Rosa Mora. Reconoce tenerles un cariño especial a las hadas madrinas, personajes entrañables que han cobrado vida gracias a la extraordinaria imaginación de Carmen Gil, profesora de Lengua y Literatura en el IES San Blas de Aracena y polifacética escritora, autora e ilustradora de cuentos, teatro y poesía para niños.
Natural del pueblo gaditano de La Línea de la Concepción, Carmen Gil confiesa sentirse ya una serrana más. A esta comarca onubense llegó hace más de tres décadas para impartir clases entre adolescentes y a ella se ha adaptado a la perfección. Precisamente el pasado mes de enero tomaba posesión como presidenta de la Asamblea de Cruz Roja en Aracena, una muestra también del compromiso de la escritora con los colectivos más vulnerables de esta región de Huelva.
Involucrada en proyectos de lo más heterogéneos, la docente señala que todo es cuestión de organizarse. Gracias a esta disposición y filosofía de vida compagina su labor como profesora de instituto con la publicación de libros infantiles, colaboraciones literarias con editoriales y revistas especializadas, la puesta en marcha de cursos de poesía, charlas sobre animación a la lectura para padres y maestros, recitales de poesía por colegios y bibliotecas, así como el desarrollo de múltiples actividades de animación como teatro, títeres, cuentacuentos, talleres de danzas del mundo y talleres de magia, entre otras.
Asimismo, Carmen Gil es fundadora del portal web de literatura infantil ‘Poemitas’. Huelva Buenas Noticias ha tenido la oportunidad de entrevistar a esta escritora cuyos trabajos han recibido reconocimientos tanto dentro como fuera de nuestro país. El premio más especial, la Medalla de Oro al Mérito en Educación que la Junta de Andalucía le concedió en 2012.
– Para comenzar, ¿Por qué se decantó por la literatura infantil y juvenil?
– Siempre me gustaron los niños y los libros. Así que conjugar mis dos vocaciones fue lo más natural del mundo.
– ¿Cuál fue el primer libro que escribió?
– El primer libro que publiqué fue Un fantasma con asma, con la editorial Kalandraka.
– ¿Imaginaba entonces que sería el primero de más de centenar?
– En absoluto. Yo soñaba con ver un libro mío en un escaparate. Y ya voy por 110, sin contar adaptaciones y colaboraciones en libros de texto. Esto no lo imaginaba, ¡ni en mis mejores sueños!
– Muchos autores coinciden en que escribir para niños es una tarea compleja, ¿Lo vive así? ¿Cuál es su secreto?
– Para mí no es complicado. Creo que conecto con ellos. A veces digo, de broma, que lo mío es una inmadurez emocional a la que le he sacado partido. Pero lo cierto es que los entiendo bien.
– De pequeña, ¿Qué le gustaba leer?
– Me gustaba muchísimo leer. Ahorraba para comprarme libros. Y los domingos era una fiesta. Al salir de misa, mi padre nos llevaba a la librería y nos compraba cuentos troquelados o tebeos. ¡Me chiflaban los de Mortadelo y Filemón! Recuerdo también, con especial cariño, la serie de Puck, de Lisbeth Werner.
– Y en la actualidad, ¿Tiene escritores de cabecera?
– Soy una lectora empedernida. Devoro los libros. Mi preferido sigue siendo Fortunata y Jacinta. Lo habré leído cuatro o cinco veces. Y si me preguntas por un escritor de literatura infantil y juvenil, Roald Dahl, sin duda.
– Dicen que los niños de hoy en día no leen… ¿Comparte esa idea?
– ¡Qué va! Creo que somos muy catastrofistas. Llevo treinta años dedicada a la enseñanza y siempre he tenido alumnos muy lectores.
– Ha publicado más de 90 libros… ¿alguno que sienta que marcara un punto de inflexión en su trayectoria como escritora?
– Cuando me piden que elija uno de mis libros, siempre me cuesta. En todos he puesto ilusión y cariño. No sé dosificarme, me entrego entera en lo que hago. Así que en cualquiera de mis libros está Carmen Gil.
– ¿Dónde encuentra Carmen Gil la inspiración?
– Aunque cuento la historia de un hada que está estrenando varita, de una bruja que se acaba de sacar el carné de conducir escobas o de un fantasma al que le ha encogido la sábana y ahora asusta en minifalda, en realidad estoy hablando de aquello en lo que creo, de lo que me preocupa o de lo que me enfada, de mis sueños e ilusiones. Así que en cada uno de mis libros está lo más profundo de mí.
– A algún libro o personaje le tendrá un especial cariño…
– A las hadas madrinas, sin duda. Siempre les digo a los niños que yo no quería ser escritora, sino hada madrina. Pero que los hechizos me salían regular: quería convertir a un sapo en príncipe y lo convertía en huevo frito. Por eso decidí dedicarme a hacer magia con las palabras.
– Escribe, pero también participa en conferencias, trabaja con títeres, ha participado en diversas campañas, y es docente, ¿Cómo llega a abarcar tanto?
– Y hace poco asumí la presidencia comarcal de Cruz Roja. Es cuestión de organizarse. Y de priorizar y poner por delante lo verdaderamente importante.
– Ha sido galardonada en numerosas ocasiones, ¿Qué premio ha significado más para usted?
– Quizá la Medalla de Oro al Mérito Educativo de Andalucía, porque la compartí con el exminsistro Maravall y el pedagogo Tonucci.
– ¿En qué proyectos se encuentra trabajando en la actualidad?
– En dos que me entusiasman de verdad. Me encantaría poder hablaros de ellos, ¡pero no debo!
– Reside desde hace muchos años en Aracena, ¿La siente ya como una segunda casa?
– Por supuesto. Vivo a caballo entre la sierra y la playa. Y paso largas temporadas en Madrid. ¡Qué más se puede pedir!
– Dicen que los gaditanos y los onubenses nos parecemos…
– Ambos son pueblos con un enorme sentido del humor y un ingenio chispeante. Me encanta que seamos capaces de reírnos hasta de nuestra sombra.
– ¿Le gustaría mandar algún mensaje a los lectores?
– Solo quiero darles las gracias por el cariño que me transmiten. Ellos sí que son un premio. Cuando voy a un cole y un padre me dice que ha tenido que llevar a su hija con fiebre porque no se quería perder mi vista… , ¡esa es la mejor recompensa a todos mis esfuerzos!
– Muchas gracias.