo a los obreros y técnico montar aquello, cuando más distraído estaba, un raterillo le robó el monedero habilidosamente y se llevó las perras que contenía dejando a sus pies el bolso vacío, sin un céntimo. El hecho contado por Peguero a los contertulianos, causó risas delirantes.
En aquellos tiempos valía un café con leche en el “Nuevo Mundo” 25 céntimos y otros 25 si se pedía con un panecillo con manteca. El local del “Nuevo Mundo” disponía de una sala de billares con cuatro mesas, tres para jugar a carambolas y una mayor para el juego de palillos a los treinta y uno. De mozo de billar estaba un hombre muy popular en Huelva, as quien se conocía con el apodo de “Pepe el bailaor”. Aquel hombre era chistoso, haciéndonos reír a carcajadas con sus chascarrillos y otras ocurrencias. Pepe el bailaor tenía salero. Le lloramos su muerte que fue trágica.
Mi amistad con Paco Isidro nació en el “Nuevo Mundo” en donde paraba diariamente. En la acera de enfrente aparcaba su coche, un taxi de su propiedad y cuando disponía de un rato libre se venía al café y allí charlábamos de cantes y de toros; otros de los taxista que se reunían con Paco y conmigo era El Ferro.
Aquel café dejó historia para escribir un voluminoso libro. Ello se lo brindo a mi buen amigo don Diego Díaz Hierro, prestigioso historiador de las cosas de Huelva. Yo .sólo me limito a decir lo que conocí y viví en aquellos tiempos pasados que suman más de medio siglo>>.
Añadamos que aquel ambiente taurómaco que generaba el Café Nuevo Mundo dio como fruto la presentación en el coso huelvano el domingo 7 de junio de 1935, a las cinco y media de la tarde, del novillero “Niño del Nuevo Mundo”, que hizo el paseíllo en compañía de los también novilleros Paco Arroyo, Francisco Leñero, “Riverito de Huelva”, Tomás Pulido “Niño de la Central” en una corrida pro afición donde los cornúpetos los puso el ganadero López Plata.
El “Niño del Nuevo Mundo” no llegó a ser nadie en el mundo del toreo. No obstante, en la corrida que citamos actuó con valentía.