Rosa Mora. A los 18 años de edad decidió mudarse desde su Punta Umbría natal a Huelva. A partir de ahí Manuela Franco Rodríguez ha ido asumiendo nuevos retos que le han llevado por diferentes ciudades de la geografía española e incluso del extranjero. En este sentido, ha vivido tanto en Reino Unido como en Francia, país, éste último, al que llegó en septiembre de 2013 y donde continúa residiendo.
Después de trabajar durante más de diez años en España como auxiliar veterinaria y peluquera de mascotas –y sabiendo ya lo que era vivir fuera, puesto que residió durante aproximadamente seis meses en Londres- Manuela decidió junto a su pareja, Óscar, poner rumbo a Francia. La aventura se inició hace exactamente dos años y el objetivo de la misma estaba claro: encontrar condiciones laborales mejores que las que ambos tenían hasta el momento en nuestro país.
La primera parada en el país galo fue Toulouse. En esta ciudad del sur francés hicieron frente a las dificultades que hacerse con un nuevo idioma siempre llevan consigo. Más adelante, en abril de 2015, se mudaron a la ciudad de Rouen, en Normandía. En esta localidad del norte de Francia, Manuela ejerce como formadora de cultura y lengua española en varios colegios.
La onubense ha querido compartir con Huelva Buenas Noticias su experiencia de vivir en el extranjero que, aunque no exenta de obstáculos, «merece la pena».
– ¿En qué momento y por qué decidiste trasladarte a Francia?
– En primer lugar, decidí trasladarme a Francia con mi pareja por el pesimismo que se respiraba en España en cuanto a la crisis. En segundo lugar, por querer vivir la experiencia de una nueva vida en el extranjero.
Tengo que decir que los dos estábamos trabajando, mi novio como dentista en un hospital privado y yo de auxiliar veterinaria y peluquera de animales en una clínica veterinaria de Sevilla, pero los salarios no eran muy altos y para los propósitos que teníamos necesitábamos algo más.
– Cuéntanos, ¿Dónde trabajas actualmente?
– Actualmente trabajo como formadora de cultura y lengua española en varios colegios de Rouen con niños de 5 a 11 años. Realmente soy auxiliar veterinaria y peluquera de animales domésticos. Ese ha sido mi oficio durante diez años en España -oficio que adoro- pero aquí no me ha sido fácil trabajar de lo mío. Aún así, estoy súper contenta y motivada porque he encontrado otra profesión que me encanta.
– Antes de llegar a Rouen has vivido en otras ciudades y países, ¿Cómo fueron estas experiencias?
– Mis experiencias antes de llegar a Rouen -y en esta misma ciudad- han sido magníficas. Es lo mejor que he hecho en mi vida. Tomar la decisión de vivir en tantos sitios y vivir tantas experiencias es lo que me ha hecho crecer en todos los aspectos, y estoy muy orgullosa por ello.
Siempre que te vas a un lugar nuevo a vivir hay muchísimos retos que superar, empezando por buscar trabajo -que es lo mas difícil-, casa, amigos… pero cuando lo consigues todo sientes la satisfacción más grande que se pueda sentir, al menos en mi caso. Y si tienes que hablar en un idioma distinto, ya ni te digo.
Todo empezó cuando tenía 18 años y me fui a vivir con una amiga de Punta Umbría a Huelva, lo cual, a aquella edad me parecía una pasada. Al año siguiente, a Sevilla, después viví en Cadiz, Granada, Madrid, Londres, donde la cosa se complicó por el idioma, ya que lo que yo había aprendido en el colegio e instituto no era para nada un nivel medio, sobre todo en el oral, así que me puse las pilas y salí adelante, Toulouse, más difícil todavía, no tenía mucha base de francés, pero con esfuerzo todo es posible y, por último, Rouen, donde ya controlaba más la situación. Todas las experiencias han sido estupendas finalmente.
– En lo que al idioma se refiere, ¿dominabas el francés cuando llegaste?
– Cuando llegué a Toulouse no dominaba para nada el francés, de hecho había dado francés muy básico en bachillerato, del cual no recordaba apenas nada. Entonces decidimos asistir a un curso de francés seis meses antes de la fecha de partida. Hicimos un examen en el instituto de idiomas y nos dieron un diploma nivel A2 para poder presentar algo si hiciera falta en los trabajos y poder comunicarnos en la medida de lo posible. Al principio fue duro, la pronuciación era muy difícil, nadie nos entendía y tampoco entendíamos a nadie. Todo empezó a mejorar cuando contacté con una conocida de Pinos del Mar que vivía allí, la cual, hoy dÍa es una persona muy preciada para mí. Ella nos abrió muchas puertas al presentarnos a todos sus amigos, españoles en su mayoría, a ayudarnos a hacer todo el papeleo y en lo que hacía falta. Fue un estupendo pilar encontrar a esta familia toulousana. Seguimos estudiando, viendo la televisión con subtítulos y perdimos el miedo a hablar poco a poco en unos meses.
– ¿Estaba en tus planes trabajar fuera de España?
– Trabajar fuera de España sí. Siempre me ha gustado viajar y, por supuesto, soñaba con vivir en el extranjero, pero nunca pensé en Francia. Teníamos amigos viviendo aquí en Normandia, amigos de la Facultad de Odontología de mi novio y amigos míos de cuando viví en Sevilla, y nos aconsejaron venir aquí porque las condiciones de trabajo para ellos eran muy buenas y se cobraba muy bien, así que fue un gran aliciente para decidirnos por Francia.
En principio vivimos en el sur un año y medio, porque mi novio hizo un Máster en Toulouse y le gustó, pero a pesar del buen ambiente, el clima y nuestros estupendos amigos, tampoco había mucho trabajo, ya que todo Francia quiere vivir en el sur, y decidimos mudarnos al norte que era donde verdaderamente había buenas condiciones de trabajo para mi pareja. Y aquí estamos, en Rouen con nuestros amigos de Sevilla.
– Y volviendo a Rouen, ¿es una ciudad agradable para vivir?
– A mi parecer Rouen es una ciudad preciosa, llena de monumentos y acontecimientos históricos, con gente muy amable y agradable. Me encanta pasear por el centro entre tantas casitas de vigas de madera, todas parecidas pero distintas entre sí por su colorido, sus numerosas de iglesias espectaculares, sus parques y su río Sena. Además de la ciudad en sí, Rouen está rodeada de belleza en su alrededores y muy bien situada, tenemos la playa a 40 kilómetros, muchísimos senderos entre bosques, ríos y lagos -el senderismo nos apasiona-, aeropuerto a 80 kilómetros, París a 130 kilómetros. Lo único que no le acompaña mucho es el clima, ya que llueve mucho, pero si no fuera así, no habría este verde tan intenso por todos lados.
– ¿Algún rincón favorito?
– Hay muchísimos rincones bonitos por aquí, pero el que más frecuento casi a diario es un canal que hay a cinco minutos a pie de mi casa. Es un riachuelo que llega hasta el centro de la ciudad, pero por mi zona tiene un carril al lado donde la gente pasea, hace deporte, además siempre hay patitos y mucha vegetación alrededor. Es un escape a la naturaleza cerca de casa, y tanto mi perro como yo lo agradecemos profundamente.
– ¿Cómo es tu día a día?
– Mi día a día, como para casi todo el mundo, es ir al trabajo y ocuparme de la casa, un poco de deporte, quedadas con los amigos cuando se puede y paseos con mi perro. Y los fines de semana normalmente nos vamos a hacer senderismo a la naturaleza o quedamos con los amigos en alguna casa o salir.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Francia?
– Que hay gente muy amable, es una idea equivocada la que se tiene de los franceses. Hay de todo, pero por lo general son muy educados y tranquilos. Tengo amigos que dicen que se respira tristeza, un poco influenciados por el clima pienso. Pero sí que me llamó la atención la amabilidad, lo que aman sus productos, todo lo artesanal, las antigüedades, el comer bien, el cuidarse… le dan mucho valor a todo eso. También tengo que decir que esto corresponde más a la parte sur de Francia que a la del norte, pero en su mayoría es así, a mi parecer.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– Me ha sido complicado adaptarme al idioma, al ‘papeleo’ que se hace aquí para todo, y un poco al clima, pero cuando alguien tiene buena aptitud, es más llevadero y se hace sin mas.
– ¿Qué valoras de forma más positiva tu experiencia en Francia?
– Lo que más valoro es lo que he crecido personalmente, sin ninguna duda. He aprendido una nueva lengua, he encontrado un nuevo oficio que me apasiona, y no sé si lo hubiera encontrado en otro lugar, he conocido rincones naturales increíbles, he cumplido junto a mi pareja algunos de nuestros sueños como comprarnos una casa en España, una furgoneta para viajar, hacer viajes más grandes… y todo esto no lo podríamos haber hecho si no trabajáramos aquí. Todo esto hace que nuestra aventura sea para mi un gran acierto.
– Y tu familia, ¿qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– Mi familia ya estaba acostumbrada a que yo dijera que el próximo año me iba a vivir a … Lo único que Francia ya estaba un poco más lejos, y en vez de ir a casa una vez al mes, ahora voy cada dos o tres meses.
– ¿Qué echas más de menos?
– Lo que más echo de menos es abrazar a mis seres queridos, poder besarlos y decirles frente a frente que los amo.
– ¿Está en tus planes volver a Huelva?
– Hoy por hoy no está en mis planes volver a Huelva. De hecho cuando volvamos a España, la idea es vivir en la Sierra Norte de Sevilla, donde nos hemos comprado la casa. Pero ya estaré mas cerquita y hare muchísimas visitas a mi Huelva querida.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones a corto plazo?
– Mis aspiraciones a corto plazo son seguir creciendo como persona, disfrutar mucho de todo lo bueno que nos brinda la vida, viajar y poder seguir trabajando para conservar todo lo que tenemos, más y mejor.
– ¿Qué mensaje mandarías a los onubenses?
– Pienso que una experiencia como la de vivir en el extranjero reconforta y hace crecer a cualquier persona en cualquier aspecto de su vida. En mi caso fue totalmente un antes y un después, decisivo para ser quien soy hoy día. Me llena de mucha satisfacción ver todo lo que he conseguido y eso no tiene precio.
– Muchas gracias.