Mari Paz Díaz. Tras el éxito obtenido con el documental ‘Islamar Tercero. Herida Abierta’, el cineasta onubense Fernando Arroyo prepara ya el lanzamiento de un nuevo trabajo audiovisual que promete que dará mucho que hablar, no sólo en Huelva, sino en todo el territorio nacional e, incluso, en Portugal. En esta ocasión, se trata de otro documental que se presenta como toda una superproducción denominada ‘La Gran Ola’.
Un sugerente título con el que este realizador plantea qué pasaría si un tsunami -con olas de altura de entre 15 y 5 metros- afectara a las costas de la Península Ibérica. Una idea que analiza a través de expertos y diferentes representantes de la comunidad científica, ante la posibilidad de que un fenómeno de estas características pueda producirse y destruir todo el litoral en tan sólo un cuarto de hora. Porque, según los científicos, «tarde o temprano se repiten todos los acontecimientos geológicos«. Y tan sólo hay que recordar el Terremoto de Lisboa de 1755.
Un documental de 70 minutos producido por la empresa Twizé Films con guión del propio Fernando Arroyo. Un segundo trabajo audiovisual para este onubense, con el que ahora vuelve a cumplir su sueño de dirigir un documental mostrando una realidad de la que pocos hablan: la posibilidad de que los tsunamis afecten a la Península Ibérica.
En concreto, el equipo de realización de ‘La Gran Ola’ está compuesto por unas 40 personas, que han trabajado de un modo constante durante un año en la finalización del segundo documental de Fernando Arroyo y la productora andaluza Twizé Films. En el reparto, han contado con profesionales de gran experiencia, como Antonio Galisteo en la dirección de fotografía, Alonso Velasco en el sonido, Antonio Barrero en la postproducción, Pablo Cervantes en la música o CGS Nos (EEUU) en los efectos visuales, entre otros.
Según explica Fernando Arroyo a Huelva Buenas Noticias, «el trabajo explica desde el principio porqué puede ocurrir un tsunami en toda esta zona, considerada de gran riesgo para este tipo de fenómenos naturales, y que discurre desde Lisboa hasta el Cabo de Trafalgar, con un nivel de riesgo similar al de Indonesia, de ahí que, en caso de que sucediera, podría provocar el mismo número de víctimas o más».
Una afirmación que puede resultar alarmista, si bien, este realizador aclara que «no planteamos este tema para que nos acusen de alarmistas, sino que es una conclusión a la que hemos llegado después de realizar unas 40 entrevistas con expertos de todo tipo, tanto en España como en Portugal, empezando por los propios responsables de la Red Sísmica Nacional en España o el IPMA de Portugal, sin olvidar a científicos de la Unesco y expertos en resiliscencia de la Unión Europea. Todo ello para saber si la ciudadanía está preparada para actuar ante un tsunami. Sin embargo, ni en España ni en Portugal hay ninguna concienciación ciudadana al respecto«.
En este aspecto, aunque resulta casi imposible citar a todos los expertos que han participado en la grabación, el director nos comenta que «ante un tema tan complejo, era imprescindible poder contar con opiniones irrefutables. Para eso entrevistamos a personas que llevaran toda su carrera dedicada al estudio de los tsunamis, independiente de su procedencia. Por eso recurrimos a Emilio Carreño y Jose Manuel Martínes Solares, del IGN, a Begoña Pérez de Puertos del Estado, que nos explicaron el funcionamiento del sistema de alerta de tsunamis español. El portugués fue explicado por sus homólogos Fernando Carrilho y Maria Ana Baptista. Aparte entrevistamos a profesionales del instituto español de oceanografía (IEO) para que explicasen la dinámica de los tsunamis, y a científicos y expertos en sistema de alertas mundiales, como el colombiano Mauricio González, uno de los expertos más respetados a nivel mundial. Para saber que más se estaba haciendo en nuestro país recurrimos al Grupo Edanya de la Universidad de Málaga, que colabora con la UNESCO en el desarrollo de simulaciones de tsunamis».
A esta larga lista, Arroyo añade que «también fuimos a pedir opinión en el Real Observatorio de la Armada de San Fernando y a geólogos y paleotsunamitas de las Universidades de Cádiz, Huelva y Aachen (Alemania). Con Klaus Reicherter, quizás el mayor experto europeo en su especialidad, nos fuimos a buscar restos de antiguos tsunamis (han encontrado al menos 20 distintos solamente en Cádiz). La parte histórica se completa con expertos en catástrofes históricas como la chilena Maria Eugenia Petit Breueil. Con esto anulamos toda duda de que estemos en una zona donde los tsunamis han sido una casualidad, por más que algunos quieran hacer pensar lo contrario. Pero sobre todo, y esta es una de las partes más interesantes, buscamos la opinión de expertos en ingeniería sísmica de Portugal, una de las más avanzadas del mundo, para ver como resistirán las edificaciones, así como la de personas que han vivido en sus propias carnes los efectos de tsunamis, como María Belón, cuya historia inspiró ‘Lo Imposible’ y miembros de Bomberos Unidos sin Fronteras, que han colabora en el rescate en los tsunamis del Índico y Japón»
Una gran producción cinematográfica que cobra una resonancia especial este sábado 5 de noviembre, al conmemorarse por primera vez el Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis, según aprobaba la UNESCO. Una idea surgida en Japón, tras la experiencia sufrida por el país nipón, de ahí que quieran llamar la atención sobre este tema.
Una fecha en la que esta película, efectivamente, cobra especialmente sentido, a pesar de que su puesta en marcha no responde a ningún hecho concreto, «puesto que, aunque algunos científicos consideren que son cíclicos, no se pueden predecir. El motivo hay que buscarlo quizás en el año 2004. Cuando ocurre el tsunami del Índico en el que murieron 300.000 personas todos entendimos que por mucho que digamos «esto no puede pasar», finalmente pasa. Hacía siglos que no pasaba nada. Ni los más viejos recordaban nada parecido. Científicos como Kerry Sieh ya habían advertido del riesgo pero las autoridades acallaban estos llamamientos a actuar para no alertar. La UNESCO, después de la catástrofe, apremió a los países costeros a tomar medidas. Después llegaron los tsunamis de Japón (2011) y el más reciente de Chile. Esto aceleró todo el proceso, que ha culminado en que este año se celebre por primera vez el Día mundial para la concienciación de los tsunamis. Y, ¿qué ha pasado en España y Portugal desde el 2004 hasta ahora? Realmente hemos avanzado, pero muy lentamente y quizás no de la mejor manera posible. Aún queda muchísimo trabajo por hacer, casi todo diría yo. Pero ya es el espectador el que debe sacar su propia conclusión», concreta este onubense.
Precisamente, el objetivo de la superproducción del onubense es esa: hacer una llamada de atención sobre un problema cada vez más presente en foros científicos por las posibles consecuencias que podrían tener en provincias como Huelva.
«Nuestro objetivo no es otro que ofrecer a la gente los datos de los que disponemos y, luego, son ellos, la ciudadanía la que debe pedir a los responsables de las administraciones públicas que les den la información necesaria. Existe una gran diferencia entre lo que sucedió en el océano Índico, donde los científicos llevaban años diciendo que había riesgo de tsunami, y donde murieron 288 mil personas, a lo que pasó en Japón, donde sólo hubo 25.000 víctimas. La diferencia está en que en el primer caso no interesaba lanzar el mensaje debido al miedo de que perjudicara al sector turístico, mientras que en la isla nipona los niños reciben información desde los tres años sobre qué hacer ante una situación de este tipo, además de realizar simulacros de tsunami cada quince días. Y es que un tsunami no se puede predecir. La única solución es la educación y la concienciación de la población», certifica el joven onubense.
Por este motivo, Fernando Arroyo se decidió a poner en marcha este proyecto, porque considera necesario «hablar del tema y abrir los ojos a la gente, frente al silencio interesado que existe desde el ámbito oficial. No se hace nada, porque no se habla del tema». Sin embargo, en este largometraje se muestra cómo desde cuerpos como Protección Civil se está trabajando a nivel nacional en este sentido. Una cuestión en la que Portugal parece haberle sacado ventaja a España, puesto que ciudades como Lagos llevan quince años realizando planes de evacuación en caso de tsunamies entre los alumnos en los centros educativos».
Hay que tener en cuenta que la única posibilidad de salvación en caso de tsunami es comprender cómo actúa este fenómeno para intentar salvarnos nosotros mismos, llevando a cabo una evacuación vertical, es decir, lo que habría que hacer es subir lo más alto posible para que el agua no nos alcance. Porque evacuar a ciudades enteras es imposible ante los atascos que podrían producirse.
¿Cómo avisar a la población? ¿Es eficaz un sistema de alerta? Son cuestiones que desde la Unión Europea se trata de concienciar para que las administraciones trabajen sobre este tema, con campañas informativas y rutas de evacuación. Sin embargo, sólo Cascais y Lagos, ambas en Portugal, han llevado a cabo el diseño de una ruta de evacuación, que en el segundo caso ha sido un proceso de diez años de trabajo, siguiendo un criterio científico. Una práctica que, según este documental, deberían tener en cuenta todos los ayuntamientos, en este caso de la provincia de Huelva.
‘La Gran Ola’ se inicia con una introducción histórica sobre este tema que hunde sus raíces hace miles de años. Por ejemplo, entre otras cuestiones, en esta producción se hace referencia a los llamados paleosunamitas que se han registrado en lugares como Barbate, dado que incluso se han encontrado restos de hasta 14 tsunamis grandes. «Una revisión histórica en la que también juega un papel importante la documentación escrita, donde aparecen referencias en yacimientos como Baelo Claudia, que fue destruida por un tsunami», puntualiza el cineasta onubense.
A partir de aquí, el documental se detiene en otros momentos más conocidos en la actualidad como el Terremoto de Lisboa, que tuvo una enorme repercusión en Europa, por su magnitud, por su duración y sus devastadores efectos en Portugal, España y el norte de África, sobre todo. Una fecha a tener en cuenta porque, para Fernando, «estamos hablando de que existen periodos de retorno, de ahí que existen muchas posibilidades de que vuelva a repetirse. Es más, científicos de primer nivel, especializados en este tema, nos cuentan que un tsunami o terremoto de este tipo puede suceder en cualquier momento».
A nivel general, no hay que olvidar que zonas como el Golfo de Cádiz está considerada la costa española más activa sísmicamente hablando y, por tanto, la de mayor potencial de terremotos de elevada magnitud, que son capaces de generar tsunamis. Un área que es una fuente natural de estos terremotos submarinos, por lo que los científicos tienen claro que se seguirán produciéndose y afectando catastróficamente a nuestras costas. Y es que, como puede ver en este trabajo, «el hecho de que haga 260 años más o menos del último no es una tranquilidad, sino al revés. Provoca que la gente y los gestores públicos no piensen en un problema que realmente es importante».
Ante la falta de respuesta de la administración pública, Fernando Arroyo afirma que «realmente no tengo claro el porqué. Yo tengo varias opiniones que he sacado de las casi 40 entrevistas que he hecho para el documental. La respuesta fácil es que no quieren alarmar o perjudicar al turismo, que en el fondo es verdad. Pero no es tan sencillo. Lo que quiere un alcalde o cualquier gobernante es la prosperidad de su territorio. Entonces, ¿quién es el primero que toma medidas? Es fácil imaginar que no sería muy popular poner carteles de tsunamis en las playas. Además tampoco se ha hecho una labor explicativa. Ahora, que ya sabemos lo suficiente, que hemos comprobado en algunas zonas como los turistas extranjeros valoran positivamente estas acciones (en el Índico el turismo se ha multiplicado por cuatro desde el 2004); que ya sabemos que la gente no deja de ir a la playas, es cuando debemos pedir a los políticos que tomen medidas. Decirles algo así como «no tengáis miedo, queremos que nos ayudéis a protegernos a nosotros y nuestras familias, nos creemos el riesgo». Y seguro que lo harán. No tendrán más remedio. De hecho, este documental, participado por Canal Sur Televisión, es el mejor ejemplo de que algo está cambiando«.
Por el momento, ‘La Gran Ola’ se estrenará en mayo del próximo año 2017. El objetivo será exhibirlo en grandes citas cinematográficas como festivales de cine de reconocido prestigio, además de la puesta en marcha de un evento importante que la productora realizará en Andalucía y Lisboa. Un recorrido en el que espera contar con el respaldo del público y la crítica, como ya sucediera con su anterior proyecto, ‘Islamar Tercero. Herida abierta’, una producción de Twizé con la participación de Canal Sur Televisión, que se adentra en una tragedia que sobrecogió al país y en la que murieron 26 de sus 28 tripulantes en la noche del 11 de agosto de 1984, cuando el barco isleño regresaba al puerto de Las Palmas. Sí, porque, a pesar de su juventud, Fernando Arroyo cuenta con una dilatada trayectoria profesional en el ámbito audiovisual. Entre otros proyectos, este onubense ha trabajado desde el año 1999 como ayudante de realización y producción en programas de televisión para Canal Sur. También ha realizado la creatividad de spots, documentales y reportajes de ámbito regional y, durante una década, se encargó de la realización de promocionales de Movistar Tv.
En definitiva, en mayo de 2017 será el momento en el que pueda visionarse en la gran pantalla ‘La Gran Ola’, una cinta que no trata de ser alarmista, ni asustar por asustar, sino mostrar una realidad. Y, de hecho, para despedirse, Fernando Arroyo se queda con una frase que aparece en el documental dirigida a los espectadores: «Lo siento, esta es la realidad, tu realidad, y podemos hacer dos cosas: prevenir o lamentarnos».
Por último, podemos recordar que este tema fue tratado en un reportaje publicado anteriormente por Huelva Buenas Noticias: ¿Está Huelva preparada para un tsunami? Los expertos nos explican cómo actuar en la Costa onubense, una zona que es fuente natural de estos fenómenos.