Roberto García Delgado, un profesor de español que estudia el doctorado en la Universidad de Wisconsin-Madison

Roberto y su mujer decidieron apostar por su futuro en EE.UU.
La vida de Roberto cambió cuando estudiaba Tercero de Trabajo Social.
La vida de Roberto cambió cuando estudiaba Tercero de Trabajo Social.

Mari Paz Díaz. La historia vital de Roberto García Delgado cambió cuando estudiaba su tercer y último año de Trabajo Social en la Universidad de Huelva. Entonces, su hermano y su mujer hicieron amistad en el colegio en el que trabajaban con una ayudante de conversación de Estados Unidos llamada Andrea, a la fueron a visitar a EE. UU. en el verano de 2008. Durante aquel viaje, este onubense inició una relación con Andrea, que aún continúa hoy, ya convertidos en marido y mujer. En un principio, continuaron como pareja a distancia, mientras Roberto estudiaba Filología Hispánica. Luego, pensaron vivir en España, pero la situación económica del país les llevó a marcharse a Estados Unidos.

Obtuvo una plaza para estudiar en la Universidad de Wisconsi.
Obtuvo una plaza para estudiar en la Universidad de Wisconsin.

A finales de 2010, este joven onubense solicitó plaza para estudiar en la UW-Milwaukee (University of Wisconsin–Milwaukee), petición que le fue aceptada en febrero del año siguiente, lo que le permitió cursar la maestría entre 2011 y 2013. Una experiencia que califica como muy bonita, aunque complicada por las grandes diferencias entre el modelo universitario estadounidense y el nuestro. Tras acabar estos estudios, en 2013, Roberto estuvo dando clases de español en varias escuelas de Primaria, Secundaria y en Madison College. Una trayectoria a la que suma ahora su matrícula en el Doctorado en Literatura Peninsular Moderna y Estudios Culturales en la UW-Madison, estudios que iniciará esta semana y que compaginará con las clases en Madison College.


Festival de Cine de Huelva

Roberto y su mujer decidieron apostar por su futuro en EE.UU.
Roberto y su mujer Andrea decidieron apostar por su futuro en EE.UU.

En total, cinco años fuera de España que Roberto tratará de resumirnos en esta entrevista de ‘Onubenses por el mundo’.

-Roberto, ¿cuáles fueron los motivos que te llevaron a marcharte a Estados Unidos?
-Mi mujer y yo nos fuimos porque en España no había –no hay- futuro. En Estados Unidos teníamos más facilidades para trabajar como profesor de español. Andrea también es maestra. Enseña español e inglés en una escuela primaria de Madison. Aquí, hablar español te abre muchas puertas en el mercado laboral. Sobre todo en la educación. El cambio demográfico que está experimentando el país nos asegura la continuidad de la demanda de español, tanto en el ámbito educativo como en la empresa pública y privada.


Puerto de Huelva

La primera vez que visitó EEUU se dio cuenta de su bajo nivel de inglés.
La primera vez que visitó EEUU se dio cuenta de su bajo nivel de inglés.

-¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
-Antes de contestar me gustaría pedirle perdón a Manolo Martínez, maestro de inglés y director del IES Alto Conquero. Me arrepiento todos los días de no haber aprovechado las oportunidades que me dieron, tanto él como otros magníficos maestros. Cada verano intento visitar el instituto para darles las gracias por todo el trabajo que hicieron y que continúan haciendo. La reputación de la enseñanza no está pasando por sus mejores momentos y siempre es oportuno valorar el trabajo los maestros. Mi primera visita, en 2008, fue desastrosa desde el punto de vista lingüístico. Apenas podía comunicarme con la familia de Andrea. Allá donde iba llevaba conmigo una libretita negra donde apuntaba todo cuanto veía y escuchaba. Desde entonces hasta 2011, cuando me mudé definitivamente a EE.UU., me pasé todo el día estudiando inglés.

Su balance es positivo, pero reconoce que echa mucho de menos a su familia.
Su balance es positivo, pero reconoce que echa mucho de menos a su familia.

-Por el momento, ¿cuál es tu balance de la experiencia?
-El balance es positivo. Estoy muy agradecido de las oportunidades que tengo. He mejorado en todos los niveles. Pero esto tiene un precio muy alto: no puedo disfrutar de mi familia tanto como quisiera. Me acuerdo de ellos constantemente y no sé qué sería de nosotros, los que vivimos en el extranjero, si no tuviéramos una tecnología que nos permite mantener el contacto de forma permanente. Esto me hace pensar en todos aquellos españoles que tuvieron que huir de España antes y durante la dictadura. Ellos son quienes realmente sufrieron.

La Universidad es muy importante en la vida de la ciudad.
La Universidad es muy importante en la vida de la ciudad.

-¿Dónde vives?
-En Madison, Wisconsin, al oeste del lago Michigan. Hemos estado viviendo en Milwaukee durante 4 años, pero ahora vivimos en Madison, la capital del estado. Cuenta con más de 200.00 habitantes, algo más que Huelva, pero es mucho más amplia debido a que las casas son unifamiliares. La ciudad y sus eventos giran alrededor de la University of Wisconsin-Madison, una de las universidades públicas más importantes del país. Las diferentes culturas que se dan cita en el campus, incrustado en el centro de la ciudad, permiten disfrutar de comidas de multitud de países. Para los amantes del deporte al aire libre la Madison es perfecta, gracias sobre todo a la cantidad de zonas verdes y a los cuatros lagos que rodean la ciudad. En cuanto al deporte/espectáculo, el fútbol universitario es sin duda el vencedor. Todos los sábados durante el otoño la ciudad se tiñe de rojo para animar a los Badgers –mascota que da nombre al equipo universitario.

Los dos son felices juntos.
Los dos son felices juntos.

-¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
-A Huelva, por supuesto. Hay un ritmo frenético al que todavía no me he acostumbrado y del que intento escapar. Es una sociedad que se centra –demasiado- en el trabajo y que abandona otros componentes fundamentales de la vida, como por ejemplo VIVIRLA. No me refiero sólo al tiempo, sino también al modo de enfocarla. No hay tiempo para la reflexión, para detenerse y disfrutar. El “modo producción” debe estar encendido continuamente. Los fines de semanas no son para descansar, sino para hacer proyectos en las casas. Hay que consumir, consumir o morir. Yo intento –y espero conseguirlo- aislarme de estas prácticas, pero reconozco que es difícil obviarlo. El bombardeo publicitario es constante y llega a todos los lugares. Las ciudades giran alrededor del coche. Si no tienes coche estás perdido. Eso de ir a comprar una docena de huevos al ultramarino es muy difícil aquí.

Sus habitantes tienen una imagen llena de tópicos de España.
Sus habitantes tienen una imagen llena de tópicos de España.

-Y sus habitantes, ¿cómo son?
-Consulto esta pregunta con mi mujer y no puedo parar de reírme. Ella mantiene desde hace tiempo que las personas en el medio oeste son mucho más abiertas y amables que en España. Siempre es un tema de discusión y de risas. Yo diría que aquí el trato es mucho más educado, pero a la vez distante. No tienen la espontaneidad y la cercanía que aprecio cada vez que estamos en Huelva.

Su conocimiento de España suele estar centrado en los tópicos.
Se acuerda mucho de la luz de Huelva.

-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-Depende de a quién se lo preguntemos. Muchos no saben dónde ubicarla en el mapa. “Cerca de México”, dicen algunos. En las escuelas se centran mucho en la historia y en la geografía de su país –comprensible sabiendo que el número de población es similar a Europa. Podríamos pensar que muchos viajan a nuestro continente, pero no llega al 35% el número de ciudadanos con pasaporte. Ahora bien, los encierros de Pamplona, la Tomatina, la paella y el jamón los conocen todos (risas). También he tenido que desmentir la idea de que paseamos entre toros vestidos de flamenco.

Ahora quiere centrarse en los estudios de doctorado.
Ahora quiere centrarse en los estudios de doctorado.

-¿Qué estás haciendo en estos momentos?
Después de terminar la maestría en literatura y dar bandazos por varias escuelas primarias y secundarias de Milwaukee y Madison, voy a retomar los estudios y comenzar un Doctorado de Literatura Peninsular Moderna y Estudios Culturales en la UW-Madison.

Quiere disfrutar de las oportunidades que tiene.
Quiere disfrutar de las oportunidades que tiene.

-¿Te has marcado algún nuevo objetivo?
-Disfrutar de mis estudios, de Andrea, de las oportunidades que tengo…, de las que, repito, estoy muy agradecido. Puede parecer una tontería, pero, como he comentado, es muy fácil dejarse atrapar por esta vorágine y olvidarse de que uno está vivo. Quiero disfrutar del doctorado y aprovechar todos los recursos que me ofrece la universidad.

Su familia está muy orgullosa de él, aunque tienen el corazón dividido.
Su familia está muy orgullosa de él, aunque tiene el corazón dividido.

-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
Tienen el corazón dividido. Se alegran de verme progresar, pero el peaje que deben pagar es demasiado caro. Aun así, me apoyan en todo lo que hago y eso es muy importante para mí. Saber que siempre vas a estar arropado por tu familia, a 7.000 kilómetros de distancia, te da mucha tranquilidad. Mi hermano acaba de ser padre y saber que voy a perderme el crecimiento de mi sobrina me da mucha pena… Es una situación complicada que nunca sabré si lo estoy haciendo bien o mal.

No saben qué harán en el futuro.
No saben qué harán en el futuro.

-¿Y tus amigos?
-Entienden que es lo mejor para mí. Además, la crisis económica ha conseguido que la mayoría de los jóvenes haya optado por buscar un futuro allende de las fronteras, por lo que muchos se encuentran en la misma situación. Yo les echo muchísimo de menos. Gracias a la tecnología puedo estar en contacto y escuchar sus consejos.

-¿Cuáles son tus planes futuros?
-Cuántas veces me habré preguntado esto… Andrea y yo hablamos constantemente de qué vamos a hacer en el futuro y cada día nos mudamos a un país y damos rienda suelta a nuestros sueños. Sinceramente, no sabemos qué va a pasar. Ahora bien, lo que no vamos a conseguir nosotros, dando el paso definitivo, lo hará D. Trump… Espero no tener que abandonar el país a marcha forzada en noviembre.

IES Alto Conquero de Huelva.
Le encantaría dar clases en el IES Alto Conquero de Huelva.

-¿Te gustaría volver a Huelva?
-Por el momento, volver para quedarme es demasiado difícil. El mercado laboral no ayuda. Nos encantaría volver. Buscamos pisos y ofertas en internet para enseñar español, pero es muy complicado porque no ofrecen seguridad. Muchas veces sueño que soy maestro de español en el IES Alto Conquero, devolviéndoles todo el esfuerzo y cariño que en su día me dieron. Es, objetivamente, una de las instituciones más importantes no sólo a nivel educativo, sino también personal.

El nivel de vida allí es muy alto.
El nivel de vida allí es muy alto.

-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-El sol, la comida, las distancias, el precio de la comida –véase la foto. Nos encanta cocinar y comer de forma saludable, pero en ocasiones es imposible. ¿Cómo puede costar un kilo de tomates orgánicos –los normales saben a plástico- 10 euros? Algo que también echo mucho de menos es la falta es la luz. Durante el invierno puedes llegar al trabajo y salir de éste siendo de noche. Lo que peor llevo es que oscurezca a las 4:00 pm. Del frío…, mejor no hablar. Días y días a -20 grados –alcanzando fácilmente los -35/40- mientras ves en el teléfono que la temperatura mínima en Huelva es de 5 grados tampoco ayuda. Aunque me alegro por ustedes (risas). Y, por supuesto, mi familia.

El clima allí es mucho más duro.
El clima allí es mucho más duro.

-A pesar de ello, ¿recomendarías a la gente vivir un tiempo fuera de España?
-Sí y no. Entiendo que la exposición a diferentes culturas nos hace crecer, pero ¿acaso no crecen aquellos que deciden permanecer en su ciudad, luchar contra todas las injusticias socioeconómicas y buscarse la vida para seguir adelante?

Anima a los onubenses a valorar lo que tienen.
Anima a los onubenses a valorar lo que tienen.

-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
-Que disfruten y valoren su tierra, sus gentes, su gastronomía… Es un tesoro del que tenemos que estar muy orgullosos. A veces –y desgraciadamente- hay que abandonar nuestra tierra para valorar lo que tenemos.

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