Redacción. Con el mismo nombre que la oscarizada película de Milos Forman, los Servicios Sociales Comunitarios de la zona Andévalo de Diputación, desarrollan desde el año 2008 el proyecto “Nido del cuco”, un programa de intervención psicosocial y comunitaria para la atención integral de personas dependientes por enfermedad mental, que no cuentan con recursos ni apoyo familiar.
Según la diputada de Bienestar Social, Aurora Vélez, “ilusión, imaginación, creatividad y mucha dedicación” definen el proyecto, que lucha contra el desarraigo, la marginación y el rechazo de estas personas; y que se ha convertido “en un ejemplo de participación y de integración social”.
Dos vecinas y un vecino de Cabezas Rubias se benefician actualmente de este programa, que no mide sus logros cuantitativa sino cualitativamente, ya que gracias a sus talleres de fortalecimiento de competencias, el proyecto ha conseguido “hacer visibles y dignas de admiración las cualidades y capacidades personales y artísticas de sus participantes”.
En una casa cedida por el Ayuntamiento de Cabezas Rubias, a la que se conoce cariñosamente en el pueblo como “Nido del cuco”, auxiliares del SAD y personal de los Servicios Sociales de la zona, se encargan de cubrir las necesidades básicas de la vida diaria de estas personas, facilitándoles su alimentación, aseo, toma y control de medicamentos, gestiones económicas y acompañamiento a citas médicas.
El ambiente convivencial que se respira en la que fuera antigua casa de los maestros no difiere mucho del del resto de hogares de la localidad andevaleña. Excepto el descanso nocturno, todas las actividades cotidianas, incluidos los talleres, se desarrollan en la casa, que tiene chimenea que da calor, cocina que huele a comida y patio donde la ropa tendida comparte protagonismo con los olores envolventes del perejil y la hierbabuena.
Las necesidades básicas de atención individual se complementan con actividades formativas para el fortalecimiento de competencias, bienestar emocional e integración social. Entre estas actividades, el taller de mándalas (dibujos simbólicos utilizados en el budismo), el de tejas pintadas a mano y el “taller de la memoria”, para facilitar la capacidad de interacción y habilidades básicas de comunicación.
El “Nido del cuco” también enfrenta los prejuicios sociales que conlleva la enfermedad mental con actividades de acercamiento e integración social, que van desde el mercadillo solidario hasta el taller de musicoterapia. Su puesta en escena demostró, hace algunas semanas, cuánto de arte y poderío puede tener una agrupación flamenca compuesta por personas con este tipo de enfermedad.