Sergio Borrero. Las siete y media de la tarde de este Martes Santo marcaba el reloj de la torre del campanario de San Pedro cuando Huelva entera esperaba en el entorno de la Parroquia Mayor su anual encuentro con el Señor de Pasión. Puntualmente, pese a los amenazantes nubarrones que oteaban el horizonte, las puertas se abrían y un mar de capirotes y capas moradas llenaban un desangelado este año Porche de San Pedro, debido a las medidas de seguridad adoptadas a causa de su estado de conservación.
Uno de los cortejos más numerosos de la ciudad precedía a la Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, que finalizaba con la entrañable estampa de los pequeños monaguillos antecediendo al cortejo litúrgico. A las órdenes de Antonio González, presidente del consejo de hermandades y cada Martes Santo capataz del Señor, la cuadrilla de costaleros, costero a tierra para salvar la puerta de la Mayor de San Pedro, daba la primera chicotá sobre la rampa de salida. Los sones de estreno de la Agrupación Musical Santa Cruz recibían junto al aplauso del numeroso público que se congregaba en el Paseo Santa Fe al Señor de Pasión que lucía un año más con su túnica bordada en oro sobre terciopelo burdeos sobre monte de claveles rojo.
En dos larguísimas chicotás, en las que la Santa Cruz no cesó de interpretar una marcha tras otra, el paso de misterio de la Hermandad abandonó el porche. Como cada año, cuando el Señor avanza por la Plaza de San Pedro, la saeta de Manuel Encuentro se encontró frente a frente con la devota imagen. Desde el interior de San Pedro eran los tramos que antecedían al palio quienes abandonaban la parroquia para alumbrar el procesionar de María Santísima del Refugio.
A los sones de la Banda Municipal de Música de Mairena, el renovado paso de palio de la dolorosa de Pasión salía a su encuentro con Huelva en una complicada maniobra de su cuadrilla de costaleros, debido a la mayor altura del palio. Lucían en la calle por vez primera los nuevos varales de plata de ley, obra de orfebrería Hermanos Fernández. Un proyecto iniciado hace ya varios años y que este 2016 ha visto la luz, dotando de una mayor vistosidad al palio verde del Martes Santo.
Buquets de rosas blancas y capullitos de rosas minis para las violeteras del frontal exornaban el palio de la Virgen del Refugio, quien lucía imponente con su nueva corona de salida. Una obra realizada por el orfebre sevillano Juan Borrero bajo diseño de Javier Sánchez de los Reyes y donada por sus hermanos con motivo del 75 aniversario de la llegada de la dolorosa a la Sacramental de Pasión. Como hecho anecdótico, la imagen lucía la saya de Elena Caro de la Virgen de la Victoria, hecho por el cual su hermano mayor, Luís Parrales, dio la levantá previa a su salida a la calle.
Los leves chaparrones que cayeron sobre la ciudad cuando las previsiones ya daban una mejoría del tiempo no impidió que la Hermandad se luciese por su recorrido, siendo la única de las hermandades de este Martes Santo en realizar al completo su recorrido procesional.