Cameron Vance. Desde hace unos años en España se ha producido un boom en el juego, como podemos observar especialmente en ciudades como Huelva. Los jóvenes juegan cada vez más al póker, ya sea como entretenimiento o como forma de ganar un dinero extra. Y esto pese a que en la provincia andaluza no existen grandes casinos en los que organizar partidas (la gente debe desplazarse a Cádiz o Sevilla). De esta forma su auge se explica por la facilidad de poder jugar con quien sea y cuando sea a través de Internet y el gran número de torneos online que ofrece portales como ggpoker.
Aún así, las partidas más emocionantes y atractivas se siguen jugando de manera presencial. Y es por ello que un vecino de la localidad, fanático de este juego, ha decidido abrir allí una tienda (el rincón del poker) donde se venden todo tipo de productos para su práctica.
Es tal la afición que se ha creado que, al haber pocos establecimientos en Huelva autorizados para disputar partidas, son muchos los locales que las organizan clandestinamente (al margen de la ley). Durante los últimos años la Policía ha intervenido en varios de ellos. Haciéndose pasar por clientes, han comprobado que en realidad ocultaban la actividad con su negocio. Habilitando alguna zona escondida del local, el propietario cobraba una cantidad a los participantes, sin evidentemente disponer de los permisos correspondientes. Las multas previstas en la ley para este tipo de comportamientos van desde los 600 hasta los 30.000 euros.
La otra cara de la moneda la encontramos, desgraciadamente, en el número de adictos que está generando cada vez más esta fiebre del poker. En Huelva se ha creado incluso una asociación (Asociación Onubense de Jugadores de Azar en Rehabilitación) que trata de ayudar a pacientes enfermos de ludopatía y de concienciar a la sociedad de que este tipo de juegos son peligrosos si no están controlados.
Entre otras cosas advierte de que los menores tienen acceso sin problemas, y de que se ha formado una especie de mafia en torno al poker que se dedica a captar talentos para apostar en timbas ilegales.