M. P. D. A veces, la vida nos plantea situaciones tan duras que pensamos que no seremos capaz de superarlas. Y, sin embargo, conocemos muchos ejemplos de superación que lograron seguir adelante a pesar de todo. Los cuidadores y cuidadoras pueden dar buena fe de ello. Porque ser cuidador de un enfermo, sobre todo si es un ser querido, no es nada fácil. Las enfermedades o el incremento de la esperanza de vida de las personas nos han obligado a muchos de nosotros a ser cuidadores y cuidadoras durante unos años. Una etapa de nuestras vidas que se convierte en algo muy duro. Sin embargo, para algunas personas, el ser cuidador o cuidadora no es cosa sólo de una etapa o de un momento concreto, sino que prácticamente llevan toda su vida ejerciendo esta labor. Y lo hacen, además, de una forma callada, humilde, casi sin hacer ruido…, porque no quieren molestar. No quieren reconocimientos, ni homenajes por su esfuerzo. Todo lo contrario, quieren pasar desapercibidas.
Por este motivo, la Asociación de cuidadores y familiares enfermos de Moguer (Acfa) ha querido rendir todo un homenaje a una persona en Moguer que merece un homenaje por su labor como cuidadora: Rocío Márquez Gómez. Porque hablar de Rocío Márquez Gómez es hacerlo de una mujer abnegada, que vive, y ha vivido siempre, por los demás, por los suyos. Sus hijas, Rocío, Magdalena y María José lo saben muy bien. Porque Rocío ha luchado siempre por su bienestar, porque tuvieran todo lo necesario, porque fueran personas responsables, sencillas y educadas.
Y así fue desde que ellas son pequeñas. Luego, la vida les fue poniendo duras pruebas, en las que Rocío, sin ir al colegio, siempre sacó Matrícula de Honor. Es más, Rocío es cuidadora desde hace más de treinta años, una época en la que ni siquiera existía esa palabra de cuidadora, como la entendemos hoy en día.
Corría el año 1985 cuando se tuvo que encargar de cuidar a sus padres, Virginia y Antonio, conocido como ‘El Comparero’, a los que se los llevó a su propia casa para tenerlos cerca y darles todos los cuidados necesarios. Y, cuando todavía no había superado la pena por la pérdida de sus progenitores, un duro golpe afectó a toda la familia: la enfermedad de la tía Anita, casi una segunda madre para sus hijas. El fallecimiento de Anita de cáncer fue muy duro para todos, porque era una mujer alegre y muy joven. A pesar de ello, todos tuvieron que reponerse pronto.
Porque, tras su muerte, Rocío tuvo que hacerse cargo del marido de Anita, de Rafael, el tío de sus hijas. Una persona que arrastró durante años una dura depresión. Pero no quedó aquí la cosa. Tras sus padres, su cuñada y su concuñado, llegó su marido. Sí. El golpe más duro fue el de su marido, José Pérez, al que un ictus lo convirtió hace diez años en un gran dependiente. Desde entonces, Rocío, con la ayuda de sus hijas, lleva cuidando a su marido de forma callada, sin mostrar en ningún momento ninguna queja. Y lo hace como una auténtica enfermera, aunque nunca haya recibido la titulación oficial para ello. Sigue un horario a raja tabla para las comidas, sus baños, su medicación diaria. Sí, todos los días del año, incluidos los domingos y festivos, sin descanso ni momento para la desconexión, Rocío cuida a Pérez, su marido. Unos cuidados que sorprende a todos los profesionales médicos que acuden a visitar a su marido, que, gracias a ellos, mantiene una salud bastante aceptable para situación en la que se encuentra.
Por todo ello, por una vida de cuidadora, un ejemplo como ningún otro, por su humildad, abnegación, constancia y sencillez, Rocío Márquez Gómez ha recibido esta semana un caluroso homenaje de todas las personas de ACFA Moguer. Un homenaje que fue toda una sorpresa para ella y donde estuvo acompañada por toda su familia y numerosos conocidos. En concreto, con sus hijas, Rocío recibió emocionada un ramo de flores y un recuerdo del acto de manos de la presidenta de la entidad Marisol Villaverde.
Un homenaje enmarcado en la programación de la Semana del Cuidador, que ha organizado la Asociación de cuidadores y familiares enfermos de Moguer (Acfa), que ha incluido talleres de risoterapia, una merienda, un viaje y, previamente al homenaje, una charla sobre la autoestima, a cargo de la psicóloga María José Díaz, encargada de dirigir este interesante taller que abrieron en la sede de Acfa la concejala de Bienestar Social Paqui Griñolo y el edil responsable del área de Asociaciones José Jiménez.
Una charla que resultó de lo más enriquecedora para sus participantes, que se llevaron a casa un importante recetario para afrontar situaciones de estrés, crisis y bloqueos psicológicos que pueden surgir cuando dedicamos gran parte de nuestro tiempo a atender a personas dependientes.
En definitiva, una actividad en la que Acfa pretende es dedicar tiempo a todas esas personas que ofrecen generosamente el suyo a cambio de nada.