El perro ‘Morfo’

El perro “Morfo”, en Huelva.
El perro “Morfo”, en Huelva.

Morfo1-218x300Antonio José Martínez Navarro. Si poco se sabía del árbol genealógico del célebre perro “Paco”, de sus dueños y de sus amoríos (a lo más que llegaron las pesquisas reporteriles del momento fueron a identificar la mansión donde el can se recogía, sita en la Villa y Corte) del chucho en cuestión que presentamos, tenemos la genealogía, oficialmente documentada, de sus ascendientes. A través de la Real Sociedad Central de Fomento de las Razas Caninas en España sabemos que este Organismo le concede el nombre de Man de Argillo y que, por línea paterna, su antecesor se llamaba Roll, sus abuelos Ioko Du de la Clide y su madre Vía du Val de Bronce y sus bisabuelos, respectivamente, Uto de la Ruserte y Tanik de Clinajocek y CH Tintín de Mas de la Combe y CH Cree Du Val de Bronce y por parte materna Curra se llamaba su madre, ésta era hija de Duque (los padres de este eran Oskar y Jarka 2 Neveklova) y Do Vía Sulka (sus padres eran Otis Du Clos de la Gatine y Do Vía-Oaks). Tenemos que añadir a estos datos que sus ascendientes fueron campeones europeos y nacionales, galardones que el mismo “Morfo” alcanzó, datos tomados del documento que se publica en este escrito.

Este chucho, dicho sea sin ánimo de molestar, fue uno de los más populares de la zona Avenida de la Cinta- barriada “La Orden” Alta, y a pesar de su talante irracional, triunfó en la comparación con otros canes contemporáneos suyos en aquella sociedad alegre y confiada onubense de los últimos años de fin de siécle veinte.


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El perro “Morfo”, en Huelva.
El perro “Morfo”, en Huelva.

Según atestigua la citada Sociedad Central de Fomento el perro era macho, de raza braco Weimar o alemana de color marrón jaspeado y había nacido el día 22 de marzo de 1990. Su criador fue Jesús Ibarra Barraqueta, de Calatorao (Zaragoza), finca “Argillo” (que es donde criaba los canes), y el perro se lo compró a éste la firma U.S.I.S.A. por conducto de Juan Vázquez, uno de los propietarios de la misma. Teniendo el citado Juan Vázquez gran amistad con Juan José Sanz Márquez y sabiendo que éste era, y es, un apasionado de la caza se lo regaló poco después de que naciera.

Debemos hacer hincapié en que si bien en la certificación de la Real Sociedad Central de Fomento viene que el propietario era Juan José Zar Márquez, en ésta había tenido un error la misma, ya que el primer apellido de Juan José es SANZ y no ZAR, y éste es hijo del gran cantaor del barrio de San Sebastián Sanz Urbano que quedara en segundo posición y, además, ganara varios títulos provinciales de fandangos de Huelva en aquellos eventos que se organizaron en la década de los años cincuenta y tuvieron como marco inigualable, entre otros, el escenario del Gran Teatro de Huelva.


Puerto de Huelva

Una vez entregado el perro, fue recibido en la casa de Juan José con singular alborozo. Inmediatamente los miembros de su familia le adjudicaron el nombre de “Morfo” (por su morfología fuerte, atlética para un cachorro), así que cuando llegó, con cierto retraso, la documentación oficial con el nombre de Man de Argillo era inevitable que siguiera llamándose “Morfo” y con este nombre atendía el perro a la llamada o requerimientos familiares.

MorfoIII-219x300“Morfo” llegó a una casa donde fue tratado bien y con dulzura y la familia se dio cuenta de que debía dirigírsele al hablarle en tono o voz baja. En contrapartida, la versatilidad del perro hizo que fuera usado por su dueño en sus cacerías (rastreo, captura de presas y otra de las muchas cualidades que tenía “Morfo” era como, en la caza de los conejos, hacía varias muestras cuando paraba la caza, y otras suertes no menos importantes de la caza) y, en su domicilio, como insustituible mascota. Perro de alta clase, de inteligencia casi humana, exigía pocos cuidados, pero al pertenecer a una raza muy activa el dueño debía darle continuamente oportunidad de que se moviera. Así, cuando no tenía cacerías, Juan José le daba buenos paseos y se acercaba al Parque Moret donde jugaba con él y era un placer verlo correr a sus anchas, ya que se trataba de un trotador incansable, con una gran fuerza natural lo que le permitía mantener un trote constante durante más tiempo que la mayoría de sus semejantes, manteniendo la cabeza erguida, hasta que su dueño le cortaba la inacabable carrera.

“Morfo” era un perro alegre, aunque, con los extraños, no hiciera buenas migas en los primeros instantes, después…
Y así, durante años, el perro que historiamos fue una de las alegrías de la familia Sanz. Pero, en los inicios del año 2004, los miembros de esta familia advirtieron que “·Morfo” había perdido la alegría y pronto supieron que había sido atacado por una enfermedad irreversible. Todos los remedios de que dispone la ciencia los pusieron a fin de aliviar el terrible mal que había anidado en el cuerpo del noble perro, pero fueron en vano. Ya, finalizando marzo de la citada datación, se vieron obligados a sacrificarlo. Y si resulta curioso que un perro tenga documentación de su nacimiento, esta curiosidad aumenta al tener certificación de su muerte. Así, en un documento del Complejo Residencial de Animales y Viveros de Plantas, S. L. sito en las cercanías de la industriosa Gibraleón, se nos afirma, con fecha 27 de marzo de 2004, que su dueño, Juan José “Zar” Márquez “presentó su mascota, de nombre “Morfo”, para ser incinerada” en el citado Centro Residencial de Animales (Cementerio de perros).

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