Rosa Mora. «Me vine a Holanda hace seis meses porque, parafraseando la cita, me hicieron una oferta que no pude rechazar». Aunque reconoce que trabajar en el extranjero era una opción que siempre había tenido en cuenta, la historia de Daniel Castaño es similar a la de muchos otros onubenses que se han visto empujados a salir al exterior ante las pocas perspectivas de futuro que nuestro país oferta a personas altamente cualificadas.
Ingeniero de Telecomunicaciones por la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, este joven llegó a la ciudad de Utrecht tras una primera experiencia laboral fuera de nuestras fronteras en la capital de Irlanda, Dublín.
En la actualidad nos cuenta orgulloso que trabaja en Rabobank, «uno de los tres bancos más importantes de Holanda y tiene su sede central en Utrecht», explica Daniel. Una oportunidad que le está haciendo crecer tanto profesional como personalmente. Huelva Buenas Noticias ha tenido la oportunidad de conversar con este profesional que recuerda con cariño su infancia en Aracena y su etapa como estudiante en el IES San Blas de la localidad serrana.
– ¿En qué momento y por qué decidiste trasladarte a Holanda?
– Bueno, el paso más difícil fue salir a trabajar al extranjero por primera vez, a Irlanda hace unos dos años. Impulsado en ese caso por las pocas perspectivas de futuro que encontraba en España. Una vez llevas tiempo trabajando en el extranjero, moverte otra vez se te hace más fácil. En este caso me moví a Holanda hace seis meses porque parafraseando la cita, me hicieron una oferta que no pude rechazar.
– Cuéntanos, ¿Dónde trabajas actualmente?
– Actualmente me encuentro trabajando en Rabobank. Se trata de uno de los tres bancos más importantes de Holanda y tiene su sede central en Utrecht.
– Con anterioridad residiste en Dublín, ¿Qué supuso para ti profesionalmente?
– Mi salida a Dublín fue la mejor decisión que he tomado. Profesionalmente me supuso un salto enorme a todos los niveles y además me dio la oportunidad de trabajar en distintos roles de los que aprendí mucho. Sin embargo, no fue un salto fácil. Fui a lo seguro e intenté ir ya con un contrato asegurado, con lo que la búsqueda desde España me tomó varios meses.
– En lo que a los idiomas se refiere, ¿Cómo llevas el dominio de estos?
– El inglés es el único idioma que he necesitado hasta ahora. Llevo teniendo buen nivel desde que estuve en Madrid, donde me llevé tres años viviendo con nativos. Con respecto a otros idiomas, la verdad es que me gustaría retomar el francés o el alemán, pero necesito encontrar la fuerza de voluntad para ponerme a ello. En caso de necesitar otro idioma para el trabajo, la fuerza de voluntad viene sola.
– ¿Estaba en tus planes trabajar fuera de España?
– Siempre he querido trabajar en el extranjero. La decisión era dónde y cuándo. Al final como dije, me decidí hace dos años. Un conjunto de razones personales y profesionales me dieron la fuerza entonces para intentarlo.
– Resides en Utrecht, ¿es una ciudad agradable para vivir?
– En muchos aspectos es una ciudad idílica. Tiene un casco histórico encantador y un paisaje en general con muchos canales, como Amsterdam. Pero a diferencia de ésta, es una ciudad mucho más pequeña y tranquila. Y a su vez, al albergar una universidad importante en Holanda, también mucha vida juvenil.
– ¿Algún rincón favorito?
– Tirando un poco para nuestra tierra, el restaurante español eLe. El dueño es un personaje y la experiencia se te hace muy divertida, con comida y música.
– ¿Cómo es tu día a día?
– Los días de trabajo, cojo la bici y llego en diez minutos. El horario del trabajo es muy cómodo y me deja bastante tiempo libre durante el día. Ya en actividades que hago durante el resto del día, además del gimnasio estoy metido en salsa y artes marciales. Los fines de semana me los tomo con una filosofía más lúdico-festiva.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Holanda?
– El uso de la bicicleta. Sabía que hacen un uso muy grande de ella, pero hasta que no llegas no sabes hasta qué punto. Hay más bicicletas que habitantes, y no es una exageración, y los núcleos urbanos están organizados para dar prioridad absoluta a la movilidad en bicicleta.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– Suena a tópico, pero el tiempo. En Holanda no llueve tanto como en Irlanda, pero el frío en invierno es horrible. Tienes que ir con ropa preparada para este frío, y los guantes son especialmente delicados si vas en bicicleta.
– Sois muchos los españoles que habéis tenido que emigrar, ¿Has coincidido con muchos otros en Utrecht?
– Pues he conocido a un grupo de españoles por Facebook, y son con los que salgo generalmente por aquí. Se encuentran españoles, pero no tanto como en Dublín, allí somos una plaga, pero obviamente le damos encanto y alegría allí a donde vamos.
– ¿Qué valoras de forma más positiva tu experiencia en el extranjero?
– El reconocimiento profesional, que luego lleva acorde unas condiciones parejas. En España, y obviamente lo que más conozco es el sector tecnológico, el reconocimiento profesional es nulo. En toda esta crisis, generalmente se han aprovechado para exprimir a los profesionales y se nota muy descaradamente. Sobre todo cuando ya te mueves fuera y ves la diferencia que existe con otros países europeos. Aún asumiendo la diferencia que existe entre sus economías, ésta diferencia sigue siendo injustificadamente grande.
– Y tu familia, ¿qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– Siendo el mayor de mis hermanos, no fui el primero en marcharme al extranjero. Así que si no me hubiera marchado al extranjero, ellos me habrían dado una patada para que lo hiciera de una vez.
– ¿Qué echas más de menos?
– Volvemos con los tópicos, pero el tiempo y la comida.
– ¿Está en tus planes volver a Huelva?
– En un futuro volver a España es lo que deseo. Sería en un largo plazo, y obviamente por medio pueden pasar muchas cosas. Pero por ahora, sí, quiero volver en un futuro.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones a corto plazo?
– Aprender y ahorrar. Aprender me ayudará a progresar en mi carrera profesional, que por ahora quiero desarrollar en el extranjero. Ahorrar es una cosa que sólo podía conseguir aquí en el extranjero, y viene ya sólo si consigues lo primero.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Cualquier excusa es buena para viajar. Y si el dinero lo permite, viajar es en lo único que gastando te hace más rico, se lo recomiendo a todo el mundo. En cuanto a quien se plantea trabajar en el extranjero, animarlos porque las cosas están mucho mejor, pero también pedir un poco de cordura. No todos los perfiles profesionales tienen facilidad para encontrar trabajo en el extranjero. Y antes de dar el salto, estudiar las opciones en distintos países, preguntar en los foros dedicados a esto, planificar todo el salto: viaje, estancia, burocracia, perspectivas de encontrar trabajo, etc. Una vez teniendo todo esto, mi consejo es que cojan valor y lo intenten.
– Muchas gracias, Daniel.