Rosa Mora. «¿Un sueño que cumplir?, que de mi taller salga la guitarra perfecta», ése es el deseo y la constante aspiración del artesano valverdeño Manuel Rosa Palanco, cuyas manos han dado vida a decenas de guitarras flamencas, símbolo por excelencia de la tradición y la cultura andaluza.
Amante y aficionado del flamenco, el onubense desembarcó en este laborioso oficio casi de forma casual, a raíz de la apuesta de un amigo. Aceptó entonces un reto: el de construir desde cero una guitarra, sin ser consciente de que lo que comenzó como ‘un juego’, llegaría a convertirse en la gran pasión de su vida. «Mis inicios fueron muy bonitos. Desde muy joven tenía ganas de hacer una guitarra, pero la verdad es que nunca me había puesto en serio hasta que un amigo me desafió con una apuesta. No paré hasta conseguirlo, y hasta hoy», explica a Huelva Buenas Noticias, Manuel Rosa Palanco.
Acompañado siempre por el deseo de aprender y mejorar, virtud que caracteriza a los grandes maestros artesanos, el valverdeño reconoce la influencia de su padre en su trayectoria como luthier. «Él -refiriéndose a su progenitor- además de ebanista, tallista y escultor ha sido un profesor inmejorable para mí». Asimismo, Manuel Rosa se muestra incapaz de nombrar un sólo luthier al que tenga como máximo referente, «no me puedo quedar con ninguno en concreto, ya que me gusta un poquito de cada uno, tenga un nombre reconocido o no».
Como es fácil de imaginar, el proceso de construcción de una guitarra de forma artesanal conlleva el manejo de diferentes técnicas que comienzan a ponerse en práctica una vez llevado a cabo el primero de los pasos, y no por ello más sencillo: la selección de la madera. «Es difícil describir el proceso de construcción de este instrumento, ya que cada artista sigue unos pasos concretos según su creencia, aprendizaje, o lo que quiera como resultado final. En mi caso, empiezo por observar la madera, eligiendo la combinación de éstas según el resultado que quiera el cliente específico. Posteriormente, comenzamos a preparar la tapa armónica y a darle forma a los aros. En seguida pasamos a pegar el fondo y, mientras se espera el secado de la cola, vamos preparando el mástil para pegarlo a la tapa. Una vez seco, le pegamos el fondo y dejamos la guitarra cerrada. Continuamos con el diapasón y el puente, siguiendo con los trastes. Una vez terminada y lijada, empezamos con el barnizado, que lleva unos cuantos días. Por último, el clavijero, le preparamos los huesos, le ponemos las cuerdas… y lista para hacerla sonar», nos explica el luthier. Cuestionado por el paso más complejo de todo este engranaje, el artista lo tiene claro, «desde que se empieza la guitarra hasta que se termina, todo su conjunto es complejo«.
Aunque su destreza le ha llevado a construir guitarras de todos los modelos -también clásicas- Manuel Rosa Palanco nos confiesa que, como amante del flamenco, «son éstas -las guitarras flamencas- las que mejor me salen», asegura. Asimismo, incide en que, a pesar de que se trate de un campo abierto a la innovación, «personalmente soy muy clásico y no me gusta mucho salirme de lo tradicional», nos explica.
Son muchos los guitarristas que a día de hoy han confiado en la labor de este veterano luthier. Su humildad, no obstante, le lleva a no querer destacar ninguno de ellos puesto que «sería injusto quedarme tan sólo con uno, ya que todos me han ayudado a seguir con este trabajo», nos cuenta. En cuento a sus retos, «mi aspiración -añade- es poder sacar la guitarra más completa , y trabajar toda mi vida de lo que me gusta que es esto, construir guitarras».