Miguel Mojarro. Nuestro libro Casinos de Huelva termina en Gibraleón, porque lo elegimos como magnífico colofón a un viaje de placer y patrimonio.
Hoy, como componente del grupo que ha fundado la Asociación Casinos de Huelva, acoge el primero de los actos de presentación de esta iniciativa que pretende ser referente de un patrimonio social poco valorado. Ya es hora de empezar.
Por eso Gibraleón se sube al pescante (Junto a Corrales, Nerva y Azoteas) como pionero de una asociación que también es pionera.
El Casino de Gibraleón, con una Directiva que sabe lo que quiere, mantiene una lucha magnifica por el confort, como valor preferente de su masa de asociados.
Un casino no es un padre que tenga que velar por el futuro de sus hijos, dejándoles una herencia que los haga solventes. Un casino no tiene hijos, pero sí «es hijo» de una idea de sus creadores: Ser lugar en el que el asueto encuentre su templo, tras una puerta en la que los socios dejan fuera la vida complicada.
Manuel, “Corro”, Juan, Peña, Toronjo… son equipo que lucha por un objetivo ambicioso: El confort de los socios, más allá de la desidia habitual en estos casos.
Cada mes, cada año, un nuevo elemento de confort enriquece la vida diaria de los socios, especialmente de los de más edad.
Ahora abren la serie de presentaciones de la Asociación Casino de Huelva, con un acto en su salón, que siempre ha sido lugar de encuentro y acogida.
Para eso son uno de los Fundadores de la Asociación. Y por eso.
Hay un honor que nunca le quitarán: Ser el lugar en el que comenzó a andar la Asociación Casinos de Huelva.
Grupo Azoteas
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