Ana Rodríguez. La diabetes es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, incluso han llegado a denominarla la epidemia del siglo XXI. Jesús Lérida Luna es un joven onubense, estudiante de Medicina, que descubrió que padecía este problema de salud cuando tenía 13 años. Aquella noticia, lejos de condicionar su vida, ha sido un aliciente para superarse y demostrar que un conocimiento profundo de esta dolencia y de uno mismo son las claves para superar las dificultades que la enfermedad entraña.
En el caso concreto de Jesús, la diabetes se manifestó en forma de pérdida acusada de peso. Siempre le había gustado el deporte y jugaba al fútbol en el equipo del colegio Maristas, pero llegó un momento en el que se quedó en 50 kilos cuando ya medía 1,75 metros. «Bebía mucha agua y no hacía más que ir al baño. Me llevaron al médico y éste dijo que era cansancio, pero al no mejorar acudimos a una clínica privada y fue cuando me detectaron diabetes de tipo 1 -la padecen un 10% de los diabéticos, son jóvenes que no producen insulina-«, recuerda el onubense. Desde entonces le pusieron un tratamiento y su calidad de vida y rendimiento deportivo volvieron a la normalidad, siendo el error inicial en el diagnóstico que cometieron con él la motivación que lo ha llevado hasta la Facultad de Medicina, donde este año comenzará su tercer curso.
Hasta su ingreso en la Universidad, Jesús jugó a nivel profesional al fútbol. Primero en los escalones inferiores del Recreativo, donde fue lateral y central izquierdo durante cuatro años, venciendo en la liga provincial y manteniendo el ascenso en la nacional; y luego en el Huelva Atlético, en la escuela de Romero Pancho, ascendiendo su equipo a liga nacional tras ganar la liga en Huelva. Incluso llegó a formar parte de la selección de Huelva en infantiles y de la Selección Española de Diabéticos, con la que disputó y ganó el torneo Diabetes Junior Cup 2013 en Suiza.
Así pues, su pasión por el deporte no se vio condicionada en ningún momento por su enfermedad, ya que desde el principio Jesús se dio cuenta de que lo esencial era conocer al ‘enemigo’ para mantenerlo a raya. Llegados a este punto, el estudiante de Medicina suele explicar a los no versados con una ilustrativa comparación qué es la diabetes: «las células de nuestro cuerpo son como un coche que necesita gasolina. El vehículo está cerrado y la llave para abrir el depósito es la insulina. Si echas azúcar al cuerpo sin abrir la puerta, el azúcar se queda en sangre y por eso los diabéticos tienen el azúcar alta, pero al no entrar en la célula nos sentimos cansados».
Al no producir insulina, estas personas necesitan que se la suministren, dándose en este punto tres supuestos: que se les inyecte de más, quedándose el enfermo sin azúcar en sangre y padeciendo hipoglucemia, pudiendo derivar esta situación, en caso extremo, en un coma diabético. También cabe la posibilidad de que se inyecte una cantidad insuficiente de insulina, aumentando el azúcar en sangre; o, por supuesto, que se administre la correcta y el individuo pueda desarrollar su actividad diaria con normalidad.
«La cantidad de insulina depende de la alimentación que se siga y de los requerimientos del organismo. Por ejemplo, si haces deporte el organismo te pide más azúcar y necesitas menos insulina, de ahí que el deporte sea beneficioso para esta enfermedad, porque hace que las células se hagan más sensibles a la insulina y, con menos cantidad, hace más efecto», explica el estudiante de Medicina. Además, Jesús añade que «para hacer ejercicio hay que tomar hidratos de carbono antes, durante y después de la actividad y, a la par, cada vez que tomas hidratos de carbono tienes que pincharte insulina. De ahí que la mejor manera de controlar la diabetes en alimentación sea comer por raciones de hidratos de carbono, es decir, en lugar de contar las calorías, cuentas los hidratos y, en función de ellos, te inyectas más o menos insulina».
Todos estos conocimientos que el joven ha ido adquiriendo a lo largo de los años sobre su enfermedad también los transmite a nuevas generaciones que, como él, tienen diabetes tipo 1. En este sentido, Lérida es monitor de la Asociación Huelva Diabetes y ha compartido con niños, durante campamentos de verano, todas estas nociones fundamentales para que los más pequeños tengan calidad de vida. «Con una diabetes tipo 1 se puede comer absolutamente de todo si se compagina con un buen control de la insulina, ejercicio que te ayude a potenciar su efecto y un buen conocimiento de uno mismo, porque cada diabético es distinto», asegura.
Jesús es el vivo ejemplo de que lo que dice funciona y, con el tiempo, ha conocido a otras personas que toman su misma ‘medicina’. En este sentido, cuando el onubense entró en Medicina abandonó el fútbol, dado que los estudios requerían el 100% de su tiempo, pero al estar tan acostumbrado al deporte, cuando lo dejó empezó a poner mucho peso. Entonces «me apunté al equipo de fútbol de la Facultad y empecé a hacer ejercicio por mi cuenta, primero con natación y gimnasio y, a partir del verano de 2014, a correr distancias medias de forma constante, por ejemplo, ocho kilómetros dos veces a la semana», explica Lérida.
El estudiante mantuvo su nueva dinámica y corría cuatro kilómetros al día cuatro días a la semana, dedicando otra jornada a hacer 12 kilómetros en carrera. Así, buscando carreras populares en las que inscribirse conoció Team One, un grupo de deportistas amateur con diabetes tipo 1 procedentes de distintas disciplinas deportivas que habían creado un equipo para concienciar de la importancia del deporte para afrontar esta enfermedad, una entidad que sostiene que «uno de los pilares en el tratamiento de la diabetes es el ejercicio físico, cuyos beneficios tienen el mismo nivel de evidencia científica que la medicación y la dieta«.
Jesús forma parte de este grupo, que desea enseñar que las personas con diabetes no tienen limitaciones, sino retos. Un claro ejemplo de este argumento fue la celebración del Diabetes Triatlón Tour Andalucía, una prueba no competitiva en la que un grupo reducido de estos deportistas de Team One protagonizó un triatlón sprint en cada una de las provincias andaluzas durante ocho días consecutivos. Estos valientes demostraron que con un buen control de la enfermedad y una correcta preparación, la diabetes no es un límite a la hora de llevar a cabo actividades deportivas.
En suma, Jesús reconoce que está muy contento con su calidad de vida y aconseja a quienes padecen la misma enfermedad que él que no tengan miedo: «la diabetes te puede afectar para bien o para mal y una de las ventajas que tiene es que te da madurez. Es muy importante la fuerza de voluntad porque, aunque tenemos más impedimentos que los no diabéticos, el superarlos te hace madurar y crecer«.