Redacción. San Juan del Puerto se ha adelantado este año por unos días a la celebración del Día del Libro con la presencia ayer del escritor Juan Cobos Wilkins que presentó su última obra ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’. El Ayuntamiento y el Centro Andaluz de las Letras organizaron el encuentro en el que el autor firmó sus obras al medio centenar de personas, muchas pertenecientes al Club de Lectura del municipio que se dieron cita en el Centro Sociocultural.
El nuevo libro de poemas de Cobos Wilkins titulado El mundo se derrumba y tú escribes poemas está editado por la Fundación José Manuel Lara. El acto fue presentado por la alcaldesa Rocío Cárdenas quien dijo de su autor “es una figura de primer nivel del mundo literario, nos visita por segunda vez y para nosotros es un gozo poder disfrutar de su obra y de su literatura, máxime siendo un profeta tan querido y reconocido en su tierra”.
El escritor agradeció la invitación “vengo encantado a estar con vosotros, estuve aquí hace unos años y desde entonces no he tenido la oportunidad de volver, y hacerlo ahora con un libro de poemas es un gran placer” -señaló. A petición de la organización reconoció la trayectoria de Antonio Gala, nombrado ‘Autor del Año’. Lo conoció siendo muy joven cuando entonces estudiaba en Madrid. Horas antes, en el Club de Lectura de la prisión onubense, propuso leer a los asistentes unos fragmentos de “Más allá del jardín” una de sus novelas.
El escritor de Riotinto habló de su nuevo libro, páginas que dan una respuesta definitiva a algo tan contradictorio aparentemente como recoge su título: ¿Puede el poeta ponerse a escribir versos cuando todo alrededor se derrumba? Y la respuesta categórica del poeta es: “Sí, porque lo contrario sería el silencio y el silencio siempre es cómplice”.
Los poemas presentados ayer en San Juan del Puerto “surgen de una gran soledad y de muchas pérdidas”. Pérdidas y soledad que coinciden con la caída de las Torres Gemelas y la sucesión de catástrofes como la tragedia del volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, con la niña Omaira queriendo salir triunfante del agujero “mientras la cámara grababa impertérrita como una cobra su hundimiento”; los niños y los ancianos abandonados y muertos en la frontera, queriendo huir de sus países en guerra, hasta llegar al niño sirio ahogado en las costas de una isla de Grecia en medio de una brutal crisis, hizo que el mundo se le viniera encima al poeta, algo que, como él mismo contó, “se unió a unas terribles pérdidas en lo personal, empezando por la muerte de mi madre”.