RFB. La ciudad y el término municipal de Moguer es, en el conjunto de una provincia que atesora una impresionante historia, un lugar destacado. Muchas páginas podrían completarse conteniendo la propia historia de esta bella localidad onubense. Y en ese denso y atractivo contenido cabrían infinidad de curiosidades, antes y después del otorgamiento de su título como ciudad por Felipe IV, en 1642. Hoy apuntamos una, probablemente poco conocida. Una curiosidad que invita a indagar para descubrir alguna pista que de sentido a la misma.
Precisamente la historia identifica claramente el perfil marino de Moguer, villa protagonista en la época del Descubrimiento que contaba con su flota y su puerto. Lo que no podíamos imaginar es que el actual -por único- Puerto de Moguer se encuentra muy lejos de su hábitat natural, el río Tinto.
Por que hoy existe un Puerto llamado Moguer en la Bretaña Francesa, concretamente en el pequeño término municipal de Plouha, de 4.397 habitantes. Y la nomenclatura de este puerto, considerado por los propios franceses como un pequeño paraiso, supone un misterio al denominarse Moguer, situándose a 1.350 kms. de ‘nuestra’ Moguer y en un territorio que, como es obvio, carece de similitud alguna en relación a esta.
Plouha es una villa de origen medieval con atractivos turísticos y que cuenta, entre otras singularidades, con mantener la tradición de que su alcalde utiliza para determinados actos una indumentaria característica de los primeros ediles de Francia, siendo el único de todo el país que mantiene dicha costumbre.
En este término municipal, y a solo tres kilometros del centro de Plouha, Puerto Moguer es un pequeño enclave situado en una de las costas rocosas del noroeste francés, llamada Costa de la Armadura. En este litoral escarpado, Port Moguer aparece como un oportuno baluarte que protege el embarque y desembarque de los pescadores de la zona, cuya flotilla se resguarda de los vientos del oeste que baten sobre el acantilado.
La modesta estructura portuaria fue construida en 1840 y, por el momento, desconocemos el nexo que condujo a ser denominado Puerto Moguer.
Un pequeño misterio que los muchos investigadores de la historia onubense y moguereña en particular pueden tratar de escudriñar a partir del apunte que realizamos desde estas páginas.
Próximas a Port Moguer están las Playas de Bonaparte y de ‘Palus’. Quizá palus pudiera ser una derivación de ‘Palos’ y tenga alguna conexión con el origen denominativo de nuestro protagonista.
Esta zona fue muy activa en la segunda guerra mundial. Desde la misma se salvaron numerosos pilotos de aviación franceses y británicos que habían sido derribados por las defensas antiaéreas alemanas y protegidos por la resitencia francesa. El territorio formaba parte de una red organizada en este sentido, con escondites, claves, señales y embarques nocturnos para despistar al enemigo alemán. Una conexión inédita entre la guerra mundial y Moguer.
Antes, la arriscada costa en la que se encuentra Port Moguer fue un espacio ideal para la actividad de los contrabandistas. Hoy, reclamo turístico, esta bonita zona se caracteriza por sus aguas cristalinas y grandes aves marinas, con unos fondos poco profundos -diez metros- donde una fauna plena de mejillones, cangrejos de diversos tipos y peces de roca hacen las delicias de los numerosos buceadores que disfrutan de su atractiva naturaleza.