Rosa Mora. Solemos celebrar los éxitos de los deportistas a los que admiramos sin darnos cuenta del esfuerzo que supone para un gran número de ellos el poder llegar a competir al más alto nivel. Un sacrificio que para los más jóvenes requiere de una afinada organización que les permita compaginar su crecimiento como deportista con la asistencia a clases y su consiguiente desarrollo académico.
Cuando hablamos con el yudoca almonteño Rosendo Laíno aún se emociona al recordar el bronce que alcanzó el pasado verano en el Campeonato de Europa Cadete de menos 60 kilos celebrado en Finlandia. Se cumplía así un sueño para este onubense de 18 años de edad. Un triunfo, el cosechado en tierras nórdicas, que no hizo sino imprimirle más ganas en pro de «seguir luchando y trabajando para conseguir ser mejor día a día», explica el deportista.
La Real Academia Española, la RAE, define el judo como «el sistema japonés de lucha que hoy se practica también como deporte, y que tiene por objeto principal defenderse sin armas mediante llaves y movimientos aplicados con destreza». Una definición, no obstante, que, desde la experiencia personal de Laíno, carece de muchos matices. «El judo se ha convertido en parte de mi vida. No solo es un deporte. Encontré una nueva familia dentro del judo«, nos cuenta el almonteño.
Su primer contacto con este deporte de raíces asiáticas tuvo lugar cuando Rosendo Laíno contaba solo con cuatro años de edad. «Mis padres sabían que me interesaban los deportes de lucha por lo que buscaron en Almonte una modalidad deportiva en la que inscribirme. Fue la mejor decisión que pudieron tomar», explica orgulloso el yudoca. De esta forma, se inició en la localidad almonteña para trasladarse a los 10 años a la capital onubense donde continúa formándose en la actualidad bajo las directrices de su entrenador Santiago Bernárdez y compitiendo junto al club Huelva TSV. Son un total de doce horas semanales de entrenamiento repartidas en prácticamente todos los días de la semana. Un ritmo de vida que apenas permite al almonteño hacer planes más allá de los estudios y el deporte, pero con el que se siente inmensamente feliz. En este sentido, agradece el constante apoyo que recibe de sus padres. «Siempre me apoyan en las decisiones que tomo y me ayudan. Son ellos los que se hacen largas horas de carretera, están en las competiciones…», nos cuenta Laíno.
El respeto, señala el onubense, es una de las clave en la práctica del judo. «Para ser un buen yudoca hay que tener la cabeza muy bien amueblada. Mantener la calma, puesto que en competición los nervios están a flor de piel y es necesario controlarlos, pero también hay que mostrar siempre mucho respeto hacia tus compañeros, hacia el árbitro, hacia tu entrenador, el respeto es la base fundamental del judo».
La próxima cita deportiva del almonteño tendrá lugar este fin de semana con la celebración del Campeonato de España de Judo, categoría absoluta. «Es la primera vez que voy a competir y voy con muchas ganas, con mucha ilusión y con intención de dar la sorpresa».
Cuestionado por sus referentes, Rosendo Laíno responde que es en él mismo en quien se fija para mejorar día a día. Una ambición por superarse que le hace soñar con una futura participación en unos Juegos Olímpicos. Mientras tanto, más a corto plazo y como próximos retos, espera seguir compitiendo a un buen nivel, al tiempo que el año próximo confía en comenzar su vida universitaria matriculándose en Huelva en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Por sus valores como persona y por sus éxitos deportivos, Rosendo Laíno recibió en su pueblo el Premio Andalucía Almonte, un galardón que el joven recibía agradecido. «Me hizo mucha ilusión que después de tanto tiempo, tantos logros y tanto sacrificio, al fin me reconocieran algo, la verdad es que me gustó mucho», cuenta a Huelva Buenas Noticias.