RFB. Hay personajes especiales que han guiado el devenir de esta provincia. En el siglo XIX son determinantes el francés Ernesto Deligny y el aleman Guillermo Sundheim. Con sus nombres de pila españolizados desarrollaron una carrera profesional y empresarial cuya huella ha determinado lo que es hoy Huelva en muchos aspectos. El primero abrió el camino de la industralización minera en nuestro territorio y el segundo, a partir de esta, fue generando negocios en cierto modo diversificados que incidieron de forma notable en la vida de los onubenses.
Sundheim lo impulsó todo entonces. Creyó incluso que esta provincia llegaría más lejos en su desarrollo de lo que al final sucedió. Una buena pregunta sería el porqué del error en sus previsiones. Pensó que el motor minero proporcionaría un crecimiento que situaría a Huelva como la capital del sur de Europa. Quizá llegó a intuir que ese desarrollo la posicionaría incluso por encima de Sevilla en el plano económico e industrial. Se equivocó.
Como prueba de esas expectativas, una vez propiciada la operación de venta de las minas de Rio Tinto, promovió las líneas de ferrocarril que nos unirían con Sevilla y Extremadura. Estas líneas nunca fueron rentables, pero ahí quedaron para reducir en su momento y de forma exponencial el aislamiento tradicional de Huelva.
Pero este sin duda mago de los negocios -al final siempre salía o rico o indemne- erró de forma más evidente con un proyecto que, afortunadamente, legó para esta ciudad un complejo de edificaciones de especial singularidad, la Casa Colón. Proyectado y construido como hotel por José Pérez Santamaría -me pregunto si sería pariente de los célebres hermanos Braulio y Baldomero Santamaría, abogado y escritor, y acreditado fotógrafo, respectivamente- fue el resultado de la capacidad de convencimiento de Sundheim, que consiguió que Hugh Matheson -el presidente de la Rio Tinto Company-, su socio Carlos Doesch, y la propia RTCL, conformaran junto a él y otras personalidades un consorcio -denominado Huelva Hotel Company– para construir y explotar el que pretendía ser el mejor hotel de Europa. La viabilidad del negocio venía determinada por las expectativas de crecimiento y generación de riqueza que el desarrollo minero en teoría debería impulsar en esta provincia y que se plasmaría en que Huelva se constituiría en el principal puerto de España.
En este sentido siempre me gusta referenciar una cita del ingeniero Joaquín Gonzalo y Tarín, que resaltaba que en su tiempo llegaron a estar fondeados en la ría de Huelva hasta ochenta vapores simultáneamente a la espera de carga y/o descarga.
El Hotel Colón se construyó entre 1881 y 1883, con calefacción a gas en sus cuatro edificios separados por hermosos jardines. El edificio principal poseía trece suites principescas, en los edificios laterales -hoy pabellones de Levante y Poniente- estaban ubicadas habitaciones dobles y simples, y en el edificio situado más al norte se encontraban las cocinas, el restaurante, la sala de billar y la biblioteca.
En 1891 Rodrigo Amador de los Ríos lo describía como el summun del lujo, del confort y el buen gusto arquitectónico.
Amador de los Ríos era de Madrid, por lo que no tenía necesidad, como otros escritores autóctonos, de ensalzar un conjunto de edificaciones que para los lugareños constituía motivo de orgullo. El viajero francés Germón de Lavigne califica en sus escritos al pasar por Huelva al Hotel Colón como un establecimiento excepcional, de alguna forma ‘impropio’ de las dimensiones de esta ciudad.
Por poco no se aloja en el hotel Alfonso XII, en su visita a Huelva en marzo de 1882, hace ahora justo 135 años. El Hotel Colón estaba entonces en obras por lo que el rey pernoctó -aun habiendo sido invitado a la propia casa de Subdheim, cerca del Hotel que se estaba edificando- en un buque de la Armada anclado en la ría.
Nuestro protagonista en obras avanzadas fue inmortalizado por Alfonso Roswag en la conocida vista de la casa Jean Laurent, y que publicamos en este artículo. Quién si pudo al finar hacer uso de sus suntuosas instalaciones fue su mujer, la reina María Cristina, que diez años más tarde como regente presidiría junto a su hijo niño, Alfonso XIII, los actos conmemorativos del IV Centenario que se celebraron en octubre de 1892. En este año el todavía hotel Colón fue fotografiado por Diego Pérez Romero, Baldomero Santamaría y Francisco Cerezo.
Antes, en 1890, un viajero británico mandó una carta, que nos sirve de ejemplo y que hoy publicamos también en este artículo, en la que contando a su primo vicisitudes de su viaje por estas tierras -por ejemplo hace la visita a La Rábida desplazándose en un barco a vela desde Huelva- recalca como puede leerse que el Hotel Colón era el mas confortable de España.
No obstante, la realidad castigó sin compasión al consorcio Hotel Huelva Company, de modo que en 1896 la Rio Tinto acabó comprándole al resto de socios sus participaciones y reconvirtió el Hotel en residencia de sus directivos, constituyéndose desde entonces en el principal referente social de las Islas Británicas en Huelva. Noventa años después, en 1986, la heredera de la RTCL, Unión de Explosivos Rio Tinto, acordó una permuta con el ayuntamiento de Huelva, pasando este magnífico símbolo histórico al patrimonio de la ciudad. Un feliz hito que, aunque tuvo el empañamiento del derribo del bonito pabellón norte, en cualquier caso nos permite hoy sentirnos verdaderamente orgullosos de su existencia.
6 comentarios en «Cuando la Casa Colón de Huelva era el mejor hotel de Europa»
En Europa habia Hoteles excelentes decadas antes de que se abriese el Colon…creo que es exagerado calificarlo el mejor de Europa.
Enhorabuena Moncho, poquito a poquito, cachito a cachito, vamos conociendo cosas importantes de nuestra Huelva. El Hotel Colón ha sido uno de los edificios emblemáticos de nuesta ciudad y lo has sabido dar a conocer a través de la aporación de otros datos. Felicidades, así lo atestiguan los más de 1500 Me Gusta que tiene el articulo.
Magnífica labor.periodidtica
Pues no es la primera vez que lo hemos oído por estos lares. Algunos no es,que lo duden, es que no les agrada. Ya sabemos que la «bota» no lo dejó despegar y sigue con el freno puesto.
EVIDENTEMENTE CUANDO SE INAUGURÓ ERA EL MEJOR, O DE LOS MEJORES DE EUROPA. CLARO QUE ANTES TAMBIÉN LOS HABÍA EN EUROPA.
Hermosa construcción, resguardada de los vientos frios del norte, por el cabezo de la Esperanza, y su vista a la ria con su marismas del Odiel,( reserva de la bioesfera) en el sur.