José Luis Rúa. Llegó julio ese mes que se convierte en puerta y que se abre de par en par. Una puerta al verano, al ocio, a las cosas nuevas en algunos casos y a los cambios de rutina en otros. Llegó el calendario repleto de nuevas historias y de hojas en blanco que hay que ir rellenado despacio, pero sabiendo de antemano que el tiempo pasa a una velocidad, que muchas de las veces, nos supera. Por eso, porque abrimos y estrenamos nuevos días, lo hacemos como mejor sabemos, siendo testigos y partícipes de una nueva presentación de poemario, una recogida de poemas nuevos llegados desde la Castilla antigua y señorial, la de los anchos campos y riberas repletas de mil historias.
El patio de la Casa Grande volvió a ser escenario de la presentación de un nuevo poemario. Pedro Ojeda, profesor de literatura en la Universidad de Burgos, llegó con su Piel debajo del brazo, para despertar nuestros sentidos y hacernos vivir sensaciones nuevas. Muchos de sus versos fueron cocinados en tierras del Bajo Guadiana, otros muchos en Béjar, en Cantagallo o el propio Burgos y la suma de todos, lograron conformar este nuevo poemario del profesor, experto en el Quijote y Don Juan tenorio y conocedor como nadie de la literatura del siglo XIX.
El tenor ayamontino Vera Gómez, captó la atención de todos con su voz personal y sensible. Alberto Fernández, alcalde de la ciudad, dió la bienvenida al poeta y dio algunas pinceladas de su obra. Ruanacher se dejó llevar por sus palabras espontaneas y dibujó una historia de encuentros y referencias, de sueños y deseos que abrieron la puerta a la recitación y el silencio mas inmenso. El profesor poeta, fue distribuyendo conceptos e historias, secuencias y poemas, con un ritmo que solo él sabe dar y con una musicalidad que fue ganando con el transcurrir de los versos. Leyó con enorme sabiduría lo mejor de su poesía intimista, de su amor recién estrenado y de su erotismo mas intimo. Habló de lo espiritual de su poesía y del altruismo de su obra en beneficio de SBQ Solidario de Béjar.
Alternó su recital personal con la compañía de alguno de los Poetas del Guadiana, que se sumaron al acto. Estrella García, sin apenas levantar la voz dejó su impronta con un poema de Pedro Ojeda. Augusto Lourido recitó en su portugués natal la traducción de otro de los poemas, al igual que hiciera Antonio Cabrita, traductor oficial de estos menesteres poéticos. Y si el discurso poético había transcurrido por lo amoroso, lo erótico o la amistad, se dejó para el final la lectura especial de un poema social, reivindicativo y a los pies de las transgresión. Eladio Orta fue quien dio sentido a las palabras y quien puso su siempre sello personal.
El silencio, el respeto y la admiración dominaron la noche del patio. Los versos fueron naciendo poco a poco hasta que llegaron las últimas palabras con poemas como el dedicado a Marina o Elena, su hija. El dedicado a Mayka, con quien comparte el amor sereno de cada mañana, “ Hoy llueve en Cantagallo /y el otoño también llega a la sierra/ con su serena pausa de las cosas./Se ha despertado lenta la mañana…./. Y así fue dejando todas las opciones posibles para que el público que llenó el patio, pudiera degustar por si mismo todos y cada uno de poemas que conforman esta autopista del amor, a través de “Piel”.
Finalmente, la voz de nuevo de Vera Gómez, a capela, fue capaz una vez mas de arrancar las lagrimas de emoción en más de una cara, capaz de reflejar sentimientos nacidos a la sombra de los mejores versos y la más sentida de las melodías. Uno de esos momentos en que uno se da cuenta, que bien vale haber vivido.