Rosa Mora. El lince ibérico ha sido desde hace décadas una de las mejores cartas de presentación de Doñana. La presencia de este felino en nuestra provincia ha contribuido al hecho de que Huelva sea considerada a nivel internacional como una tierra privilegiada en lo que a diversidad natural se refiere.
Según el censo elaborado por el programa Life+Iberlince, firmado por Miguel Ángel Simón, en Andalucía se contabilizaron en 2015 un total de 361 ejemplares. Asimismo, en el área Doñana-Aljarafe se censaron hasta 76 linces.
El estudio en profundidad de esta especie ha centrado un gran número de investigaciones como la que hoy damos a conocer. Licenciado en Ciencias Ambientales y doctor en Etología, el investigador onubense Javier Yerga presentaba recientemente en la Universidad de Huelva su tesis doctoral titulada ‘Ontogenia del comportamiento del lince ibérico en cautividad’. Un trabajo que tal y como explicaba a Huelva Buenas Noticias, trata de describir cómo crecen y cómo se desarrolla el comportamiento de los cachorros de lince ibérico que nacen en los centros de cría del Programa de Cría en Cautividad del Lince Ibérico. En concreto, “se centra en el estudio de cinco aspectos: el crecimiento y el desarrollo físico que ocurre tras el nacimiento, el comportamiento lactante, los patrones de actividad diario, el comportamiento de juego y el aprendizaje de la caza”.
Trabajos como el de Javier Yerga arrojan luz y son de vital e importancia para todos aquellos que trabajan en pro de la conservación de este felino que en 2015 abandonaba la ‘lista roja’ de animales en ‘peligro crítico’ de extinción. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturalez (UICN) decidía volver a clasificar al lince ibérico catalogándolo como especie ‘en peligro’ –no ‘peligro crítico’-, menos grave.
El fin del estudio del investigador onubense ha sido el de esclarecer cómo es el crecimiento normal de los cachorros de lince en aras de tener una base de referencia con la que comparar el desarrollo de las futuras crías que nacen en cautividad. De esta forma, “se pueden detectar los problemas que puedan surgir durante el crecimiento con antelación y ponerles remedio”, explica el doctor Yerga.
Entre las principales conclusiones de la investigación, el científico destaca que “se trata de un mamífero altricial, lo que determina el ritmo de desarrollo de las crías. Las especies altriciales son aquellas en las que las crías nacen con un grado de desarrollo motor y sensorial bajo. Por ejemplo, no son capaces de caminar o tienen los ojos cerrados. En el caso del lince ibérico, durante las primeras cinco semanas, observamos un importante desarrollo motor y sensorial. A partir de esa edad, comenzaron los cambios en el comportamiento y los cachorros empezaron a jugar y a mostrar interés por su presa”.
Por otro lado, incide, “comprobamos cómo los cachorros que se tenían que criar a biberón al ser abandonados por sus madres tuvieron un crecimiento similar al de los cachorros que se criaron con sus madres, lo que nos indica que el protocolo de crianza que se sigue es adecuado”. Asimismo, en relación a los cachorros que se preparan para su reintroducción al medio natural -uno de los principales objetivos del Programa de Cría-, “pudimos observar que eran capaces de cazar de forma adecuada y que, a pesar de que la cautividad suele alterar las horas de vigilia y sueño, estaban más activos durante los crepúsculos, al igual que los linces salvajes”, nos cuenta.
La investigación del onubense Javier Yerga se ha dividido en dos fases. En la primera, se realizó la recogida de los datos necesarios de los cachorros que iban naciendo principalmente en el Centro de Cría del Lince de El Acebuche en Doñana -aunque también hay registros procedentes del Centro de Cría de La Olivilla en Jaén-. «Los datos se obtuvieron principalmente a través de un sistema de cámaras que nos permitió observar y grabar a los animales desde una sala sin alterar su comportamiento por estar cerca de ellos. Puesto que algunos registros requerían seguimiento 24 horas, la ayuda de los equipos de los centros de cría fue imprescindible. Una vez obtenidos los datos, en una segunda fase se analizaron estadísticamente para poder obtener las conclusiones», explica el investigador.
En lo que a aplicaciones prácticas se refiere “la más obvia surge directamente del objetivo. Los datos que hemos recogido y analizado nos permiten saber cómo es el crecimiento y el desarrollo del comportamiento normal en un lince. A partir de ahí, el seguimiento de las crías que vayan naciendo puede compararse con los datos conocidos y detectar, por ejemplo, si un cachorro está aumentando su peso a un ritmo normal, si dedica a la lactancia el tiempo adecuado o si aprende a cazar a la edad habitual en la especie. De esta forma, ante la detección de algún problema en el desarrollo, se puede intensificar la vigilancia sobre el cachorro y realizar las actuaciones, tanto veterinarias como de manejo, que sean necesarias».
Por otro lado, según Yerga, «hay situaciones concretas en las que los resultados de la tesis pueden contribuir al manejo de la especie en cautividad. En ocasiones, cuando un cachorro es abandonado por la madre, se retira de la camada y se cría a biberón hasta que se pueda realizar un intento de adopción por otra hembra. Conocer con cuantos días abren los ojos, sirve para marcar una edad límite a la hora de realizar la adopción, puesto que una vez que tienen los ojos abiertos, es más fácil que se acostumbren a la presencia humana».
La tesis de Javier Yerga ha estado dirigda por el Dr. Javier Calzada, del departamento de Biología Ambiental y Salud Pública de la Universidad de Huelva y el Dr. Xavier Manteca, del Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Asimismo, el onubense destaca el asesoramiento que ha recibido del actual responsable del Centro de Cría de El Acebuche, Antonio Rivas y de la Dr. Astrid Vargas, exdirectora del Programa de Conservación Exsitu del Lince Ibérico y del Centro de Cría de El Acebuche.
Por otra parte, Javier Yerga agradece la colaboración de todo el equipo de directores, veterinarios, cuidadores, videovigilantes y voluntarios tanto del Centro de Cría del Lince Ibérico El Acebuche como del Centro de Cría del Lince Ibérico La Olivilla, en Jaén.
A raíz de la tesis, Javier Yerga han publicado tres artículos en revistas internacionales de alto impacto como Applied Animal Behavior Science y Zoo Biology, teniendo prevista la publicación de dos artículos más.