Sergio Borrero. Expectación y nerviosismo se respiraba en los alrededores de la calle Don Bosco en la tarde de ayer Viernes de Dolores. Los negros nubarrones que cubrían el cielo de la ciudad no consiguieron retener a los cofrades en sus casas y poco a poco las puertas de la casa hermandad de la Lanzada se iban llenando de público, esperando ver procesionar por Huelva el primer paso de palio.
Tras reunirse la junta de gobierno, se decidió abrir las puertas de la casa a la hora fijada, manejando la Hermandad informaciones de que los chubascos no llegarían a la capital hasta entrada las diez de la noche. Con el tañer de la campana de la Parroquia de los Dolores, a la espalda de la casa hermandad, marcando las 19:00h comenzaba a dar sus primeros pasos el cortejo que antecedía en esta procesión gloriosa a Nuestra Señora de los Dolores. La cruz alzada antecedía a un nutrido grupo de mujeres vistiendo de mantilla, tan característico de esta procesión. La Hermandad del Rocío de Emigrantes también estuvo representada en el cortejo y acompañó un año más a la Virgen de los Dolores por su antiguo barrio.
A las ordenes de su capataz, Francisco Javier Michinina, la Virgen de los Dolores daba sus primeras chicotás por su barrio a los sones de la Banda Municipal de Música de Aznalcóllar. La Reina de las Colonias lucía saya roja bordada en oro y manto azul brocado en oro, una imagen distinta a la que veamos el próximo Martes Santo. También cambiará la configuración del paso de palio, portando en la jornada de ayer la candelería y jarras antiguas que serán sustituidas para procesionar tras el Cristo de la Sagrada Lanzada en Semana Santa.
El exorno floral un año más corrió a cargo de Pepe Brioso, florista de la ciudad y hermano fundador de la Hermandad. Estaba compuesto por rosas en los violeteros delanteros y buquets de claveles en los laterales. Culminaban el exorno grandes centros de gladiolos en las esquinas y a ambos lados de la imagen, todo ello en tonos blancos.
Numeroso público de todas las zonas de la ciudad acompañaron el procesionar de la Virgen por todas las calles de su recorrido pero sin duda, donde la devoción de su barrio se hace más patente es en la plazoleta que lleva su nombre. Allí, ante la sede de la asociación de vecinos la esperaba el Simpecado de la Hermandad de Emigrantes. El coro de la hermandad rociera recibía a Nuestra Señora de los Dolores entre plegarias y sevillanas.
Momentos después se vivirían nuevamente instantes de gran emoción con la visita de la Virgen de los Dolores al asilo de ancianos “Santa Ángela” de las Hermanas de la Cruz. La devoción de las Colonias hacia la Virgen de los Dolores se remontan al año 1953, cuando unos devotos de la feligresía procesionaron a la Virgen por primera vez por las calles de su barrio. La fundación de su Hermandad no se realizaría hasta el año 1986.
La lluvia frustró la procesión en torno a la hora manejada por la Hermandad, decidiendo la junta de gobierno aligerar el paso y regresar a su casa hermandad sin finalizar su recorrido completo.
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