Mari Paz Díaz. Nacida en Niebla, la conservadora – restauradora de Bienes Culturales María José García Mora cuenta con una dilatada trayectoria que le ha llevado hasta el corazón del Archivo y la Biblioteca de la mítica Alhambra de Granada. Licenciada en Bellas Artes con la especialidad de Conservación y Restauración de Obras de Arte por la Universidad de Sevilla y Graduada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la Universidad de Granada, esta onubense también posee un Máster en Historia del Arte, Conocimiento y Tutela del Patrimonio por la Universidad de Granada. Una amplia formación que le ha permitido desarrollar una intensa labor como conservadora y restauradora, tanto en empresas privadas como en instituciones públicas, además de disfrutar de diversas becas y estancias de formación a lo largo de su carrera.
Una intensa trayectoria académica y profesional que inició en el año 2009, cuando, tras finalizar la Licenciatura en Bellas Artes en la especialidad de Conservación y Restauración, comenzó a trabajar en el Museo Diocesano de Bellas Artes de Córdoba como restauradora de pintura de caballete. Tras esta etapa, la joven onubense se trasladó a Granada para comenzar su posgrado, estudios que compaginó con un empleo en una empresa de conservación y restauración de bienes culturales durante los años 2010 y 2011. Un trabajo que le dio la oportunidad de colaborar con proyectos de enorme interés, como la limpieza mediante tecnología láser de la fachada manierista de la Iglesia del Perpetuo Socorro de Granada, la conservación del Pórtico del Palacio de las Columnas de Granada, la restauración de la Sillería del Coro Alto del Convento de San Antón de Granada o la intervención de diversas pinturas de caballete, pertenecientes al mismo convento entre los siglos XVIII y XIX.
Luego, cuando el número de trabajos de restauración se redujeron a causa de la crisis económica, decidió marcharse al extranjero. Lo hizo a través del programa de becas europeo Leonardo da Vinci, con el que tuvo la suerte de ser seleccionada para formar parte del equipo de intervención del Museo Nacional del Bargello en Florencia, unos meses en los que asegura que «disfruté de la ciudad del arte, cuna del Renacimiento, de su gente y gastronomía, y traté de nutrirme en cada momento vivido en esta preciosa ciudad y su entorno».
A su regreso a España, María José García se matriculó en el nuevo Grado de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universidad de Granada, gracias a lo cual pudo entender esta profesión desde una nueva perspectiva: la restauración como ciencia. Durante esta etapa, esta iliplense consolidó conocimientos y adquirió otros nuevos. Sin embargo, para ella, lo más importante fue «descubrir nuevas especialidades, como la conservación y restauración de material arqueológico y documento gráfico, de la que definitivamente me enganché». Y, mientras hacía la carrera, colaboró con una empresa de arqueología, en la que realizó diferentes proyectos relacionados con la conservación y restauración de material cerámico.
A esta experiencia más que consolidada se unió un nuevo reconocimiento en 2013: el ser elegida como una de los cinco conservadores-restauradores seleccionados para el Plan de Estancias 2013 del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. A través de este plan, participó en el proyecto de conservación y restauración de los lienzos que decoraban la biblioteca de la casa del poeta Juan de Arguijo, hoy en el Palacio de Monsalves. Unas pinturas que datan de principios del siglo XVII y que están atribuidas al pintor Alonso Vázquez, declaradas Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía.
Pronto volvió a Granada, en esta ocasión, para colaborar con otros restauradores en los trabajos de conservación y restauración de obras escultóricas del autor Juan Cristóbal González, imágenes que fueron intervenidas para la exposición ‘Juan Cristóbal Escultor (1896-1961)’, realizada por el Patronato de la Alhambra y Generalife. Fue su primera experiencia en la Alhambra.
De hecho, al finalizar este proyecto, todavía en 2013, María José comenzó a trabajar en uno de los lugares más especiales de su trayectoria profesional: el taller de restauración de documento gráfico del Archivo y Biblioteca de la Alhambra y Generalife. Lo hizo a través de una empresa especializada en conservación y restauración de documento gráfico. A partir de este momento, ha desarrollado una constante actividad recuperando el patrimonio documental de ámbito andaluz. Una interesante experiencia que hemos querido conocer en HBN a través de esta entrevista.
-María José, ¿cuándo decidiste que tu profesión se centraría en el documento gráfico? ¿Fue por vocación o un descubrimiento?
-Ha sido y sigue siendo un descubrimiento apasionante. No sabría decirte exactamente en qué momento decidí dedicarme a esta disciplina, donde arte y ciencia van de la mano. De alguna manera, siento que siempre ha estado en mí y, a día de hoy, sé que elegí bien, porque cada día aprendo algo nuevo. Soy restauradora por vocación, pero también he tenido una gran suerte y he contado con el apoyo incondicional de mi familia. Ambas circunstancias me han permitido descubrir la profesión y llegar hasta dónde me he propuesto.
-¿Ha influido en tu trabajo de algún modo el ser de Huelva?
-Crecí rodeada de la belleza de las murallas y monumentos de mi pueblo, de Niebla. Desde muy joven, sus rincones, llenos de aromas, luces y colores, han alimentado mis sentidos. Siempre he tenido interés por el arte y los libros. De niña pasaba las horas dibujando, leyendo y tocando mi teclado. Una de mis asignaturas preferidas era Educación Plástica y Visual. Me encantaban las clases del profesor José María Peña. Aún hoy las recuerdo con mucho cariño.
Bajo este marco decidí estudiar Bachillerato de Artes en la Escuela de Artes y Oficios León Ortega de Huelva, donde tuve mi primer encuentro con la formación artística, siendo una de las etapas más enriquecedoras de mi adolescencia. Huelva carecía -y carece- de estudios superiores en Artes, por lo que me trasladé a Sevilla, donde me matriculé en la Licenciatura de Bellas Artes. Y, tras cursar la asignatura de Técnicas de Conservación y Restauración, decidí especializarme en Restauración de Obras de arte.
Por aquel entonces, el programa académico de la facultad no respondía a mis inquietudes personales. Era muy general, con escasas optativas que permitieran a los estudiantes cursar con mayor profundidad asignaturas relacionadas con ciencias como la Química, la Biología o las técnicas de análisis aplicadas a la conservación y restauración del patrimonio. Así que, atraída por el dinamismo cultural de la ciudad y su entorno, me desplacé a Granada, donde conocí el mundo de la conservación del papel. Comencé mis estudios de posgrado y definí mi línea de especialización: la conservación y restauración de documento gráfico.
-Una intensa actividad académica que has complementado con una formación continua.
-Sí. Han sido casi ocho años muy intensos. Me encanta estar al día de lo que se cuece en mi profesión, por lo que no dejo de formarme y actualizar mis conocimientos a través de cursos especializados en los últimos avances en tratamientos y procesos pioneros en conservación y restauración de documento gráfico. La formación continua es una constante en mi vida profesional, no solo por haberme ofrecido nuevas oportunidades laborales y plantearme nuevos retos, sino porque considero que es imprescindible para ofrecer el mejor servicio.
-¿Qué momento de tu trayectoria te ha marcado más?
-Una de las etapas más enriquecedoras de mi profesión fue la que viví en el Museo Nacional Bargello en Florencia. Tuve la gran oportunidad de colaborar en la restauración del relieve cerámico ‘Madonna col Bambino ed Angeli’, del escultor Luca della Robbia, y la realización de la copia de la ‘Giunone e pavoni’, de Bartolomeo Ammannati. Fue, sin duda, una gran experiencia que me permitió crecer, tanto a nivel personal como profesional.
-Ahora trabajas en la Alhambra. ¿En qué consiste la labor que estás desarrollando?
-Estamos finalizando la conservación y restauración de parte del fondo de la Capitanía General del Reino de Granada y Alcaldía de la Alhambra. Se trata de un fondo compuesto por legajos de los siglos XV al XVIII, en su mayoría de papel manufacturado.
-¿Cuáles son los objetivos de este proyecto?
-Las labores de conservación y restauración persiguen la estabilización de las obras. Para ello, previamente, se realiza una serie de pruebas analíticas y ensayos previos con el fin de recabar información acerca del conocimiento de los materiales y del estado de conservación que presentan, permitiéndonos determinar el tratamiento de intervención más apropiado. Según el diagnóstico, se llevan a cabo tratamientos encaminados a estabilizar tanto el soporte celulósico como las tintas. Algunos de los tratamientos más comunes son la limpieza mecánica y química de los documentos, su desacidificación y consolidación, inhibición de microorganismos, reintegración del soporte, cosido y montaje e instalación de los documentos.
-Eso quiere decir que todavía queda mucho por descubrir de la Alhambra y su cultura…
-Al releer un libro descubres nuevos aspectos de los que anteriormente no te habías percatado, dándote una nueva perspectiva de su contenido. Con la Alhambra pasa algo similar. Sin duda, la Alhambra es un maravilloso libro abierto, no solo por las miles de inscripciones que encontramos en todos y cada uno de sus rincones, sino que, además, la escritura epigráfica árabe ensalzaba a gobernantes y monarcas y mostraba reverencia a Alá, pero también tuvo una importante labor ornamental. Y, a pesar de los siglos transcurridos, la Alhambra no deja de estar descubierta del todo.
Uno de los últimos hallazgos se ha producido recientemente, tras los trabajos de restauración en las maderas que cubren el Templete oeste del Patio de los Leones. Los restauradores del Taller de Restauración de Madera policromada del Conjunto Monumental descubrieron nuevos dibujos nazaríes, ocultos tras algunas de las piezas de la techumbre, que data del siglo XIV. Son dibujos vegetales, formas geométricas, siluetas de animales y trazados ornamentales que han permitido descubrir el uso de nuevas técnicas de trazado y decoración que los artesanos nazaríes empleaban en sus obras. Así que, como comentabas en la pregunta, sí pienso que todavía queda mucho por descubrir de la Alhambra. Y espero que nos siga sorprendiendo.
-¿Qué se siente trabajando en la Alhambra?
-De alguna manera, es un orgullo saber que estás contribuyendo a la conservación de la historia de uno de los monumentos más emblemáticos de nuestro país. También es una enorme responsabilidad. Recuerdo que la noche antes empezar a trabajar no pude dormir debido a lo emocionada que estaba. Desde entonces han pasado tres años. Tengo que reconocer que trabajar en este lugar me ha supuesto un gran estímulo y me ha servido para recuperar el entusiasmo por una profesión maravillosa, a la vez que ha exacerbado más aún mi curiosidad por trabajar en el campo de la conservación del patrimonio documental y bibliográfico.
-¿Por qué sigue generando tanto interés este lugar mágico?
-Sin duda, por su sutil belleza. La armonía y luz que se percibe desde fuera, no solo ha despertado la sensibilidad de los miles de visitantes que la visitan a diario, sino de destacados pintores, poetas y literatos románticos que supieron plasmarla en sus obras, encontrado su fuente de inspiración en los matices exóticos y orientales del monumento, como fueron Whashington Irving, John Frederick Lewis, Alejandro Dumas, David Roberts, Jean-Auguste-Dominique Ingres, Eugène Delacroix o Mariano Fortuny, entre otros. Ésta es, precisamente, su clave más mágica: la belleza. Y a través de ella es como puede llegar a entenderse el misterio de su perfección, de su misticismo y armonía, capaz de seducirnos al primer encuentro.
-¿Tienes previsto algún otro proyecto?
-Sí. Tenemos algunos proyectos en marcha que se irán desarrollando durante este año 2017. Mi intención es la de continuar mi labor profesional en el campo de la conservación, restauración y difusión del patrimonio documental y bibliográfico, recuperando así parte de nuestra memoria escrita y gráfica.
-¿Hasta cuándo tienes previsto quedarte en Granada?
-De momento, ya son ocho los años que llevo viviendo en esta singular ciudad. ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe. Eso sí, a pesar del tiempo que llevo viviendo fuera, no me he desvinculado de mi ciudad. Viajo con frecuencia, siempre que el trabajo me lo permite, para estar con la familia y amigos, y en ocasiones también para plantear proyectos.
-¿Cómo se ve Huelva desde fuera?
-A pesar de su diversa y gran riqueza cultural, Huelva sigue siendo una gran desconocida. Pienso que se debe a la crisis económica que estamos sufriendo, pero también a la gestión de los recursos con los que se cuenta. El problema no solo reside en lo económico, sino en algo que aún me preocupa más, pues creo que se trata de un problema de conciencia. Desde los ámbitos públicos y políticos, la necesidad de conservar y recuperar el patrimonio histórico es escasa. Aún no nos hemos dado cuenta de que la contribución a la conservación del patrimonio favorece el desarrollo social y económico de una ciudad o municipio, y que sólo a través de políticas de gestión adecuadas y coordinadas por profesionales del sector podemos conseguirlo. Pensemos en el patrimonio cultural como una opción en tiempos de crisis y en la conservación del patrimonio como reclamo turístico a través de parámetros como su difusión y mantenimiento.
-Siendo así, ¿te gustaría enviar algún mensaje a los onubenses para finalizar?
-Los onubenses sabemos que Huelva es un lugar de encuentro entre culturas y destino elegido por diversas civilizaciones y pueblos que a lo largo de los siglos nos han dejado una rica y única herencia cultural. Entre todos debemos hacer un esfuerzo por preservar este extraordinario legado fomentando actitudes de respeto y convivencia. Este año he leído noticias muy tristes relacionadas con la destrucción de parte de nuestro patrimonio, algo ya irreemplazable, con las que todos hemos perdido. Me refiero al caso del yacimiento arqueológico de La Orden. Esto no puede volver a suceder. Y, sin más, me despido felicitándoles las fiestas y con esta maravillosa frase de Philip Ward, inspiradora y llena de luz en estos tiempos que corren, también para la cultura. Feliz Navidad y buena entrada de año Huelva:
“Nuestro patrimonio es todo lo que sabemos de nosotros; lo que conservamos de él, es nuestro único testigo documental. Nuestro faro en la oscuridad del tiempo; la luz que guía nuestros pasos. La conservación es el único medio para preservarla. Es un compromiso no al pasado, sino al futuro.»
Philip Ward, The Nature of Conservation – A Race Against Time (1959)
1 comentario en «La restauradora María José García Mora, una iliplense en el Archivo y Biblioteca de la Alhambra y Generalife de Granada»
Bien estudiado y currado. Un ejemplo para muchos el sacrificio y esfuerzo para llegar a ser de las mejores. Saludos Maria Jose