José Luis Rúa / Ayamonte. Que estamos en un periodo de crisis donde los valores parecen haberse quedado por el camino, es algo notorio, por eso nos satisface cuando nos encontramos con gentes dispuestas a dedicar algo de su tiempo, su iniciativa o sus esfuerzos, en ayudar a quien lo necesita. Asociación Solidaria con el Pueblo Saharaui “Amigos por la Paz” de Ayamonte, son uno de esos cientos de colectivos que están diseminados por España, como nómadas de la solidaridad, buscando las fórmulas de apoyo y ayuda material al pueblo saharaui.
Este año es el segundo que la asociación, presidida por Manolo Borrego, y con el apoyo de su junta directiva así como de sus más de 70 socios, van a procurar que el sábado día 22 la estampa de la Gran Vía ayamontina sea la fuente que lleve agua de esperanza al desierto de nuestro querido Sahara. Un festival que presentará de manera ininterrumpida actuaciones musicales, con grupos tan queridos como Doctor Flo, Impacto, Bloody Jem, The Moot Point o Rebel Paradise entre otros. Que se dejará sorprender por la actuación del club de música del Agrupamiento de Escuelas de Castro Marín, que por primera vez estarán presentes en el escenario del festival solidario.
Sorprenderá a todos la presencia de los pintores de Ayamonte, representados por los componentes del taller de pintura “La escalera” y “El rellano”, que de manera distinta, realizaran trabajos individuales que una vez finalizados completaran un enorme lienzo que de seguro, no dejará a nadie indiferente. Y junto a los pinceles distribuidos por toda la Gran Vía, se podrá disfrutar de la obra de teatro que mostrara al público las componentes del grupo “Irene y sus hermanas del Sahara”. De la misma manera, alternando con los sonidos de las distintas bandas musicales, llegará la poesía de la mano de las Voces del Sahara y de los componentes de los Poetas del Guadiana. Versos de arena de desierto y de arena de mar. Poemas arrastrados por los vientos del sur o la calima sin nombre, regalados a cambio tan solo de una sonrisa.
Actividades infantiles, juegos, convivencia, dialogo, gastronomía y todo con el único objetivo de buscar financiación para cuando llegue el próximo verano, traer un año más a 5 o 6 pequeños saharauis a disfrutar de la convivencia en una familia ayamontina, del entorno de esta tierra alejada de los calores insufribles del desierto y de una experiencia que les haga olvidar por unos días su vida alejada de la sociedad del consumo y el bienestar. Por eso, es bueno que la Gran Vía ayamontina se convierta en grande de verdad, pero grande en una solidaridad sin fronteras y sin barreras de ninguna índole.