Miguel Mojarro.
En Cortegana hay un casino del que somos deudores en Azoteas. Hace varios años, en una noche fría, dio cobijo a nuestro cansancio y parió el inicio de nuestra aventura casinera, que se convirtió en un libro, «Casinos de Huelva» y cientos de artículos fruto de nuestra investigación.
Ese casino, el «de abajo», ha pasado por horas peligrosas y de zozobra inquietante. Al borde de la desaparición, dos hombres, Pepe y Juan, Juan y Pepe, encabezaron una directiva que frenó el declive.
Dos armas usaron en su gestión: Estatutos como referente y eficacia en la gestión. Que no es poco para estos tiempos en los que la chapuza es afición nacional y la desorganización una manera de ser.
Estatutos son la norma necesaria para evitar la arbitrariedad y el capricho de quienes tengan esa tentación. Y eso no es bueno para los socios, aunque a alguno le venga bien. Ese será el tema de una serie de artículos, en los que trataremos de sensibilizar ante la necesidad y conveniencia (Para la mayoría de socios) de que los estatutos sean libro de cabecera de las directivas. Pero no el único, que la libreta de la eficacia debe estar allí y las gafas del sentido común puestas ante los ojos que perciben realidades.
Pero sigamos con Pepe y Juan, Juan y Pepe, han puesto los puntales a un casino emblemático y han pasado el testigo a una gestora «novedosa». Porque es novedad que dos mujeres se suban al carro «masculino» y dirijan a casino y casineros , hacia un horizonte que pocos tenían claro. Pero ellas sí.
Aunque exista un precedente de dos mujeres al frente de la directiva (Casino Minero de La Zarza), no deja de ser original este hecho en La Sierra.
Y ahí están, encabezando una gestora que cumple la misión que los estatutos le asignan, para poner el «Casino de Abajo», saneado física y socialmente, en la línea de salida hacia un futuro posible y motivador.
Dos mujeres, Ana y Mari Ángeles, Mari Ángeles y Ana, con un equipo de colaboradores (eficaces), que están tocando las teclas adecuadas. Con armonía. Y con inteligencia. Que son cualidades que los casinos necesitan. De algo tiene que servir su condición de Maestra la una e Historiadora la otra. Dos venas intelectuales que suelen darse la mano.
Nada menos que han sentado a la Cultura, la Memoria y el Placer en su precioso salón, para que sean el atractivo complemento de su increíble belleza interior.
«Hay que renovar los casinos y su actividad social», dice una de sus nuevas directivas. Y han caminado de la mano de la Historia propia, para llenar los salones de imágenes entrañables. Para los socios y para los que nunca entraron en su sede. Pero todos compartieron una escuela y unos ocios, que el casino se encargó de canalizar en edades posteriores.
Esa es la clave: Motivar desde lo que se tiene, sin necesidad de inventar lo desconocido (Que también, pero no en lucha con el patrimonio heredado).
Ana y Mari Ángeles, Mari Ángeles y Ana, en el afán de la recuperación de la vida casinera de siempre: Aires en sus salones, que motivan a los que siempre han sido socios … y a quienes puede serlo, atraídos por tentaciones de ocio bien ofrecidas.
Es importante lo que se ofrece, pero más aún lo es la manera, el modo, el procedimiento, para que llegue a sensibilidades diferentes y encontradas. Logran dos objetivos que deberían valorarse en este Casino y fuera de él:
- Están motivando a los que ya estaban, con la puesta en escena de los aspectos gratos, para los que gozan con la memoria histórica.
- Están enseñando a los «sin memoria propia», aspectos y valores de «lo nuestro», que pueden aportar placeres nuevos a jóvenes que no los vivieron.
En Cortegana (Lugar en el que dos casinos son referencia en el Sur), hay dos mujeres, Ana y Mari Ángeles, Mari Ángeles y Ana, que han sentado en el salón «de abajo» a tres socios viejos que habían dejado de ser asiduos: La Cultura, la Memoria y el Placer.
Y, alrededor, azulejos de Mensaque que justifican por sí mismos una visita. Y una chimenea que es símbolo. Fuera, unas lajas centenarias que salen a recibir. Dentro, braseros acogedores para las tardes de invierno. Y, en verano, la charla fresca con el amigo, junto a las ventanas abiertas al hermoso caserío.
A su lado, un estatuto que protege a todos, garantiza supervivencia y facilita evolución.
En la agenda de este Casino admirable, hay intenciones que pueden ilusionar a sus socios pero que ya ilusionan a estas dos mujeres atrevidas.
Y a nosotros, que somos deudores de su belleza.
1 comentario en «Cortegana, el ejemplo serrano»
Mi querido amigo Miguel, como siempre, has dado en el clavo, “Ana y Mari Ángeles, Mari Ángeles y Ana, que han sentado en el salón “de abajo” a tres socios viejos que habían dejado de ser asiduos: La Cultura, la Memoria y el Placer”
Con tales ingredientes, la ensalada debe salir superior, pues has puesto la medida adecuada de aceite, vinagre y sal, en manos de excelentes cocineras. Si surgieran otras “Ana y Mª Ángeles“ en los pueblos de Huelva, seguro que tu ilusión de recuperar los casinos de nuestra tierra, estaría ya bien compensada, de manera que el camino está ya marcado y solo tenemos que seguirlo para poner en manos de las señoras casineras el cuidado de este precioso jardín de cultura, historia y señorío local.