Redacción. A nadie coge por sorpresa a estas alturas de la temporada, que en el Centro Cultural Casa Grande de Ayamonte, la poesía haya dejado de ser un turista de paso para convertirse en un inquilino habitual. Poetas, poemas, publicaciones y todo junto a la misma vez, suelen recorrer cualquier estancia de este templo de la cultura ayamontina, cuando menos imagina uno.
El colectivo de Poetas de Huelva por la Paz hizo un alto en el camino, en ese recorrido por los distintos pueblos de nuestra provincia y se dejaron sentir en la ciudad fronteriza. Ramón Llanes convocó a su legión de creadores pacifistas y les ofreció el atril y el altavoz de Ayamonte, para que sigan lazando sus mensajes de paz desde lo más alto del edificio, antaño edificio indiano emblemático, hoy rampa de lanzamiento de la cultura en Ayamonte.
Poetas venidos de distintos puntos de nuestra provincia, a quienes se unieron los Poetas del Guadiana, formaron amplia legión de rapsodas de la frontera de los sueños. Juntos, tuvieron ocasión de dejar volar sus poemas entre las cuatro paredes de la sala de pintura Gómez Feu, de la Casa Grande. Por un instante se unieron en matrimonio los enormes lienzos de Ángel Guerrero, Laura Rodríguez, Manuel Moreno, Pulido o Hernández, entre otros muchos, con los versos distintos en la forma pero semejantes en el fondo, de estos defensores de la paz a través de la palabra.
La sala abarrotada de público pudo ser testigo de la perfecta sincronización entre los tiempos y los folios. María Luisa Domínguez Borrallo rompió el fuego del silencio. Augusto Thasio se recreó en sus textos. Pepa Virella adormeció las palabras mientras Pepa Martínez se dejó llevar por las emociones producidas por la voz de un cantante superior, Francisco Javier Vera. Los portugueses como siempre presentes. Antonio Cabrita, Joao Pereira, Isabel Calheiros y la dramatización poética de Pedro Tavares con cierto sabor a Camoes o Saramago. Y como siempre las voces de los ayamontinos que saben poner el acento en los temas más complejos y más cotidianos. Eladio Orta, Clemen Esteban, Estrella García o la jovencísima Ilona Melnikova. Junto a ellos, las voces de otra treintena más de poetas onubenses.
El punto álgido y el previo a la finalización de la lectura, lo puso Javier Vera con su personalísima interpretación en castellano de Caruso. Música y voz capaz de hacer saltar las sensaciones más fuertes en cualquiera de los presentes. Tras ello, Ramón Llanes dejó su mensaje de paz y Gema Martín, concejala de cultura del ayuntamiento de Ayamonte, ofreció las instalaciones de la ciudad para actos tan nobles y solidarios como este.
Nuevo encuentro poético y nueva razón de ser para invitar a todos a dejarse arrastrar por los versos que se cultivan en esta tierra, no solo esotérica y mágica, sino tierra de enorme cosecha de sensaciones tan dispares.