Carlos Fernández / @karlos686. «Esta es mi opinión hoy y en este momento de mi vida». Odio ser el que corte el rollo cuando toda la crítica se ha arrodillado ante el sr. Arévalo (actorazo y ahora también un gran director) habiéndose presentado en Venecia y demás (llevándose premio su actriz secundaria) hace solo unos días. Tarde para la ira parte de una premisa en la que, si me permitís, no debería ser comparada bajo ningún concepto con otra del género en el cine español. Tampoco es una película con una estética muy concentrada o definida (eso sí, la ambientación de bar de barrio y de marginalidad está logradísima) por lo que se facilita el evitar comparaciones.
Tarde para la ira resulta una ópera prima muy interesante, entretenida y con unos personajes muy muy bien construidos (y que además casan genial en pantalla que ya es de por sí difícil). Posee una fotografía en formato 16 mm que apoya la ambientación marginal y una banda sonora tan intensa como necesaria. Es un film efectista, sucio, amoral, humano y muy frío (no veo ni pizca de corazón en la película y eso, supongo, que tendrá un sentido teórico y racional de su director).
La cosa se queda en una buena película sobre la venganza que realmente no aporta nada nuevo, es una película con mucha tensión que será recompensada, fijo, con mil premios en los Goya y en más festivales. Me alegra que una película española posea tanto prestigio y se la reciba con los brazos abiertos (falta nos hace) pero, pese al disfrute, uno acaba teniendo la sensación de haber visto «una más».
Algunos medios españoles le han dado cinco estrellas y otros han dicho que es una de las películas de la década. Nunca he considerado que el buen funcionamiento y la buena realización de una película signifique que sea «siempre» una de las películas de la década pero para gustos, ya se sabe. Yo recomiendo verla sin la presión que «ejercen» los medios a que te guste la película (véase el caso Monzón, Almodóvar o Bayona) Disfruten, es una buena película pero recomiendo (desde la mayor humildad) que no se dejen llevar por el entusiasmo televisivo una vez sentados en la butaca.
Las películas en este país se hacen esencialmente con ayuda de las televisiones y éstas son expertas en «enamorar al espectador desde la comodidad del spot televisivo». Ya van muchas pelis españolas con esta dinámica (películas malas, desde mi punto de vista lógicamente, como Ocho apellidos, El niño, Regresión y Lo imposible fueron anunciadas en exceso, acogidas con brillantes críticas y luego fueron, recalco que es mi opinión, un notable resbalón). Tarde para la ira no decepcionará a ningún público (por favor, no se me malinterprete) pero no es una de las películas de la década. Adoro el cine español y soy público fiel de nuestro patrimonio cinematográfico pero eso no hace que ame todas las películas españolas como sucede en muchas otras publicaciones.
Viva el buen cine y espero que gocen de la película.