S. D. Con mucho sufrimiento, apelando a la épica y salvando un volante de partido en el tercer set. Así ganó salvó Carolina Marín el primer escollo en el Open de Dinamarca, en el que regresaba a las pistas después de ganar el oro olímpico hace más de dos meses. Porque la danesa Julie Dawall Jakobsen se le resistió durante 53 minutos en la pista número 2 del Odense Sports Park, escenario de este Superseries Premier que, de momento, no está en las vitrinas de la onubense.
La lesión que ha apartado a Carolina de la disputa de los torneos en Japón y en Corea tiene otros efectos colaterales. Por mucho que haya ganado el oro olímpico, la onubense, el regreso a las pistas se hace complicado, por aquello de la falta de ritmo, de confianza, de físico.
Y todo eso quedó patente en Odense, donde después de un más que aceptable primer set, en el que se impuso por un claro 21-13 (11-3 ya al intevalo), siguieron dos mangas en las que imperó la irregularidad, el juego a arreones, los errores no forzados junto a series ganadoras, todo ello resuelto en un final agónico que, menos mal, fue favorable a la de Huelva.
Ya el 0-3 de salida en el segundo set marcó tendencia. Las rentas de Jakobsen nunca se dispararon, hasta el 13-18, desde donde la danesa cimentó su victoria parcial por 16-21.
Aunque el tercer set comenzó de manera satisfactoria para Carolina (11-6 al intervalo), la segunda parte del mismo fue una montaña rusa de sensaciones, buenas y malas. Las peores, el parcial de 1-6 que encajó, que llevó la manga al empate a 12, empeorando la situación poco después al registrarse un 14-16 (3-10 acumulado). Las mejores, la reacción de Carolina que con un 5-0 puso el set de su lado, 19-16 y 20-17, con todo a favor. A esto, en ese carrusel, siguió otro parón en su juego que le llevó a verse al borde de la eliminación (20-21), momento del que salió ilesa simplemente porque Carolina es Carolina, que en el tramo final, apeló a su oficio para doblegar la resistencia de la combativa danesa y acabar de imponerse por 24-22 con enorme esfuerzo.
Lo mejor de todo es que la onubense ya está en los octavos de final, que será otra historia, y que puede que haya superado el escollo más complicado: su regreso a las pistas después de dos meses de celebraciones y lesiones. En esa ronda la de Huelva se va a ver las caras con la jugadora de Corea, Na Young Kim -número 152 del mundo-, con la que no tiene precedentes.