Redacción. En nuestro país, aproximadamente un tercio del total de niños se encuentran en riesgo de exclusión o es directamente pobre, según diversos estudios. Uno de ellos, por ejemplo fue el llevado a cabo por Eurostat. En 2013 se creó esta Organización No Gubernamental (ONG), con el objetivo de ayudar a los niños y niñas que se encuentran tristemente azotados por este oscuro presente.
En boca de la propia organización, su propósito fundamental es que todos los pequeños tengan idénticas oportunidades, independientemente de la situación económica de la familia en cuestión.
En sus centros repartidos por distintos puntos de la geografía española, desde Música por la Paz se esmeran por brindar apoyo escolar y una merienda saludable a sus críos. Además, habitualmente organizan talleres de diversos tipos, en pos de fomentar valores tan fundamentales que hay que inculcar desde la misma infancia como resultan ser el cuidado del medio ambiente, la tolerancia o el respeto, entre otros.
España está colocada a la cola con respecto a la mayoría de países europeos en términos de pobreza infantil. De hecho, está nada menos que el cuarto por abajo; dato que da una prueba de la alarmante conjetura actual.
Esta plataforma es bastante joven, y en el poco tiempo que ha podido operar hasta la fecha, ha conseguido una meritoria labor en lo suyo, convirtiendo en más agradable la vida de muchos niños y niñas de los barrios más deprimidos de nuestra nación. Todo es mejorable, pero sin duda las perspectivas son positivas en cuanto a la propia actividad de la organización. El tema de la pobreza en España ya es caso aparte y motivo de otra discusión más profunda.
Música por la Paz cuenta ya con casi veinte centros ubicados a lo largo y ancho de todo el país. En ellos, a través del personal docente, de sus profesores, educadores y voluntarios, acogen todas las tardes durante cuatro horas (en horario de 16:30 h a 20:30 h) a muchos jóvenes a los que asesoran y ayudan para hacer sus deberes, y posteriormente como premio, realizar todo tipo de divertidas actividades lúdicas con ellos.
Los motivos por los que estos pequeños se incorporan al centro no importan en demasía. Muchos de ellos lo hacen simplemente porque necesitan un refuerzo escolar que en casa no pueden obtener, y que tampoco pueden pagarse fuera porque sus padres no disponen de dinero suficiente para emplearlo en unas clases particulares. Otros, porque no tienen a alguien que pueda hacerse cargo de ellos durante la tarde. Y por último, aquellos que simplemente asisten porque pasan un rato divertido.
Son importantes aquellos juegos que los estimulan a desarrollar capacidades que les permitan relacionarse socialmente, fomentar la autoestima y la inteligencia emocional, así como otros en los que aprenden a trabajar en equipo, a actuar colectivamente. Siempre, claro está, respetando a todos y siendo tolerante con el resto. Así, puede configurarse un espacio enriquecedor y con un crisol de culturas. Si puede, no lo dude y colabore con ellos aportando su granito de arena…