Redacción. La respuesta a la violencia machista hay que adaptarla a la casuística específica de esta problemática, tanto al perfil del agresor como al de la víctima. Así lo han señalado los expertos participantes en las III Jornadas Formativas en Violencia de Género, organizadas por el Departamento de Igualdad de Diputación y el IAM dentro del programa conmemorativo del 8 de Marzo.
La vicepresidenta de Coordinación y Políticas Transversales, María Eugenia Límón, que ha mostrado su satisfacción por el “magnífico desarrollo” de esta tercera edición, ha agradecido la colaboración del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Huelva, la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer, el Colegio de Abogados-as de Huelva y el Juzgado Decano, para que la edición 2016 haya resultado “todo un éxito organizativo y participativo”.
La responsable de Igualdad también ha resaltado la “rigurosidad” del trabajo de las personas que han participado como ponentes, cuyo prestigio y experiencia profesional han cristalizado en unas conclusiones, que “estoy convencida, repercutirán en mejorar la respuesta que desde todos los ámbitos de la sociedad debemos dar a esta lacra social, que es la violencia sobre las mujeres”.
Entre estas conclusiones, destaca la necesidad de entender al colectivo de los y las menores como un grupo diana con el que trabajar, definir líneas de intervención y reforzar la coordinación interinstitucional. Y ello, porque la violencia machista sigue despuntando entre la juventud, aunque con patrones conductuales diferentes al que se produce entre personas de mayor edad, hecho que hay que tener en cuenta tanto para la intervención jurídica, como psicológica y social.
Las jornadas, que se han centrado, entre otros aspectos, en los cambios en materia de violencia de género producidos en el Código Penal por la Ley Orgánica 1/2015, han incidido en las dificultades probatorias de este tipo de delito, en el que se conjugan el sometimiento de la víctima, el dominio del agresor, el aislamiento social de la mujer, el miedo y la falta de testigos. Ello hace que la carga de la prueba recaiga principalmente en el testimonio de la víctima, añadiendo dificultad a una situación de por sí compleja, como es la de la violencia de género.
La constatación de que el asesoramiento y la inclusión de progenitores de víctimas en los programas de tratamiento y atención ha dado buenos resultados en el colectivo de chicas jóvenes víctimas de violencia machista; y que la discriminación por género no debe ceñirse exclusivamente a las que se producen hacia las mujeres, son otras de las conclusiones de estas terceras jornadas. En este sentido, se ha hecho hincapié en la necesidad de prevención y sensibilización desde las aulas contra la discriminación del colectivo LGTBI; y de abrir el abanico de líneas de actuación desde las que trabajar contra la violencia machista, teniendo en cuenta los cambios sociales y de género, como las nuevas masculinidades, el acoso a través de las redes sociales o la propia LGTBIFobia.
Las III Jornadas Formativas en Violencia de Género, destinadas a letrados/as, profesionales de servicios sociales, de educación, de juzgados, de centros de la mujer, de instituciones penitenciarias, personal sanitario, Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local, que trabajan directa o indirectamente con víctimas y agresores, han duplicado este año su participación, con aforo completo y más de 500 personas implicadas.