M. P. D. La sociedad onubense cada vez está más concienciada con la necesidad de acabar con el maltrato animal. Es cierto que a veces nos sobresaltan noticias poco deseables sobre esta lacra social, pero también son cada vez más numerosos los gestos que nos hacen creen en el ser humano. Así lo constata en muchas ocasiones la labor que lleva a cabo la Asociación Protectora de Animales NALA-Cartaya, nacida por el impulso de un grupo de jóvenes de la localidad para concienciar a la ciudadanía sobre la necesidad de cuidar y respetar a los animales.
Desde su creación en 2015 hasta la actualidad, son muchos los casos a los que han tenido que enfrentarse los miembros de NALA, algunos más duros que otros, pero que ha permitido salvar la vida de varios animales. Una labor que hace unos días se ha visto sobrecogida por un nuevo caso, aunque, afortunadamente, gracias a la actuación de esta entidad, ha tenido un final feliz, de ahí que HBN haya querido hacerse eco de lo sucedido. Todo comenzó el pasado viernes 4 de noviembre cuando NALA-Cartaya recibió una llamada de la presencia de tres perritas abandonadas en una zona cerca del Barrio de la Pila, un día en el que estaba lloviendo, por lo que estos animales necesitaban ayuda.
Tras acudir al lugar del hallazgo, según nos cuenta la presidenta de NALA-Cartaya, Carmen Bayo, «nos encontramos con tres perritas que nos sobrecogieron el alma, porque fue muy difícil cogerlas. Estuvimos varias chicas de Cartaya de 13 años y yo intentándolo, hasta que tuvimos que acorralarlas para poder cogerlas. Y, cuando lo conseguimos, se pusieron a gritar con mucho miedo, además de que se hicieron pipí y caca. Tenían un terror increíble. No sabemos por lo que han pasado, pero ha debido ser horrible».
Después de cogerlas, y como suele ser habitual en el protocolo de actuación, las jóvenes llevaron a las perritas al veterinario para que las revisaran. Su actitud en todo momento fue propia de estar muy asustadas, tanto que no se les podía ni rozar, porque se ponían a gritar, colocando la cabeza contra la pared con mucho miedo.
Una vez recogidos y examinados, NALA-Cartaya se puso en marcha para buscarles una familia de acogida a estos tres animales, que tienen entre dos y tres meses, es decir, con poco tiempo de vida. «No era fácil encontrarles una familia, así que mientras lo hacíamos me llevé dos a mi casa, porque el único sitio que encontramos fue una casa de campo de un hombre que se ofreció de forma voluntaria. Y es que, por el momento, mientras esperamos un lugar para nuestra sede, tal y como nos ha comentado el Ayuntamiento de Cartaya, trabajamos con casas de acogida. Sin embargo, con el miedo que tenían no quise dejarlas en el campo, así que me las traje a casa, y la tercera se quedó en otra vivienda«, explica Carmen Bayo.
NALA-Cartaya, de hecho, ha tenido que enfrentarse pocas veces a un caso en el que los animales estuvieran tan asustados. Tanto que todavía presentan muchos signos de lo mal que lo han pasado estas perritas, que tienen un tamaño medio y que parecen ser cruces de diversas razas.
Esta historia fue difundida a través de las redes sociales por parte de la asociación protectora de animales con el objetivo de encontrarles un hogar de acogida y sólo en Facebook ha sido visto por más de 230.000 personas, habiendo sido compartida más de 1.600 veces. Todo un récord.
Una difusión que ha logrado que estas tres protagonistas hayan encontrado una casa. Finalmente, la perrita marrón ha sido acogida por un chico de Aljaraque y las dos hermanas de color negro se marcharán con una señora a Huelva capital. Y eso que, según Bayo, «este tipo de acogida no es nada fácil, teniendo en cuenta que al ser tan pequeñas hay que prepararlas, sin olvidar el estado de terror que presentan. Por este motivo, estamos muy agradecidos por su acogida».
Después de esta historia con final feliz, desde NALA-Cartaya se lanza un mensaje a la sociedad onubense, para que «se conciencie de que estamos aquí para algo, que buscamos casas de acogida, porque estos animales necesitan ayuda. Sólo quieren un hogar y mucho cariño. Es un sentimiento que a todos nos hace sentirnos más humanos».