A.R.E. Un trabajo de la investigadora de Huelva Marta Ruiz Sastre ha sido reconocido recientemente con el Premio Jóvenes Investigadores que concede la Fundación Española de Historia Moderna. Un galardón que recogerá el próximo mes de julio y que se suma al Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Huelva en la categoría ‘Humanidades y Ciencias Sociales’ que le fue entregado el pasado 3 de marzo.
Dos distinciones que ponen de relieve el valor del estudio “Mujeres y conflictos matrimoniales en el Arzobispado de Sevilla durante el siglo XVII”, título de la tesis doctoral de Ruiz, que defendió en enero de 2016, y con la que la autora buscaba conocer cuál era la conducta de la sociedad de la época en cuanto a las relaciones hombre-mujer más allá de lo que dictaba la norma. Una investigación muy original en la que se ha encontrado con varias sorpresas. Conozcamos mejor a esta autora y los motivos que la llevaron a indagar sobre este tema.
Marta, de 30 años, nació por circunstancias del trabajo de sus padres en Sevilla, aunque siendo muy pequeña se trasladaron ya a Huelva, de donde es parte de su familia, pues la otra mitad es extremeña. En la capital onubense estudió en los colegios Agustinas y Hermanos Maristas, licenciándose posteriormente en Historia del Arte en la Onubense. Fue entonces cuando comenzó el Máster Iberoamericano en Historia Comparada, a la par que se lanzaba a hacer el doctorado. «Solicité la beca de Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y me la concedieron. Así que he estado cinco años dedicada a la investigación vinculada a la Universidad de Huelva en el departamento de Historia II, en el área de Historia Moderna«, explica Ruiz. También acabó sacándose el Máster en Secundaria y actualmente es profesora de Historia en el colegio Teresianas.
La onubense contó con la profesora María Luisa Candau Chacón como directora de tesis y, a día de hoy, sigue perteneciendo a los grupos de investigación que ésta dirige. Cuando tuvo que elegir tema para su trabajo, Marta tenía claro lo que quería: siempre le había llamado la atención la historia de las sociedades, de sus mentalidades, el comportamiento de la gente común y, además, quería trabajar con Candau. Finalmente, orientó su análisis a la historia de las mujeres, el matrimonio y los conflictos de pareja en el siglo XVII.
Ruiz partía de la base de que, normalmente, para conocer la conducta de la sociedad andaluza en lo relativo a las relaciones hombres-mujer normalmente se han investigado textos legales o morales. Ésa era la teoría, la norma, pero ¿qué pasaba a pie de calle? ¿Qué ocurría más allá de lo que dictaban las convenciones sociales? Partiendo de estos interrogantes, Marta se planteó intentar intuir una respuesta para estas preguntas, ya que saber de manera fehaciente qué pasaba en estos hogares es totalmente imposible.
El ámbito concreto que cubría en su investigación fue el Arzobispado de Sevilla en el siglo XVII, que por entonces abarcaba las provincias de Sevilla, Huelva y una parte de las de Cádiz, Málaga y el sur de Extremadura.
Para documentarse, la onubense tuvo que recurrir a fuentes eclesiásticas, en concreto a pleitos presentado al Tribunal Eclesiástico y custodiados en el Archivo Arzobispal de Sevilla y también en el Archivo Diocesano de Huelva, entre otros. Estos textos recogían las reclamaciones que uno de los dos miembros de la pareja le hacía al otro a fin de que diera cumplimiento a lo que en su momento fue prometido. «Una promesa verbal de matrimonio era entonces como si lo dijeras en el altar, tenía la misma validez», apunta la investigadora, comenzando los problemas cuando no se cumplía la palabra dada.
Ver el pasado con los ojos del presente obliga a cambiar completamente de mentalidad, pues hace tres siglos se presentaban casos que, a día de hoy, nos parecerían ilógicos. En este sentido, Marta explica, por ejemplo, que había muchísimas relaciones de adultero, muchos consentidos, buscando ciertos beneficios, en los que las tres personas convivían sin tapujos ni problemas. Otro caso curioso se planteaba cuando la pareja se prometía y, con el tiempo, una parte se enteraba de que la otra tenía descendencia de una minoría étnica. En estos casos, el matrimonio no estaba permitido y se generaban una serie de discursos sobre la falsedad o veracidad de las acusaciones, acudiendo personas que conocían a la pareja a declarar al tribunal.
Asimismo, cuando había hijos ilegítimos de por medio, intentaban deshacerse de ellos por el qué dirán, a la par que se preocupaban por los mismos y trataban de verlos a escondidas. Tampoco faltaban las situaciones en las que dos mujeres peleaban por un hombre que les había hecho promesas de amor a las dos.
Uno de los aspectos que Ruiz destaca de su investigación es el papel fundamental que cobran las mujeres. «Al verse solas, al ser abandonadas por sus novios o maridos, tienen que sacar fuerzas para salir adelante y para ayudar a su familia se juegan su honor y su reputación, tan importante en la época», explica la onubense. Y es que no hay que olvidar que en el siglo XVII nos encontramos con una sociedad cerrada, dividida en estamentos sociales, en la que imperaba el honor y la preocupación por la imagen y el qué dirán. En base a ello, las mujeres debían estar recluidas para cuidar su honor pero, según se desprende de la investigación realizada por Ruiz, «en líneas generales salen a la calle y no tienen problemas en trabajar y hacer ocupaciones destinadas a hombres y mantener relaciones ilícitas si ello les permite sobrevivir. Son mujeres valientes que pasan por unas circunstancias de necesidad», apostilla la doctora.
Así pues, en la práctica, Marta ha comprobado que esta sociedad es más permisiva de lo que en principio se intuía, dándose comportamientos fuera de la norma (al margen del poder religioso o civil) y que los vecinos permiten, sobre todo cuando conviene, ya que lo que importaba era la supervivencia de los seres queridos o del entorno.
En esta línea, Ruiz señala que el siglo XVII se caracterizó por una situación de crisis, epidemias, guerras, intercambios con India e Hispanoamérica… «El dinero sale fuera para pagar deudas de la corona. Unas cosas y otras disminuyen la población y la disminución del poder económico hace que la situación de las familias se agrave y haya que recurrir a soluciones extraordinarias en el ámbito matrimonial para salir adelante. Por ejemplo, hubo un aumento de matrimonios cosanguíneos; de relaciones extramatrimoniales, ya que no podías casarte porque no te lo podías permitir si no tenías dinero para la dote, etc», afirma la onubense.
Por otro lado, para comparar lo que ocurría en la zona analizada con otras de Europa, Marta realizó dos estancia de investigación en el extranjero, en París y Pisa (Italia) en concreto, ambos países católicos en aquel momento. Curiosamente, los resultados que obtuvo buscando en archivos franceses e italianos fueron muy similares a los registrados en España, hallando, prácticamente, el mismo comportamiento, sólo con diferencias en casos puntuales. De ello se deduce que el mundo católico, en cuanto a las relaciones hombre-mujer, funcionaba de forma muy parecida en todos los países con esta religión en el siglo XVII.
Como conclusiones más destacadas, Ruiz apunta la existencia de conflictos a distintos niveles, tanto intrapersonal (problemas de conciencia) como interpersonal (se generaban entre hombres y mujeres o entre contrayentes y los padres de una de las partes) y luego sociales o globales (reputación).
También destaca la investigadora el citado papel protagonista de las mujeres; la capacidad de adaptación del ser humano y de buscar estrategias para sobreponerse a dificultades y saltar obstáculos y, por último, la implicación de la vecindad a la hora de denunciar situaciones que se consideraban injustas, participando incluso en los procesos judiciales prestando testimonio (describían las circunstancias con todo lujo de detalles).
Este revelador estudio le ha valido a Ruiz, como se ha indicado, el Premio Extraordinario de Doctorado de la UHU y, más recientemente, una parte del mismo, la relativa a los conflictos previos a la celebración del matrimonio (lo referente a la ruptura del noviazgo, incumplimiento de palabra y la problemática que generaba), el Premio Jóvenes Investigadores de la Fundación Española de Historia Moderna.
Marta se siente muy contenta por ambos galardones, que dedica a su directora de tesis, María Luisa Candau, a su familia, su pareja, amigos y, cómo no, al departamento de Historia de la Onubense. Una gran noticia que Ruiz ha compartido con los lectores de HBN.
2 comentarios en «La Fundación Española de Historia Moderna reconoce una investigación de Marta Ruiz Sastre»
Qué orgullo de compañera. ¡Bravo, Marta! A seguir, no tienes techo
¡Enhorabuena Marta! .Te esperamos en Badajoz para celebrarlo.