Antonio Martínez Navarro. Luis Manzano también le abrió sus puertas al Cuento. En este sentido, tenemos un original de tres únicas páginas de uno denominado “Onuba Estuaria” que, Dios mediante, sacaremos del olvido en este hospitalario diario digital.
En el “Diario de Huelva” del domingo 29 de julio de 1928 se le hace una entrevista firmada por “Frascus” (Moreno Ortigosa) en la que se recogen no sólo los interesantes proyectos del escritor paisano, sino ráfagas bellísimas del estilo periodístico de Moreno Ortigosa.
Empieza así: “Nos sorprendió una de estas noches en la redacción la visita inesperada de Luis Manzano, el triunfante autor de “La Perla de Rafael” y de “Doña Tufitos”… y de “Papá y mamá”, que aunque no obtuvieron el éxito de las primeras citadas, elevaron muy notablemente su capacidad.
Venía acompañado de Julián Monís, otro ilustre y característico onubense y de Veguita, el popular Veguita, tan “choquero” y casticista.
“Saludos y un fuerte abrazo, no sin gran trabajo por mi parte, pues mi efusión se quedó en la mitad, ya que no me fue posible abarcar bien el formidable perímetro torácico del coautor de “Lo que no muere”.
La visita, a altas horas de la madrugada, y sorprendidos en pleno desciframiento de la confluencia taquígrafa, fue breve.
A la noche siguiente tropezamos en la calle con Manzano y le recordamos nuestro propósito, y en plena vía pública se ofreció….;
“Papá y mamá” era y es una comedia en tres actos, cuyos principales papeles fueron desarrollados en el proscenio por Irene Alba, en “Cruz”; Juan Bonafé en “Quico Villagrán” y Julia Caba interpretaba a “Crucina”.
Su amistad con el poeta Manuel de Góngora Ayustante (Granada, 1889-Buenos Aires, 1953), le llevó a escribir en versos el drama “Un caballero español”, viñetas de la Guerra de la Independencia, en el año 1928. Todo en él sucede a impulsos y bajo la admiración que ambos autores tenían a Benito Pérez Galdós. En este sentido, el escritor canario fue para el novelista por excelencia. La gran atracción que ejercía don Benito sobre él le hacía que conociera sus personajes con toda clase de detalles, como si fuesen de la familia. “Fortunata y Jacinta”, “La Fontana de Oro”, “Los episodios nacionales”, “Marianela”, “Doña Perfecta” y otros personajes retratados en otras obras del mencionado novelista eran nombres que sonaban eu su casa de manera continuada como si fuesen amigos o familiares que se acercasen a visitarlos.
En “Diario de Huelva” del domingo, 18 de noviembre de 1928, Luis Manzano abre su corazón a un periodista zaragozano. De aquella entrevista entresacamos lo siguiente:
<<… ¡Viva Madrid! A raíz de su primer estreno, asiduo visitante de las tertulias teatrales de la Villa y Corte, su vida de estudiante le merece los mejores recuerdos. Pedro Muñoz Seca era su compañero de tertulia en el Café “Nueva España”. Otro de los contertulios, Manolo Garrido “Mo”, fue un caricaturista célebre, después Secretario del Ayuntamiento de Huelva…>>
“Actualmente… tengo terminados dos actos de una comedia en tres, que título EL DIFUNTO ERA MAYOR, algo grotesco y sentimental y que destino a Valeriano León, para que se luzca en el tipo central de la obra. Le leí los dos actos ya terminados y quedó sinceramente entusiasmado. El tercer acto se lo entregaré antes del estreno…”
Y en efecto “El difunto era mayor” fue un gran éxito para Luis Manzano. ”Diario de Huelva” del viernes, 6 de septiembre de 1929 así lo proclamaba con el título de “Un gran éxito teatral de Luis Manzano”:
<<La última producción teatral de nuestro ilustre paisano, amigo queridísimo y autor reiteradamente sancionado con el aplauso unánime de todos los públicos de España, don Luis Manzano. “El difunto era mayor” ha sido estrenada en el teatro del Centro, de Madrid, en la noche del miércoles, con éxito grande y rotundo.
Como se sabe, “El difunto era mayor”, comedia dramático-grotesca, fue estrenada con magnífico suceso en el teatro principal de Zaragoza, por la Compañía de Valeriano León y Aurora Redondo, la misma que ahora la ha dado a conocer al público madrileño.
En Huelva ha sido representada esta obra con éxito bastante discutible, que debe achacarse más a la deficiente interpretación que tuvo la obra que a la bondad evidente de la comedia, aplaudida con gran calor y satisfacción, primero en Zaragoza y ahora en Madrid.
Felicitamos de todo corazón a nuestro entrañable amigo y paisano por este nuevo y legítimo triunfo, que viene en algún modo a mitigar la tremenda desgracia que sobre él pesa en estos momentos con la muerte recientísima de su adorada madre>>.
Dejemos que la mano excepcional de don Manuel Manzano Monís, doctor en Arquitectura e hijo de don Luis Manzano Mancebo, nos enseñe la génesis de la obra “La Perla de Rafael”:
<<…Su mérito fue que ya no iba a abandonar estas tareas (la de crear letras para canciones, añadimos nosotros) y sobre todo la del teatro. Tengo presente ante mí, como una luminaria asociada a los recuerdos, una visita que hice con él al Museo del Prado. Allí, frente a los lienzos de la Escuela Italiana, me enseñó por primera vez el cuadro del pintor de Urbino, conocido como “La Perla de Rafael”. Y delante de aquellos tintes azulados del manto de la Virgen y del fondo gris del cielo, junto a las nacaradas y tiernas carnes del Salvador y de San Juan Bautista, me dijo: “De este cuadro va a salir, hijo, otra comedia que se llamará igual que el cuadro: “La Perla de Rafael”. Y había de verla yo de nuevo en mis doce años puesta y trasladada al teatro “Fontalba”, cuando la ilusión por la pintura y mis inclinaciones, me llevaban a la admiración de mi padre que con palabras volvía de nuevo a resucitar en las letras, el tema candoroso de los ojos de la Virgen que contemplaba a su Hijo con unción y recogiendo gozo. El éxito de la comedia fue enorme en la noche del 5 de diciembre de 1925 y Carmen Moragas y Ricardo Puga recogieron con él una crítica llena de elogios y de esperanzas. Era la época de la Castellana, de los últimos coches de punto, del auge de la Parada en la Plaza de la Armería, adornada de húsares y de lanceros, de las niñas bien, de las “carabinas” celosas de la honradez de aquellas muchachitas que paseaban por Madrid sus cortos años, sus faldas por la rodilla, sus flequillos y sus cabelleras recordadas a lo “garzón”. Mi padre observador e incluso humorista, lleva a la comedia este tipo de señorita de compañía, abnegada, austera y a veces ridícula, que arrastra un drama íntimo de viudez o de celibato, lleno de estrecheces disimuladas soportadas con el honor y la dignidad de muchas mujeres de la clase media española…>>.
Luis Manzano creía firmemente en el personaje – con los seis de la famosa comedia de Luigi Pirandello- aparece ante el autor reclamando el derecho a vivir su drama o su suerte. Este personaje no viene de fuera, sino que brota de la mente del autor. Como “Paca Faroles” que nació del soplo espiritual del autor. En el diario “La Provincia” del viernes 10 de abril de 1931 queda presentada el citado personaje:
<<Nuestro querido amigo y paisano, Luis Manzano, acaba de obtener un nuevo triunfo. Ha sido este en el teatro Lara de Madrid con el estreno de su última producción “Paca Faroles”, comedia de excelente factura en la cual pone su autor sus relevantes dotes de comediógrafo. La representación de “Paca Faroles” fue un rotundo éxito y Luis Manzano recibió del público la más unánime y entusiasta de las ovaciones
La prensa madrileña en su crítica hace calurosos elogios de esta obra coincidiendo en que es de un indiscutible valor.
Celebramos muy de veras cuanto antecede y felicitamos a Luis Manzano…>>.
Dos años más tarde, todavía seguía estrenándose en provincias. A este respecto, el diario La Provincia” se detenía de nuevo en la obra:
<<”Paca Faroles” de Luis Manzano estrenada en 1933. Alrededor de “Paca Faroles” se mueven los demás protagonistas y Paca da la fisonomía de mujer andaluza.
“Paca Faroles” tasa un tipo estupendo de protagonista, y las pinceladas de su pasado se ven que están dadas por el mismo creador de “Doña Tufitos” que se asoma en el ambiente de “Paca Faroles”.
Esta obra fue editada por la Sociedad de Autores
Con la obra “La fama del tartanero” Luis Manzano forma una cohorte invencible con el poeta Manolo Góngora, su gran amigo, la música de Guerrero y los artistas del teatro “Calderón”, de Madrid. El triunfo de esta zarzuela es completo. Así se explica que la noche de su estreno la inmensa sala del citado teatro estuviese rebosante de público y que en él figurara lo más notorio en arte, prensa y gran mundo de Madrid. Lógicamente la prensa de la capital onubense se rendía a un nuevo éxito de su paisano el martes, 12 de enero de 1932:
<< ¿La decadencia del teatro lírico?… ¡Sí, si…! Si el lector hubiera asistido al estreno de “La fama del tartanero” en el teatro Calderón, observaría que todo eso de la decadencia del teatro”, es un cuento que lanzan por el mundo los malos autores, los malos músicos y los malos empresarios.
“Hasta el techo” de público. El lleno no pudo ser mayor, porque el teatro no daba más de sí, a pesar de ser uno de los mayores que tiene la capital de la República. Estrenaba un gran poeta, -Manolo Góngora,- en colaboración con otro gran escritor –Luis Manzano-, y por si esto era poco, un músico como Guerrero, y una compañía tan completísima como la que presenta el teatro Calderón.
Zarzuela clásica donde se mueven soldados, mozas y tenorios, como el “tartanero” que no hay mujer que no caiga ante su arrogancia varonil y simpática.
Una zarzuela que la vimos tres veces repetidas en la misma noche, ante el entusiasmo de los espectadores, pidiendo oír de nuevo desde el número “Son los celos” en los que se compenetran músico y poeta, hasta el final del primer acto donde culmina el maestro Guerrero y los autores elevan su labor a lo más alto también, dejando ya cimentado el éxito que aumenta en los dos actos siguientes hasta entusiasmar a los espectadores.
Si el músico se guía del público, nos amanece en el teatro “Colón”, repitiendo número de “La fama del tartanero”, que ha venido a llenar un hueco en el arte teatral. ¡Ya era hora de que saliera una zarzuela capaz de hacer salir al público de sus casas, para recrearse unas horas sin chabacanería de ninguna clase!
Manolo Góngora y Manzano lo han conseguido con la música de Guerrero y los artistas del Calderón.
José Luis Lloret, desde su salida a escena, se hizo por completo el dueño de la situación. Allí había arte no solo en su voz maravillosa, sino en su gesto, y en su mímica para decir y para sentir su vida errante de enamorado tartanero cuya fama se acaba al enfrentarse con la muchacha más guapa de Vejer, hija del propio tartanero.
Zarzuela clásica, limpia, subyugadora, de tipos admirablemente trazados y de escenas de gran interés. Zarzuela que llenará el teatro Calderón mucho tiempo, mientras otros autores, músicos y empresarios seguirán hablando de crisis teatral. Crisis… en sus cerebros, debieran decir. El arte no puede estar en crisis nunca, a menos que se le mixtifique como hacen los que siempre viven en constante lamento.
Enhorabuena, Góngora. El arte del poeta ha triunfado una vez más, con él ha hecho triunfar también a otros artistas, que pueden dar muchos días de gloria al arte lírico nacional. Valentín F. Cuevas>>.
El 19 de septiembre de 1932 se presenta “La mujer de aquella noche”, producción de Luis Manzano y Manuel de Góngora, con música de Moreno Torroba. Sobre esta obra decía la prensa onubense y madrileña: “La mujer de aquella noche”, comedia con música “guión de película sonora” ha sido estrenada en el teatro “Lara” por la Compañía de Mateo Guitar”.
“Antón Purolero” fue uno de sus últimos éxitos en 1934. Esta producción y las ya comentadas “Paca Faroles” y “El difunto era mayor” fueron centenarias en los carteles madrileños y tuvieron el éxito de público y de crítica que le encuadran como un excelente escritor muy inclinado a sus aficiones. El gracejo, la observación, el costumbrismo y la intención moralizadora que contenían sus escritos, son las características que lo definen.
En los inicios de 1935 Luis Manzano estrena “Tú y yo, solos”. En esta obra se muestra breve, sencillo, ingenioso, alegre, pintoresco y siempre muy cariñoso con las costumbres y los personajes de su tierra, Huelva.
En “Tú y yo, solos” quedan elevadas las sociedades recreativas, cafés y tabernas, el ambiente marinero y minero de su ciudad relacionados con dos familias, sabe, en definitiva, retratar el alma de Huelva. “El diario “La Provincia” le dedicaba el día 12 de febrero de 1935 la siguiente crítica:
<< “Tú y yo, solos”. Luis Manzano, este onubense que tiene toda la sal del Odiel en sus labios y, toda la claridad de nuestro cielo en su alma, ha obtenido un nuevo éxito. La obra “Tú y yo, solos”. El ambiente en el que se mueven los actores, es de clase media. Clase media de la que dice Luis Manzano, pasa lo más terrible de la crisis actual, por su posición entre la clase proletaria que pretende subir, y la aristocrática, que mermado sus privilegios, sin clima apropiado, languidece y desciende.
Nuestro paisano, con esa habilidad con que sabe tratar los asuntos, ha llevado al teatro el contraste de dos familias. Observador como pocos del espíritu, los personajes son trozos vivos de la realidad.
Ducho en el manejo de las situaciones, el diálogo surge, a veces irónico –no el chiste de mal gusto. Y otras, hondamente sentimental.
El triunfo de Luis Manzano nos llena de orgullo; él es, uno de los pocos autores que no olvidan con el ruido de los aplausos, la patria chica que lo vio nacer – su obra “Doña Tufitos” es una exaltación de Huelva-: es uno de los escasos escritores que sienten las nostalgias hondas, de esta ciudad marinera, anclada en unas aguas tintas de historias, de ensueños y de leyendas.
Su éxito no llega por reflejo. Su triunfo es también un poco de Huelva, bajo cuyo cielo tuvo los primeros pensamientos, y las primeras ansias.
Felicitamos al ilustre paisano, que en clima exótico, sabe de una primavera de aplausos, ofrendado a su talento y a sus altos méritos artísticos…>>.
El diario “La Provincia” se recreaba, el miércoles 20 de marzo de 1935, con el debut literario del hijo de Luis Manzano. El artículo se titulaba “Una tarde en Aquarium” y comenzaba así: “El hijo del ilustre comediógrafo onubense Luis Manzano empieza con este artículo de moderna y fina ironía, su colaboración en sus páginas…”.
Sus obras posteriores no alcanzan, a mi juicio, la calidad literaria de sus precedentes. El autor continuó dentro del marco costumbrista que comenzara Ramón de la Cruz, el genio glorioso del lenguaje castizo, rico, vivo y popular. No obstante, siguieron gozando del favor del público como fue el caso de “Los consuegros”.
El estallido de la guerra civil española prácticamente acabó con su actividad literaria. No supo sobreponerse al horror de la contienda y únicamente produjo un libro de poesías, que él títuló “Onuba la nuestra”.
Al alma generosa de don Luis se muestra una vez más. Así, en la sesión municipal del día 7 de junio de 1939, el Sr. Hermoso deja constancia de la voluntad del comediógrafo de que el importe del libro se destine a la construcción de una guardería infantil:
<<…Recogiendo iniciativas del Sr. Hermoso se acordó invertir el importe del libro cedido a este Ayuntamiento por el distinguido escritor don Luis Manzano con la construcción de una escuela jardín con guardería infantil…>>.
En la sesión municipal del 15 de agosto de 1939 una nota escueta daba cuenta de la inminente publicación de aquella obra de Luis Manzano:
<<…Edición del libro del Hijo predilecto de esta ciudad Luis Manzano, “Onuba la Nuestra”…>>.
Por fin, tres días más tarde, en la sesión municipal se finiquitaba la publicación:
<<…Se trató luego de la edición del libro del Hijo predilecto de esta ciudad don Luis Manzano titulada “Onuba la nuestra”. El alcalde hizo grandes elogios del Sr. Manzano.
Propuso la edición del referido libro para su distribución siendo aprobada por unanimidad dicha propuesta…>>.
En el verano de 1949 se acercó don Luis por Huelva y fue invitado por Radio Huelva para dar un recital poético dedicado, ¡cómo no…! a su querida Huelva. El diario “Odiel” comentaba, el 18 de septiembre del citado año, en sus páginas el acto cultural:
<<Don Luis Manzano, en Radio Huelva. Anoche, ante los micrófonos de Radio Nacional de España en Huelva, dio un recital poético el ilustre escritor teatral Hijo Predilecto de Huelva don Luis Manzano, que se encuentra pasando una temporada en nuestra ciudad.
Con su natural gracia y simpatía el Sr. Manzano dio a conocer un boceto del sainete “Domingo del buen choquero”, lleno de expresión poética y sentimental, su poema “Invocación a Huelva. Soñando despierto”, en el que el autor vuelca su gran corazón de onubense y, por último, leyó un bellísimo soneto “Mi fandango del Alosno” que dedicó al gran alosnero don Pedro Morón García.
El recital del Sr. Manzano fue seguido con vivo interés por los numerosos oyentes de Radio “Huelva”>>.
La vida más tarde, sus años y su modestia, fueron, poco a poco, minándole su salud y su carácter. Y le visitó la Parca, siendo su muerte llorada por los onubenses y dejándonos tan sólo el recuerdo de su ejemplar vida y su copioso legado cultural, En esta senda decía el diario “Odiel” del jueves, 1 de abril de 1965:
<< Ha muerto en Madrid, víctima de una enfermedad de proceso lento, a la que no ha podido sobreponerse, nuestro ilustre paisano, don Luis Manzano Mancebo, ingeniero al servicio de la Renfe durante muchos años y aplaudido autor teatral en los escenarios madrileños.
En esta actividad literaria, tan de su gusto, Luis Mancebo inició su labor escénica con un juguete cómico, titulado “El Cojo”, seguido de la comedia de dos actos “Lo que no muere”, en colaboración con su deudo, Sebastián Alonso, famoso autor de “El contrabando”. A continuación, y ya en Madrid, su musa teatral produjo obras de tanto éxito seguro como “Alcalá de los Gandules”, “La perla de Rafael”, “Doña Tufitos”, “Papá y mamá”, “El difunto era mayor”, y “Paca Faroles”.
En el terreno lírico, entrenó la zarzuela “La paz del molino”, con música de Pablo Luna, y “La fama del tartanero”, musicada por Jacinto Guerrero. Otras obras más aportó a la escena española, como la humorada lrtica en un acto “Sol y Sombra” y el drama en tres actos “Un caballero español”.
Con “Doña Tufitos” obtuvo un éxito clamoroso, siendo esta comedia, con otra del también onubense, Luis de Vargas, las dos obras que en aquella temporada duraron más tiempo en las carteleras madrileñas.
Ante la resonancia del éxito de estos dos autores huelvanos, fueron objetos de un homenaje de admiración, simpatía y cariño por parte de sus paisanos, celebrado en el Gran Teatro, aprovechando la estancia en Huelva de la compañía de Ricardo Puga. Se puso en escena la comedia de Manzano “Doña Tufitos”, que gustó mucho, y en uno de sus actos don Manuel Siurot hizo entrega a Vargas y Manzano de sendas bandejas de plata, en las que iba grabado el acuerdo del Ayuntamiento de Huelva declarándoles “hijos predilectos” de la ciudad.
Con el fallecimiento de Luis Manzano, el teatro español pierde uno de sus más felices cultivadores y Huelva uno de sus hijos más apasionados, pues Luis Manzano no dejó nunca, residente en Madrid, de recordar y amar su tierra “choquera”, de la que siempre se mostró orgulloso.
Descanse en paz el notable comediógrafo, que con los repetidos y afortunados frutos de su ingenio honró a su patria chica desde la capital de España. F, Moreno Ortigosa>>.
Pero Huelva no lo olvidaba. Así, en la sesión Permanente del día 15 de mayo de 1965 se acordaba acceder a la petición del Ateneo de Huelva y rotular a dos calles de la ciudad con los nombres de Luis Vargas y Luis Manzano Mancebo
<<…De conformidad con lo informado por la Comisión de Régimen Jurídico y Personal se acordó acceder a lo solicitado por el Ateneo de Huelva y rotular, con los nombres de los ilustres onubenses, hijos predilectos de la capital, don Luis Manzano Mancebo y don Luis de Vargas Soto, dos calles de la ciudad…>>.
Debemos añadir que la calle dedicada a Luis Manzano se encuentra en la barriada del Molino de la Vega, entre la vía Lucena del Puerto y el Paseo de las Palmeras. La rúa Luis de Vargas está situada entre la de Sánchez Barcaíztegui y Ramón López, en la barriada de nueva creación sita cerca del Nuevo Mercado del Carmen.
Luis Manzano nos legó con increíble precisión, los personajes de Huelva de principios del siglo veinte, que deambularon y vivieron entre aquellas calles terrizas con edificios encalados, cabezos rojizos, salinas, galones, la ría y sus marineros.
2 comentarios en «Luis Manzano, vida paralela a la de Luis de Vargas (II)»
magnifica biografía de mi abuelo…muchísimas gracias
tengo grandes recuerdos de el, aunque no se llevaba bien con mi padre (yo me llevaba maravillosamente con el)
abrazos
Manuel Manzano-Monís y López-Chicheri
Muchas gracias por esta biografía de mi abuelo. Ninguno de sus hijos heredó su nombre, y yo soy el único nieto que lo lleva, y ahora mi hijo también.
Lo conocí muy poco por vivir yo en Sevilla pero recuerdo cómo me cogía en brazos y bromeaba cantandome «Santos Dumont».