HBN. Antonio Abad Rodríguez Ramos tiene 39 años y es de Huelva, aunque actualmente reside en Reino Unido, donde trabaja de jefe de Prevención en Riesgos Laborales y jefe de planta en Scot West Seafoods LTD, una empresa escocesa dedicada a la importación de marisco vivo con sede en Kyle of Lochalsh, en la costa de Isle of Skye.
Las circunstancias han sido las que le llevaron a este empleo y este lugar, pues la vocación de Antonio era bien distinta. Estudió para convertirse en profesor de música, en la especialidad de percusión, en el Conservatorio Manuel Castillo de Sevilla, y trabajó posteriormente durante varios años como docente en las escuelas de Aroche, Punta Umbría, Beas, Bonares y Palos de la Frontera. Además, Rodríguez fue percusionista con la Orquesta Sinfónica de Córdoba.
A pesar de su pasión, cuando le ofrecieron un puesto de trabajo de jefe de Prevención en Riesgos Laborales y del equipo de rescate en Astilleros de Huelva en 2006 no pudo negarse, así que hasta 2012 el músico desarrolló esta otra faceta profesional. Pero llegó la crisis y Antonio perdió su empleo, buscando entonces nuevas posibilidades de desarrollo.
Primero estuvo en una empresa de Geofísica de Huelva, destinado en Serbia e Irlanda, pero la coyuntura económica seguía siendo complicada. Cogió múltiples empleos para buscarse la vida, incluso llegó a ser chófer del presidente de la República del Congo durante su estancia en Marbella y, posteriormente, seis meses en África.
En junio de 2016 le surgió la oportunidad de mudarse a Reino Unido y no se lo pensó dos veces dadas las escasas perspectivas de encontrar un buen empleo en España. Así que se trasladó a la ciudad de Kyleakin, en Highland, Escocia, un pueblecito pequeño pero «muy bonito», según comenta el onubense, y que se encuentra a sólo un kilómetro de la factoría de marisco, su lugar de trabajo.
Uno de los aspectos que peor lleva del norte es el clima, al que le está costando un poco adaptarse: «es muy diferente al de nuestra tierra y son seis meses casi de noche y seis meses casi de día. Además, los horarios son muy diferentes, a las 00:30 de la noche está todo cerrado».
Antonio describe a los habitantes de su nuevo hogar como «muy fríos. Les cuesta aceptar a la gente de fuera, pero cuando te conocen eres como uno más«. Asimismo, cuando les pregunta por la imagen que tienen de su país natal, aparte del clima, que les encanta, le admiten que no es nada positiva: «lo ven como un país de corruptos, además no entienden el maltrato animal con la tauromaquia y el abandono de perros».
Por otro lado, en estos nueve meses en Escocia, el onubense ha mejorado su inglés, ya que hasta ahora siempre que había trabajado fuera de España había estado acompañado de un traductor.
Lo que sí echa de menos de su Huelva natal es, por supuesto, a su familia, en especial a su mujer y también a sus perros, amigos y bailar bachata y salsa. Aún tendrá que esperar unos meses para volver a disfrutar de estos placeres choqueros, pues su próximo viaje al sur lo tiene previsto para el mes de agosto.
En suma, Rodríguez hace un balance positivo de esta experiencia laboral en Reino Unido, la cual recomienda a sus paisanos porque, según reconoce, «trabajar fuera te abre la mente, conoces culturas y viajas«.
Desde las tierras altas de Escocia, el onubense manda un abrazo a todos sus paisanos y, especialmente, a los que, como él, tuvieron que emigrar por culpa de la crisis.