A.R.E. La provincia de Huelva siempre se ha caracterizado por su perfil marinero. Su costa, además de ser explotada como reclamo turístico, es fuente histórica de una incesante actividad pesquera que se refleja en sus lonjas y mercados. Un sector tradicional que con el paso de los años ha ido captando la atención de los investigadores con el objetivo de agilizar el trabajo a los hombres de mar, a la par que se apostaba por el respeto y la conservación de la flora y fauna marinas.
En esta línea, podemos hablar en nuestra tierra de un proyecto europeo en el que el Centro Ifapa ‘Agua del Pino’ de Cartaya está siendo protagonista y que, tras tres años, toca a su fin el próximo 30 de septiembre. Su nombre es Safi (Support for Fisheries and Aquaculture Industry – Apoyo a las industrias del sector pesquero y acuícola) y, como explica su responsable en el espacio onubense, el biólogo Jesús Morales Cañavate, es un proyecto de investigación, demostración y transferencia aprobado dentro del VII Programa Marco de la Unión Europea, dedicado a la elaboración de una serie de índices e indicadores, partiendo de un amplio catálogo de datos obtenidos por los satélites, que podrán ser usados como herramientas en apoyo de la pesca y la acuicultura marinas.
Es decir, estamos ante un proyecto focalizado en el apoyo a las industrias pesqueras y acuícolas, además de a las administraciones pesqueras, que persigue usar la información ambiental que proporcionan los satélites para su aplicación en las actividades de pesca, marisqueo y acuicultura en mar abierto.
La primera duda que puede surgir en relación a esta iniciativa es cómo los satélites pueden ayudar a los investigadores a conocer mejor la fauna marina y a tomar decisiones en determinados procesos y situaciones. Y es que no hay que olvidar que los satélites «sirven para mejorar el conocimiento sobre las características hidroclimáticas del medio marino, así como de su funcionamiento; a partir de lo cual, la disponibilidad de datos, en tiempo real o de archivo, sobre los ecosistemas en los que se desarrollan actividades pesqueras o acuícolas en mar abierto, es un elemento crucial para la selección de lugares donde ubicar granjas marinas, para el seguimiento e impacto de la variabilidad ambiental en el funcionamiento de dichas granjas, e incluso para la elaboración de programas de gestión y estrategia comercial de esas instalaciones», pone de manifiesto Jesús Morales. Es decir, que los satélites proveen de información útil cuya aplicación mejora el rendimiento y optimización de los recursos pesqueros.
Del conjunto de parámetros medibles o calculables a partir de los datos de satélites, el responsable del proyecto SAFI en el Ifapa ‘Agua del Pino’ destaca que «hay variables como la temperatura que intervienen en la cinética de todos los procesos fisiológicos, incluida la maduración. Mientras que otras variables, como la biomasa de fitoplancton (medida como concentración de clorofila a), que es la base de las cadenas tróficas, nos dan una indicación de la cantidad de alimento disponible y por tanto sobre la calidad de la maduración. Es decir, una maduración en un ecosistema con poca disponibilidad de alimento adolecerá de pocas reservas en los huevos y tendrá consecuencias sobre la viabilidad de las larvas».
Aclarada la utilidad de los datos proporcionados por satélite en el proceso, hay que hacer hincapié en que se trata de un proyecto europeo en el que participan, además del Centro onubense, otras seis entidades, en concreto el ACRI-ST francés, coordinador de la iniciativa; el Marei Centre – University College of Cork (Irlanda); Cofrepeche (Francia); el Instituto Português do Mar e da Atmosfera (IPMA) (Portugal); el Daithi O’ Murchu Marine Research Station (DOMMRS) (Irlanda) y el ACRI-EC (Marruecos).
El proyecto SAFI arrancó, hace tres años, partiendo ya de algunas de las herramientas de conservación, gestión y explotación que se pretendían desarrollar, aunque, con el paso del tiempo, la lista inicial de casos prácticos se vio incrementada notablemente. Y es que, el proceso seguido se basa en un período de investigación sobre temáticas concretas propuestas por cada uno de los siete centros implicados, siendo la del Ifapa de Cartaya la predicción del periodo de maduración de tres especies de interés comercial para la pesca y el marisqueo en base a los datos ambientales obtenidos por satélite.
Así, ‘Agua del Pino’ ha ido elaborando una serie de índices que correlacionan la temperatura superficial del agua de mar (obtenida por satélite) con la maduración y puesta de la coquina, chirla y sardina, unos índices pensados como apoyo a la toma de decisiones de gestión por parte de la administración pesquera. «En el caso de los bivalvos tienen carácter predictivo, mientras que en el caso de la sardina servirían para poder establecer el calendario de vedas de una forma más dinámica, en función de las condiciones ambientales y, por ende, del estado de maduración y/o puesta de esta especie», explica Jesús Morales.
Tras la elaboración de estos índices, el siguiente paso era la validación de los mismos, así como de los indicadores propuestos, llegando, finalmente, a una última etapa del proceso consistente en la demostración de estas herramientas en lugares distintos a los que fueron desarrolladas (con los ajustes y modificaciones necesarias en función de las nuevas condiciones ambientales). Una demostración que se llevará a cabo próximamente, en concreto, en Rabat durante la última semana de septiembre.
En suma, las tareas del proyectos se podrían agrupar, según el investigador del Ifapa de Cartaya, en dos grandes bloques: la elaboración y evaluación científica de los índices o indicadores de cada caso de estudio y la puesta a punto de la herramienta informática que dará acceso a los índices y a los casos de estudio de demostración que perdurarán tras la finalización del proyecto. «Prácticamente, todos los socios han participado de una forma u otra en ambos bloques, bien como desarrolladores o como evaluadores«, apostilla el biólogo.
Cabe destacar que, al estar implicados varios centros de diferentes países en el proyecto, se ha trabajado con una amplia varidad de especies marinas. Por ejemplo, se han seleccionado lugares para la ubicación de granjas marinas en mar abierto para salmón, dorada y lubina, estudiados rutas migratorias del atún rojo, evaluado lugares para el cultivo de mejillón, realizado un seguimiento en tiempo casi real de la calidad del agua para instalaciones acuícolas en mar abierto, se han detectado floraciones de algas tóxicas que producen cambios de coloración en las aguas costeras (las conocidas como “mareas rojas”) y analizado el reclutamiento de la sardina, además de los ya citados estudios de maduración.
En vísperas de la finalización del SAFI, el equipo de recursos pesqueros del Ifapa ‘Agua del Pino’, integrado por el químico Carlos Jiménez, el biólogo Óscar Moreno, además del citado Jesús Morales, y apoyados en este proyecto por las biólogas Inés Martínez y Raquel Duque, ya puede aventurarse a anunciar las principales conclusiones derivadas de la investigación.
Así, el primer factor a destacar es que los datos obtenidos por satélite suponen una fuente de información regular, fácil de conseguir y muy económica, al menos en su estado básico, resultando además el archivo de los mismos una vasta fuente de información para la caracterización del medio costero y marino. De hecho, los modelos más recientes de gestión pesquera basada en el ecosistema se han pensado teniendo en cuenta la disponibilidad de datos de satélite. El único contra de todo esto es el elevado desconocimiento de este tipo de información, más allá de las predicciones meteorológicas, lo que sea poco utilizada.
Por otro lado, aunque este proyecto finalice muy pronto, permanecerán en la página web del mismo un número reducido de lugares de demostración -siendo el Golfo de Cádiz y la costa de Huelva uno de ellos- donde se podrá acceder de manera gratuita a la información ambiental marina obtenida. Además, en paralelo a estos casos gratuitos de demostración se podrán solicitar estudios comerciales sobre lugares más precisos, o sobre temáticas no cubiertas por el proyecto pero factibles a partir de los datos de satélite. En esta línea, Jesús Morales señala que «la parte comercial de explotación de la herramienta Safi y el desarrollo de nuevas aplicaciones las llevará a cabo la Safi Company, que se encuentra en su base de creación».
Aunque no está prevista una segunda parte del proyecto, bien es cierto que queda muchísimo por investigar en esta línea: «a pesar de lo mucho que se ha avanzado en los últimos años, creo que sólo estamos en la parte emergida del iceberg de nuestro conocimiento del medio marino, o lo que es lo mismo, el medio marino sigue siendo una fuente inagotable de cuestiones por responder y de retos que superar para lograr su explotación racional y sostenible», un futuro que afronta el biólogo del centro cartayero con optimismo y entusiasmo.
Finalmente, cabe resaltar la dedicación los investigadores del medio marino del Ifapa ‘Agua del Pino’, que con proyectos como el Safi demuestran su apoyo a los profesionales del mar, mejorando el conocimiento del medio en el que desarrollan su actividad, y su afán por dar a conocer lo que esconden las profundidades marinas a todos los colectivos formativos o sociales que tengan interés o curiosidad en él, organizando en este sentido actividades de transferencia como las jornadas de puertas abiertas.