José Miguel Jiménez Serrano/ Redacción. La noche del pasado sábado se vivió uno de los momentos más emotivos y solemnes de los previos a la Semana Santa de Zalamea, el traslado del Santísimo Cristo de la Sangre a su paso procesional . Éste se realiza cada Sábado de Pasión ante numerosos fieles que abarrotan el interior de la Iglesia de la Asunción, sólo alumbrada por las velas que portan los presentes y la candelería de los pasos. La primitiva imagen, destruida durante la Guerra Civil, es atribuida a Martínez Montañés, siendo titular de la Hermandad de la Vera Cruz y procesionaba la madrugada del Viernes Santo.
Las potencias que luce la imagen actualmente se le atribuyen al entorno de mismo imaginero jienense. La cofradía fue fundada en 1580, desapareciendo en una fecha indeterminada, posiblemente en algún proceso de desamortización. Se conservó la procesión de la madrugada y con la fundación de la actual Hermandad de Penitencia, el Cristo de la Sangre se convirtió en uno de sus titulares.
A las diez de la noche y con acompañamiento de música de capilla, un grupo de hermanos portaron la imagen del crucificado desde los pies de su retablo hasta los bajos del coro donde se encuentra el paso. Una vez la imagen fue izada y ubicada sobre el trono, se entonó el ‘Perdón’ por parte de los asistentes.
El Cristo de la Sangre es obra del imaginero Antonio Bidón, tallada en 1938. Se le realizó una importante reforma a manos del imaginero zalameño Manuel Domínguez, que la dotó de un gran realismo. El crucificado de Zalamea realizará estación de penitencia sobre su paso barroco el próximo viernes a partir de las dos de la madrugada, recorriendo varias calles del centro histórico. Pedro Borrallo será el capataz del paso.