La provincia de Huelva, un escenario ideal para el Geocaching

Ignacio Garzón. A todos nos gustaría encontrar algún tesoro, aunque fuera pequeño. Ahora es el momento de dejar de soñar con tan lejana posibilidad, pues eso es algo que ya está al alcance de cualquier persona que disponga de tiempo libre y un dispositivo GPS o un móvil con una aplicación similar. No será un cofre repleto de monedas de oro, ni nada de especial valor económico, pero colmará las expectativas de quienes tengan espíritu aventurero, ánimo de superación, ganas de conocer monumentos o parajes de especial belleza y sientan respeto por la naturaleza.

Millones de personas en todo el mundo, incluida nuestra provincia, salen a la calle -dejando atrás su ordenador- dispuestos a vivir la aventura de la búsqueda del tesoro, con la única ayuda de su ansia de emociones y un pequeño aparato GPS (sustituible por un teléfono móvil). Estos aparatos electrónicos sirven para determinar una ubicación aproximada, con ayuda de satélites, en cualquier punto del planeta, en un radio de dos a diez metros (cuantos más satélites interactúen en ese momento sobre el aparato, mayor será la exactitud de la determinación).

Vamos a buscar tesoros, hora de jugar…

Naturalmente, para que alguien encuentre un tesoro, otra persona ha tenido que esconderlo previamente. En eso consiste básicamente este juego: una persona esconde un pequeño contenedor y facilita las coordenadas exactas de su posición para que otras personas lo busquen oculto en esa ubicación. Ese contenedor suele ser una bolsa hermética, una fiambrera u otro recipiente que proteja su contenido de la humedad. Un contenido que varía según los casos y las proporciones del continente. Es imprescindible un libro de registro en el que los buscadores inscriben su hallazgo. También es de ayuda a tal fin un lápiz o un bolígrafo.

Si las dimensiones lo permiten, el tesoro puede incluir pequeños objetos, que los buscadores pueden tomar, dejando otros de similar o mayor valor para los siguientes visitantes. Así, además de satisfacción por el logro, los buscadores pueden obtener una recompensa que, por lo menos, le servirá de recuerdo de su hazaña. Esos “cazatesoros” pueden actuar en solitario o en grupo, siendo esta una actividad muy adecuada para realizar en familia, especialmente si tenemos en cuenta sus connotaciones culturales y de contacto con la naturaleza.

Los geocachers (nombre con el que se designa a los jugadores) registran y comparten sus hallazgos -acompañandolos de fotos- en una página web, de la que obtienen previamente las coordenadas de los tesoros que pretenden encontrar. Dicha web sirve además para el contacto entre los geocachers y para notificar a los propietarios los extravíos o deterioros de los tesoros. Como alternativa a esta web, existe una aplicación para móviles avanzados que ofrece las mismas opciones.

Muchas clases de tesoros

Volviendo a esos tesoros, que son conocidos en la jerga de los jugadores como “geocachés” o simplemente “cachés”, hay que advertir que hay diversos tipos, con desigual grado de dificultad, dependiendo de factores como la accesibilidad o el medio que los acoge. El ejemplo que hemos puesto describe básicamente lo que se conoce como geocaché tradicional, el más directo. Es el tipo que más abunda en nuestra provincia, desde Rosal de la Frontera hasta Ayamonte, desde Doñana hasta Santa Olalla del Cala. Cuando se enlazan varias ubicaciones, de las cuales la última será el contenedor con el libro de registro en su interior, estamos ante lo que se conoce como un Multi-caché. Hay muchas variantes pero, habitualmente, una vez que te encuentres en la primera etapa recibes una pista sobre la posición de la segunda, donde se tendrá una pista para la tercera, y así sucesivamente. En la provincia de Huelva encontramos varios ejemplos de multicachés, como el de la Fuente y lavadero nuevo de Linares de la Sierra, o el de Paco Toronjo, en la capital.

Los Cachés mystery o puzzle pueden implicar complicados acertijos que se deben resolver para averiguar las coordenadas. Es el caso del caché-mystery de la Ribera de Cartaya o el del Río Caliente, en El Repilado. Por su parte, un Earthcache es un lugar geológicamente especial que se puede visitar para aprender sobre una característica única de la tierra. Las páginas de los earthcaches incluyen un conjunto de notas educativas junto a las coordenadas. Los visitantes de los earthcaches pueden ver cómo se ha formado nuestro planeta mediante procesos geológicos, cómo gestionamos sus recursos y cómo los científicos reúnen evidencias para conocer la tierra. Para registrar un earthcache se suelen contestar unas preguntas observando el entorno. En nuestra provincia hay varios earthcachés, como el del río Tinto o el de la Flecha del Rompido. Sobre los earthcachés se puede obtener más información en la página web http://www.earthcache.org/.

Los Caché-evento son reuniones de geocachers locales o bien de organizaciones de geocaching. La página del caché evento especifica una fecha y hora de celebración, así como las coordenadas de su ubicación. Tras su finalización, el mismo queda archivado. Entre este tipo de cachés destacan los eventos Cache In Trash Out (CITO), que son iniciativas medioambientales apoyadas por la comunidad del geocaching. El objetivo principal de este programa es limpiar y preservar los entornos naturales en los que se practica geocaching. Estos eventos son grandes reuniones de geocachers que se centran en limpiar y recoger basura, eliminar especies invasivas, plantar árboles y vegetación y construir senderos. Próximamente se van a celebrar en El Cerro de Andévalo tres actividades de este tipo: dos caché-evento el veinticuatro de septiembre y un CITO al día siguiente.

Esos locos tipos con sus locos GPS’s

Una vez vistos los principales tipos de cachés, hay que echar una ojeada al variopinto mundo de los geocachers. Varipinto como la propia sociedad, heterogénea y diversa, de la que emana. Pues el geocaching es practicado por gente normal y corriente. Gente que comparte su afición a través de la página web oficial (https://www.geocaching.com/) o de las páginas oficiosas en distintos países (http://www.geocachingspain.es/). Una multitud que participa sus experiencias a través de blogs (https://geocacheandoelmundo.wordpress.com/) y de redes sociales como twitter (https://twitter.com/GoGeocaching) o facebook (https://www.facebook.com/geocaching). Un inmenso colectivo que tiene su canal Youtube (https://www.youtube.com/user/GoGeocaching) y su página de Instagram (https://www.instagram.com/geocaching/).

Por aquí y por allá…

De los, aproximadamente, seis millones de geocachers activos en todo el mundo, unos ochenta mil están registrados en territorio español, de los cuales, al menos unos siete mil son andaluces. La palma se la llevan comunidades como Cataluña (casi treinta mil) y Madrid (con más de diez mil). En cuanto a la provincia de Huelva, aunque es difícil establecer cifras porque muchos registrados no aportan una información precisa, podemos aproximar  a los dos centenares el número de onubenses que practica este sano y divertido juego al aire libre.

Y, si son muchos los onubenses que participan del geocaching, nuestra provincia también cuenta con un elevado número de geocachés distribuidos a lo largo y ancho de la geografía provincial, como ya hemos visto más arriba. Destacan por la abundancia de cachés la zona central de la Sierra de Aracena (entre Cortegana y Aracena), la costa occidental (entre Ayamonte y Huelva), algunos puntos del Andévalo, como El Cerro, Puebla de Guzmán o Calañas, y la Vía Verde entre San Juan del Puerto y Valverde del Camino. También es de destacar la labor divulgativa llevada a cabo por colectivos ligados al geocaching onubense, como Proyecto Huelva, que lleva escondidos doscientos veinticuatro cachés en nuestra provincia.

Universo geocaching

Echando una ojeada al mapa de geocaching de la provincia, puede parecernos que contamos con muchos cachés. Es cierto, pero no tanto si lo comparamos con extensiones similares de países como Estados Unidos (unos 830.000 usuarios activos), Alemania (más de 375.000) o Reino Unido (más de 160.000), donde el fenómeno está mucho más generalizado. De hecho, a mediados de 2013 ya se superaban los dos millones de tesoros activos en el total de nuestro planeta (casi todos los países -185- cuentan con cachés en sus territorios), con más de tres millones de jugadores en todo el mundo. Obviamente, en estos tres años esas cifras han crecido considerablemente, llegando a los seis millones de geochachers y a más de tres millones de contenedores escondidos.

Un poco de historia

Esas cifras son especialmente significativas si tenemos en cuenta que toda esta historia comenzó hace relativamente poco tiempo. Todo empezó en Estados Unidos. Hasta el 1 de mayo del año 2000, el gobierno norteamericano degradaba intencionadamente la señal de los satélites para evitar que los receptores comerciales de GPS fueran demasiado precisos.

En esa fecha se procedió a suprimir definitivamente esa llamada “disponibilidad selectiva”. David Ulmer, consultor informático, para celebrar el hecho y para comprobar la exactitud alcanzada con el cambio, decidió ocultar un contenedor (un cubo negro) en el bosque (junto a Beavercreek, Oregon, cerca de Portland -Oregón-) para que lo encontraran los miembros de un grupo de usuarios de Internet, donde publicó las coordenadas exactas de su ubicación, con la intención de que lo localizaran con la única ayuda de un receptor de GPS. Junto con un libro de registro y un lápiz, Ulmer dejó varios artículos, incluyendo vídeos, libros, software y una honda.

En pocos días, el tesoro fue visitado varias veces. Otras personas imitaron el gesto y escondieron sus propios contenedores. De aquel acontecimiento se derivó hacia una práctica extendida ya a multitud de países y con millones de caches o tesoros en todo el mundo. Así, lo que comenzó como un entretenimiento con un marcado carácter tecnológico se ha ido transformado con el paso del tiempo en una diversión para todos los públicos.

Legalidad y normas

El geocaching es una aventura al aire libre,  un divertido juego de búsqueda de tesoros en el mundo real. Supone una manera de explorar el mundo que nos rodea con los amigos o la familia. El geocaching es un juego que revela un mundo más allá de lo cotidiano, donde la posibilidad de un nuevo descubrimiento se esconde debajo de los bancos del parque, lugares urbanos, en el bosque y, probablemente, a pocos pasos de cualquier sitio donde nos encontremos. Es norma común que los geocachés sean colocados en lugares con una historia interesante, connotaciones culturales o valores geológicos o mediambientales.

Los geocachers están unidos por el espíritu de la exploración y la alegría del descubrimiento. Pero todo el mundo que lo practique debe cumplir sus leyes locales. La propiedad privada, los espacios protegidos y otros elementos legislados deben ser respetados para el buen desarrollo de la actividad.