Benito A. de la Morena. Intentando comprender las razones de ésta aceptación generalizada de la degradación de la vida en el Planeta, sociólogos, sicólogos y pensadores han elaborado numerosas hipótesis y teorías que analizan científica y espiritualmente las líneas de la evolución de su comportamiento humano, presentándonos debilidades e imperfecciones que, no por ser milenarias y conocidas, deben de ser aceptadas e incluidas en nuestro ciclo social y ético.
Pero los Gobiernos, tolerantes con las exigencias del mercado, pasan página confiados en la apatía popular que no quiere ver o no puede ser oída; y tal vez ahí pudiera estar la causa primigenia de la reacción de los “desatendidos”, esa gran mayoría de los seres del Planeta que acaban agrupándose en la búsqueda de una esperanza, en sectas que anulan tu voluntad y grupos en los que el respeto sólo lo impone el poder de la fuerza y del dinero, “mundos” en los que sobrevive la ignorancia, la delincuencia organizada, las redes de prostitución, la trata de blancas, la venta de niños, la droga, el juego… Empresas del placer y ocio que negocian con carne humana en un submundo carente de esos olvidados valores que priman la convivencia y la solidaridad a través del respeto, el amor, la dignidad y el honor.
La existencia de una desarmonía manifiesta en aspectos tales como demografía, producción, consumo, degradación del medio ambiente, desarrollo político, social, educacional, etc., promueve un desajuste en el ordenamiento de nuestro “hábitat” que no sabe o no puede adaptarse al fenómeno de la aceleración de los cambios en todas sus facetas.
“Ya no es el individuo quien, paso a paso, generación tras generación, impulsaba el cambio; son los cambios los que obligan al individuo a adaptarse a él”
Y con ello aparece una confusión sobre los “objetivos” más óptimos para la Humanidad que, influidos por los intereses y ambiciones de los grupos de poder, dirigen a las sociedades hacia futuros inciertos, carentes de valores morales y espirituales y de motivaciones que conllevan a un “vacío existencial” del ser humano.
Y el caso es que, en palabras del que fue Director ejecutivo del Programa de la Naciones Unidas por el Medio Ambiente en 1975, Maurice F. Strong,
“Nuestra generación cuenta con recursos, capacidad técnica y el potencial creador para mejorar la calidad y el nivel de vida de todos los pueblos de la Tierra, siempre que tengamos la voluntad política y moral de hacerlo”.
Para ello es necesaria una toma de conciencia a escala mundial, tal vez debamos de tratar de fomentar los ánimos de cooperación y convivencia así como los de la conjunción de esfuerzos y metas superando el aislacionismo y la individualización, debemos tender a una globalización real y no sólo en el sentido mercantilista del término, pues la sociedad del “tercer mundo” que supone las dos terceras partes del Planeta, necesita sobrevivir y nos lo demuestra diariamente con una emigración desordenada y cruda; nos lo declama pidiendo la paralización de las guerras que asolan sus ricos territorios cuyos diamantes, gas, petróleo.. esquilman las grandes compañías de los Gobiernos que luego les envían comida en misiones humanitarias; nos lo pide nuestro propio corazón cuando vemos a los mutilados que pisaron las minas unipersonales fabricadas y vendidas por los países occidentales que subvencionan a las ONG que se ofrecen a cuidarlos, y nos lo rebate sangrientamente cierto tipo de terrorismo fundamentalista que ha nacido de la opresión a la que le ha sometido el “mundo civilizado”.
¡Algo muy alejado del Orden Cósmico del Creador!
Deseo y necesito confiar en ese cambio hacia la racionalidad y la lógica, donde el espíritu y el alma ocupen un lugar preponderante en el sentido de la vida, pues el ser humano debe estar integrado dentro de ese “Orden Cósmico” que, una vez iniciado, siga unas leyes armónicas que nos permitan sintonizar de una forma natural con el resto de la Humanidad y los seres vivos, a través del desarrollo y evolución de una inteligencia que se apoye en la reflexión, meditación y el estudio, así como de una imprescindible sensibilidad espiritual de la que carecemos.
3 comentarios en «Posibles soluciones…»
El artículo es espléndido, no tiene despedicio. Es un diagnóstico lúcido de nuestro mundo y de las incongruencias de las políticas mundial, occidental y nacional. El gran problema ahora es cómo movilizar las potencialidades del mundo moderno para abordar soluciones coherentes y éticas. Nosotros no podemos sino aportar nuestro grano de arena con la ilusión y la esperanza de que sea útil.
Nem mais!!! Parece-me que é absolutamente fundamental que cada pessoa comece a pensar por si própria e a gerar Harmonia por onde passa independentemente da ser doentia a sociedade que a rodeia!
Una vez más, Don Benito muestra su magnífica capacidad de análisis social.
Pero esa vez, profundiza en su radiografía social, superando fronteras hasta ahora respetadas en sus escritos.
Dice: «Los gobiernos, tolerantes con las exigencias del mercado
…»
Y reclama: «Convivencia y solidaridad a través del respeto, el amor, la dignidad y el honor …»
Nos apuntamos a su reclamación y nos subimos a su carro.
Nos lleve donde nos lleve ese vehículo,aunque sea a ser hijo predilecto en el exilio. ¡Paradojas de esta sociedad!
Hoy, solamente puedo añadir algo que ya dije en ocasiones anteriores: «Dios, que buen vasallo si hubiera buen señor …» (De Mio Cid).
Mi admiración.