Mari Paz Díaz. La incorporación de la mujer al mundo laboral y al ámbito universitario ha permitido que cada vez sea más habitual encontrarnos con científicas en puestos de trabajo que tradicionalmente eran ocupados por hombres. Sin embargo, es un largo camino en el que aún queda mucho por recorrer, de ahí que cuando vemos rostros femeninos líderes en su campo de actuación nos resulta realmente significativo. Un liderazgo que cuando se produce a escala internacional, en organizaciones que trabajan por mejorar el mundo, nos llaman aún más la atención. Así sucede con Reyes Tirado, una onubense que desde 2006 es la científica titular del Laboratorio de Investigación de Greenpeace, situado en la Universidad de Exeter, en Reino Unido. Un organismo desde el que investiga el desarrollo de programas dirigidos a luchar contra los efectos del cambio climático en la agricultura, siendo especialista en temas como los cultivos orgánicos.
Un sueño de muchos biólogos y ecologistas que ha logrado esta onubense nacida en Ayamonte, de madre ayamontina y de padre valverdeño, tras desarrollar una ardua trayectoria que comenzaba después de obtener la Licenciatura de Biología en la Universidad de Sevilla en junio de 1997. Estudios universitarios a partir de los cuales hizo el doctorado, un título logrado en 2003, estudiando la ecología vegetal en la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC) de Almería. Una investigación que continuó con diversas experiencias postdoctorales en las universidades estadounidenses de Stanford y Berkeley (California) entre los años 2003 y 2006.
Cuando se encontraba en Estados Unidos recibió la llamada de Greenpeace para que se ocupara de prestar apoyo en diversos proyectos relacionados con los ecosistemas terrestres y ayudar a dar forma a la campaña de Agricultura Sostenible de esta institución mundial. Según recuerda la propia Reyes Tirado, «estaba trabajando en la Universidad de Berkeley cuando vi en una revista una oferta de trabajo para trabajar en Greenpeace. A pesar de que entonces conocía poco sobre esta organización, mandé un correo solicitándolo y me llamaron para hacerme una entrevista. Al día siguiente me comunicaron que el empleo era mío. Valoraron especialmente mi experiencia a nivel internacional y el que fuera española, porque sabía hablar español e inglés. Para mí fue un cambio muy grande, puesto que, hasta ese momento, mi carrera se había centrado en el ámbito académico y en la investigación, y, a partir de entonces, pasé a un plano más práctico dentro del activismo ambiental«.
Hoy, diez años y medio después, Reyes continúa realizando un trabajo con el que ha visitado numerosos países, desde India, Tailandia, Filipinas, Kenia, México o Cuba, siempre con el objetivo de coordinar proyectos de investigación sobre agricultura sostenible. «Nada de lo que ha sucedido lo tenía planeado, pero me ha gustado mucho vivir estas experiencias. Me siento muy satisfecha por poder aplicar la ciencia para cambiar el mundo y contribuir a tener un planeta mejor, sin olvidar que el viajar tanto me permite aprender mucho de diferentes países, viendo en primera persona los diferentes problemas ambientales que se están produciendo. Por todo ello, mi balance del trabajo desarrollado en Greenpeace desde septiembre de 2006 hasta ahora es muy positivo», nos confiesa esta ayamontina.
Entre los programas de investigación que ha tenido la oportunidad de desarrollar se encuentran las posibles consecuencias negativas para la salud humana y el ambiente del uso de fertilizantes y pesticidas en zonas de agricultura intensiva en Tailandia y Filipinas o prácticas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero por el exceso de fertilizantes sintéticos y la producción animal en ganadería intensiva, dado que, según explica, «me interesa trabajar por una agricultura que proporcione alimentos para todos minimizando los daños sobre el medio ambiente y manteniendo una alta diversidad biológica».
Como ecóloga, otras de sus líneas de investigación han sido el estudio del papel de las interacciones entre plantas, especialmente la facilitación, en comunidades vegetales semiáridas bajo clima Mediterráneo, en los desiertos del sureste de España y en el chaparral de California (EEUU). En España trabajó más al principio que en la actualidad, habiendo diseñado estudios sobre cómo salvar a las abejas. Y es que su actividad se desarrolla fundamentalmente en otros lugares del mundo, «dando apoyo a las diferentes oficinas de Greenpeace como ecóloga terrestre y de agricultura, pero también definiendo las estrategias a desarrollar en este ámbito».
En la actualidad, Reyes nos avanza que se encuentra trabajando «en un proyecto muy bonito en Cuba, donde estuve el pasado mes de enero con el barco insignia de Greenpeace recorriendo las costas desde México al país cubano para conocer la agricultura ecológica que se está desarrollando en Cuba, dado que son pioneros en este ámbito y en seguridad alimentaria. Realmente, trabajo mucho en Latinoamérica, en México, Brasil o Argentina».
Junto a todo ello, Reyes Tirado es también madre de una niña de seis años, una tarea que, reconoce, a veces es difícil de compaginar con su empleo. En concreto, su puesto de trabajo se encuentra en Exeter, a pesar de lo cual ella ha vivido durante los últimos años en el campo, en Ayamonte. Así ha sido hasta que hace un año se mudó a Sevilla. Para esta onubense, la conciliación es una cuestión fundamental, si bien, «en el tema de la mujer y la conciliación me siento muy afortunada, porque mi jefe me apoya mucho y me permite vivir en Sevilla, donde tengo a mi hija, porque su padre se encuentra en California y aquí mi familia me ayuda mucho. Esto provoca que tenga que viajar mucho, pero gracias a internet es posible vivir en España, teniendo mi trabajo en Reino Unido».
En cualquier caso, «me encanta hablar de las posibilidades que tienen las mujeres de desarrollar su trabajo en el mundo de la ciencia. Cada vez que tengo oportunidad les enseño a las niñas actividades con las que pueden sentir curiosidad por la biología y por la ciencia en general. Creo que son campos muy destacados, porque reflejan lo que es la sociedad», afirma.
Además de todo ello, esta mujer se declara una auténtica enamorada de su tierra. Tanto que viene a Huelva casi todos los fines de semana, especialmente a Ayamonte. Precisamente, el pasado verano, Reyes puso en marcha junto a cinco chicas el proyecto ‘Ayamonte Love2Sea’, un programa nacido a raíz de que apareciera una ballena varada en las playas ayamontinas en mayo de 2016. Por el momento, ‘Ayamonte Love2Sea’ está desarrollando actividades de concienciación sobre la necesidad de cuidar la playa, labores de limpieza del litoral o actuaciones con niños.
De hecho, Reyes nos cuenta que, «aunque siempre que le digo a mi familia lo que hago o a dónde voy me comentan que les lleve en la maleta, que quieren conocer todos los lugares y los temas de activismo ambiental que visito y desarrollo, lo cierto es que lo que a mí me gusta es estar en casa con mi hija. Poder ir a la playa o al campo tranquilamente lo echo mucho de menos. A mí me encanta estar en el campo, poder pasear sin prisas, ver cómo crecen las almendras o las naranjas, ir un día de pesca o disfrutar de una jornada de playa en verano en la Costa de Huelva. Y es que tenemos un paisaje maravilloso en la provincia onubense».
En definitiva, Reyes Tirado es todo un ejemplo cuando se habla de activismo medioambiental y de liderazgo en el ámbito científico, sin olvidar que se siente muy orgullosa de haber nacido en Ayamonte y de haber estudiado en las Teresianas de Huelva. Por ello, para despedirse, esta onubense deja un mensaje para todos sus paisanos y, en especial, para las mujeres: «Tenemos mucho que defender en Huelva desde el punto de vista de la naturaleza. Tenemos una tierra que es una maravilla, donde hay mucho talento, pero hay que defenderla de cuestiones como el proyecto de gas en Doñana, los posibles efectos sobre la salud de las balsas de fosfoyesos o las consecuencias del cambio climático en nuestras costas. Tenemos el privilegio de contar con una provincia que es una auténtica maravilla y tenemos saber disfrutarla y conservarla».