Un diario nacional elige los diseños de la onubense Marta Arroyo para anunciar el inicio de la Feria de Abril

Ana Rodríguez. El pasado lunes, 11 de marzo, en la vecina Sevilla comenzaba la Feria de Abril. Era lo que popularmente se conoce como el Lunes del Pescaíto y uno de los diarios nacionales con más implantación en Sevilla, ABC, ilustraba su portada con una hermosa foto de dos niñas vestidas de flamenca. Eran las sobrinas de la onubense Marta Arroyo, la misma que había diseñado los trajes que llevaban puestos la dos jovencitas.

Marta sabía que iban a publicar un reportaje sobre ella en la sección Bulevar Sur, pues días antes habían estado entrevistándola y haciendo fotos a una treintena de modelos que portaban sus vestidos. Sin embargo, se llevó una grata sorpresa cuando vio que el periódico le dedicaba la portada a su trabajo. “No me lo esperaba. Me llamó mucha gente para darme la enhorabuena, ha tenido mucha repercusión. Fue un detallazo que me dedicaran este espacio y estoy muy agradecida. Para mí ha sido muy importante”, afirma Arroyo.

El interés de ABC por la onubense, natural del municipio de Trigueros, no es más que el reflejo de que su nombre empieza a sonar en su sector, un reconocimiento que Marta se ha ganado a pulso, trabajando de manera incansable para sacar adelante el taller que montó hace cuatro años en Condequinto (Sevilla). Comenzó diseñando para amigas y conocidas y luego el boca a boca hizo el resto. Ahora tiene clientas no sólo de Sevilla, también de Huelva, Jerez, Madrid y hasta de Murcia, que acuden a ella para conseguir trajes de flamenca únicos y a medida.

Pero curiosamente, dedicarse a esto jamás fue el plan A de Marta. Ella es licenciada en Secretariado Internacional, ha viviendo en Londres y trabajado como administrativa, jefa de administración y hasta fue gerente de la Federación Española de Polo durante cinco años. Entonces todo cambió. La triguereña fue madre y tomó la valiente decisión de dejar su empleo para dedicarle a su hijo el tiempo que necesitaba ya que, viviendo en Sevilla y con la familia en Huelva, era difícil llevar todo adelante.

Sin embargo, como reconoce, “yo no puedo estar quieta y empecé en mi casa a hacer trajes de flamenca para mis amigas. Habilité una habitación y allí cosía. Luego volví a trabajar de jefa de administración en una empresa, compaginándolo durante varios años con los trajes. También me apunté a la UNED y empecé LADE, aunque no la acabé, ¡es mi espinita!, e hice el Máster del Programa Intensivo de Dirección de Empresas en el Instituto Internacional San Telmo. Pero al final decidí dedicarme sólo al diseño”.

Y es que a la triguereña siempre le ha gustado tanto la costura como los trajes de flamenca, uniendo ambas pasiones en su actual labor. En este sentido, Marta destaca que “mi madre nunca ha cosido, pero a mí me encanta, me divierte. Ya con 18 años me iba al Rocío con los vestidos que yo misma me hacía. Disfruto con mi trabajo, es gratificante hacer los diseños, que las clientas salgan contentas, verlos puestos en la Feria y que se te acerquen para hacerse una foto contigo. Yo no soy famosa, soy una más de las profesionales que se dedica a esto, pero me resulta muy satisfactorio ver terminadas mis prendas y a las mujeres luciéndolas”.

La onubense es muy creativa y cuando ve un trozo de tela no puede evitar pensar cómo será el traje que va a hacer con él, cómo van a ir los volantes, las mangas… “Si veo una tela que me gusta, aunque sea por Internet, la compro. Pero compro 12 metros porque nunca hago dos trajes iguales, me agrada que todos sean diferentes”, reconoce.

Hasta ahora la onubense se ha dedicado principalmente a hacer vestidos de flamenca a medida pensando en la Feria de Abril, así como batas de cola y trajes para la Romería del Rocío. A sus clientas les enseña telas y sus diseños propios que luego adapta a los gustos y necesidades de éstas, a fin de que sus prendas sean únicas y exclusivas.

En este sentido, Marta reconoce que su estilo es peculiar, muy clásico, jugando mucho con los tejidos, algo que para ella es primordial, que la tela sea original y bonita. Al respecto, la onubense asegura que “para mí en flamenca está todo inventado, todo lo que se salga de una línea clásica entra en que pueda o no gustar, e irá orientado por ello a un público más reducido. Yo soy clásica, de trajes con poco vuelo, más rectos, que estilicen más, lo que yo llamo de corte Lina, que sale el vuelo desde la cadera con volantes abajo”.

Asimismo, Arroyo realiza un pormenorizado estudio del cuerpo de cada clienta para hacerle un traje que le favorezca, ya que la altura, peso, volumen, etc. condicionan qué tipo de prenda le quedará mejor. “A mí me gusta una flamenca guapa, e intento sacarles partido a mis clientas y a las niñas, que las dejo preciosas”, pone de relieve la triguereña.

Cuando acuden al taller de Marta, la primera cuestión es el color, ya que las mujeres “suelen tener siempre varios trajes y a mí me gustan el rojo, el coral, el negro, el verde agua… pero si ya tienen en esos tonos, hay que descartar y mirar otras telas para ir concretando. En cuanto al diseño, como no tengo trajes ya hechos, les enseño fotos de otros años para que se hagan a la idea de lo que les voy diciendo”, explica la profesional.

Por la Feria de Abril estos días bien podrían verse más de 500 diseños de Arroyo, los que ha podido realizar aproximadamente en los últimos siete años, pero este 2016, además las mujeres también lucen complementos elaborados por Marta y por su socia en este nuevo proyecto, Ángela de Torres. Ambas se marcharon a Londres hace unos meses para comprar mantones de Manila antiguos y objetos vintage en mercadillos y anticuarios, materiales con los que han elaborado complementos para trajes de gitana muy originales, como broches, peinecillos, mantoncillos, pendientes, ramilletes de flores, etc. Esta pequeña y exclusiva colección ha tenido mucho éxito según sus promotoras, que se plantean continuar con la nueva línea.

Pero Marta tiene también otros importantes proyectos a la vista. Uno de ellos, quizá el más ambicioso, es lanzar su propia colección de trajes de flamenca y también de comunión, esta última de cara el próximo mes de octubre. Y es que, si hasta ahora los encargos de sus clientas se limitaban a unos meses muy concretos, el objetivo de la onubense no es otro que tener volumen de trabajo todo el año, dando así también empleo a más costureras.

Su nuevo horizonte pasa también por buscar un local más grande, pero todo ello dependerá de que encuentre la financiación suficiente, tarea en la que se encuentra enfrascada en la actualidad. Aún así, Arroyo es positiva y está convencida de que sus ganas lograrán que consiga su objetivo.

“A la gente le gusta mi trabajo, que es muy laborioso y requiere muchas horas, mucha dedicación y poner cariño en todo. Además tengo la suerte de contar con un personal excelente, gente magnífica y maravillosa, sin la cual no podría hacer nada”, reconoce la onubense.

En suma, Marta es una enamorada del que ha acabado, casi de casualidad, siendo su oficio, y en el que está triunfando dando pequeños pasos que la harán llegar muy lejos.