Redacción. El presidente de la FOE, José Luis García-Palacios Álvarez, ha ofrecido la conferencia de clausura del “I Congreso Internacional de Patrimonio Industrial y de la Obra Pública”, organizado en Huelva por la Fundación Patrimonio Industria del Andalucía, donde ha defendido el valor del legado de nuestra actividad industrial como fuente de riqueza turística, al tiempo que abogó por incorporarnos a la Ruta Europea del Patrimonio Industrial que recorre distintos países industrializados. Además, reclamó de las Administraciones recuperar elementos hoy abandonados y ayudar a empresas singulares a incorporarlas como atractivos turístcos. .
Partiendo del hecho de que “pocas provincias puede presumir de haber albergado explotaciones mineras de las más antiguas del mundo, con casi 5.000 años en explotación. Como son las Minas de Riotinto”, el representante de los empresarios de Huelva hizo un recorrido por el valor del legado industrial, aportando fundamentalmente por la Riotinto Company y la Compañía Minera de Tharsis, ya que “al abrigo del desarrollo experimentado en esas explotaciones mineras, surgieron iniciativas que complementaron esa actividad y que nos hacen hoy disponer de elementos singulares de gran valor histórico, como puede ser las propias minas a cielo abierto, el ‘Muelle del Tinto’, como cargadero de mineral; las ‘Cocheras de las Locomotoras’, en el Puerto de Huelva, hoy con uso cultural; el ‘Muelle de Tharsis’, en Marismas del Odiel (catalogado como BIC, pero pendiente de ser rehabilitado), etc.”
“Este valor -explicó- ha sido reconocido por la ‘Sección Española del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial‘, a la hora de seleccionar los 100 elementos de Patrimonio Industrial más representativos en España donde se incluyen nuestras minas de Riotinto, así como en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial donde entre sus 49 bienes prioritarios seleccionados también aparece”.
El origen de la recuperación de los restos de la industrialización los situó el conferenciante en “Gran Bretaña, origen de la Revolución Industrial, donde encontramos entre sus atractivos turísticos, sus viejas fábricas debidamente rehabilitadas, espacios que han pasado algunos de ellos a formar parte hasta de la lista del Patrimonio de la UNESCO”.
“Es así -continuó- como se toma conciencia sobre la necesidad de conservar la herencia de determinadas actividades industriales, incorporándolas como testimonio cultural, haciéndolas presentes en un entorno territorial determinado y sacándoles un provecho que siga aportando beneficio para la sociedad. De la disponibilidad de un patrimonio significativo y de su adecuada puesta en valor va a depender que este recurso se convierta en clave para despertar interés a propios y extraños”.
Para la FOE, “la activación de ese patrimonio, por partes de entidades públicas o privadas, es y deberá ser fundamental para la diversificación económica local, incorporándose la variante del recurso turístico como una nueva oportunidad de aprovechamiento.
“Contamos -manifestó- con nuevos conceptos como son ‘turismo del patrimonio’, ‘turismo industrial’ o ‘turismo étnico’, y aunque tienen diferencias significativas, todos tienen algo en común: la utilización del patrimonio como recurso de desarrollo turístico. En el caso de Huelva la importancia es alta, ya que sin ese factor patrimonial en cualquiera de sus versiones (arqueología, arquitectura…) no dispondríamos del catálogo del que hoy podemos ofrecer y sentirnos orgullosos. Y podremos presumir cuando los tengamos debidamente optimizados y recuperados.”
“Hay que desechar la visión caduca de que el patrimonio supone un coste y, por contra, apostar por la idea de que puede ser fuente de desarrollo económico y social, como han hecho en otros destinos” y pidió a todas las Administraciones que tomen conciencia y se trabaje en la recuperación de aquellas edificaciones en estado de abandono y ponerlas en valor lo antes posible”.
“Es mucho lo que se ha perdido de estos testimonios de la industrialización, verdaderos hitos de nuestra historia contemporánea y hay que cambiar el rumbo para que eso no vuelva a suceder. Al destruir cualquier vestigio estamos borrando nuestra propia historia, nuestra propia génesis, que debemos mostrar con orgullo a generaciones venideras.”
Junto al sector minero, se refirió también a la singularidad de sectores industriales ligados a la construcción, “que ha generado un patrimonio rico en cuanto a herramientas, argot y vocabulario propio, técnicas de elaboración y espacios productivos que se torna necesario conservar. Así como los productos y materiales generados por la industria constituyen una parcela de la actividad constructiva que está desapareciendo muy rápidamente y que sigue desprotegida”.
Como ejemplos, citó a los mosaicos hidráulicos de la empresa ‘Mosaicos Pino’ de La Palma del Condado, con más de 100 años de producción artesanal ininterrumpida, o fábricas de ladrillos y terrazos “que -apuntilló- deberían ser objeto de actuación por el interés socioeconómico que esas actividades despiertan”.
A tenor de lo expuesto, el presidente de la FOE apunto algunas conclusiones como que el interés en que “el importante legado inglés existente en nuestra provincia tiene que ser recuperado en su totalidad, antes de su pérdida total y deterioro absoluto, proponiendo la creación de rutas industriales que contribuya a la conservación y generación de toda la riqueza existente, recuperando un patrimonio que actualmente está abandonado y que a la vuelta de unos años será irrecuperable. “Hay que crear -solicitó- una imagen de marca para la promoción, máxime cuando contamos con los empresarios para su debida explotación” y se refirió a que en algunas regiones de Alemania, tras los cierres de sus fábricas aparecieron paisajes desolados que se recuperaron, implantándose lo que se denominó Ruta del Patrimonio Industrial, con gran éxito turístico.
En este sentido, José Luis García-Palacios Alvarez propuso incluir a Huelva en la ‘Ruta Europea de Patrimonio Industrial’ “que es -informó- una red que enlaza una serie de hitos históricos importantes para potenciar las antiguas regiones industriales y el turismo industrial. Surge como idea en el año 1999 y la primera fase se prolonga hasta 2001, periodo en el cual se asocian a ella varias regiones europeas”.
Asimismo, apuntó la obligación de difundir “la actual capacidad fabril de nuestra provincia, apoyándose en sus empresas (vino, aceite, conservas, jamón y derivados) y para aquellas que pongan a disposición sus instalaciones para ese uso, deberían contar con ayudas de las Administraciones, promocionándolas y reinvirtiendo en su sostenimiento, porque, de lo contrario, cualquier proyecto que se haga en este sentido estaría llamado a desaparecer. Conseguiríamos con esas actuaciones dos de los objetivos que a buen seguro todos estamos de acuerdo: potenciar el turismo industrial y mantener viva nuestra identidad productiva. En definitiva, ayudar a construir un futuro con más alternativas y tener presente nuestro pasado, aprovechando su potencial”.
Para la consecución de todo ello, abogó a que las Administraciones Públicas activen el patrimonio, destinando parte de los impuestos recaudados en su recuperación, conservación, puesta en valor y divulgación, compatibilizándolo “con ayudas lo suficientemente atractivas para que la iniciativa privada pueda optar a rehabilitar estos elementos, que de otra forma no sería posible atender por parte de las Administraciones.”
Finalizó su intervención, haciendo alusión a una cita de la UNESCO: “Hay cosas que nos parece importante preservar para las generaciones futuras. Su importancia puede deberse a su valor económico actual o potencial, pero también a que nos provocan una cierta emoción o nos hacen sentir que pertenecemos a algo, a un país, a una tradición o un modo de vida”.