Ana Rodríguez. Antonio Calderón se ha propuesto una meta esta Semana Santa: engrosar su ingente colección de insignias o pins, la segunda más grande del mundo con 16.000 ejemplares, con las piezas que le faltan de la Semana de Pasión de la provincia de Huelva. Una meta para la cual el ex directivo del Real Madrid, e hijo del mítico gerente del club blanco en época de Santiago Bemabéu, necesita la ayuda de los cofrades onubenses.
Así, a través de Huelva Buenas Noticias, Calderón ha querido hacer un llamamiento para que todas aquellas personas amantes de la Semana Santa que tengan la posibilidad de colaborar con él, le hagan llegar los pins de las cofradías de Ayamonte, Lepe, Isla Cristina, Almonte, etc. «Las de Huelva capital ya las conseguí todas gracias a un gran amigo, ex jugador de baloncesto del Real Madrid, Vicente Ramos, que tiene lazos con vuestra tierra. Se lo dije hace tiempo y encontró los resortes oportunos con familiares, amigos y, al parecer, con un simpático costalero, que se las proporcionó y ya figuran en mi álbum de insignias de España«, pone de relieve el sevillano.
Las personas interesadas en ayudar a Calderón pueden hacerlo publicando sus comentarios en esta noticia. Al hacerlo se les solicitará su email y HBN hará llegar estas direcciones de correo al economista para que se ponga en contacto con sus nuevos ‘colaboradores’.
A pesar de que ahora busque pins sobre Semana Santa, la afición de Antonio Calderón por coleccionar insignias está indisolublemente unida a la pasión por el fútbol que ha respirado en su casa desde que era bien pequeño. Su padre, Antonio Calderón Hernández, fue doctor en Medicina y un gran aficionado al balompié. “No jugaba muy bien”, asegura su hijo, pero llegó a ser árbitro internacional, secretario general del Sevilla F.C. y presidente de la Federación Sur durante 16 años.
En 1955, Calderón Hernández fue nombrado por Santiago Bernabéu gerente del Real Madrid. “Yo tenía 10 años entonces”, recuerda el septuagenario aficionado, “y dejamos Sevilla para venirnos a vivir a Madrid. Entonces, en una ocasión, mi padre me dio 10 ó 12 insignias que le habían dejado en su despacho. Allí nació mi colección”.
Durante los años que su progenitor formó parte de la directiva del equipo blanco, alrededor de 25, recibió muchas cartas de cortesía solicitando insignias de intercambio, pins que posteriormente entregaba a su hijo, incrementando el repertorio de éste.
Conforme fue creciendo, Antonio se fue interesando cada vez más por el asunto, e investigando sobre el tema hasta descubrir que en Madrid había un Círculo Español de Coleccionistas de Insignias, además de otro en Barcelona, de los que no dudó en hacerse socio.
El mismo Calderón relata que “tenía un amigo con el que intercambiaba los pins repetidos y a él, además, le facilitaban contactos de coleccionistas europeos, gente que vivía en Luxemburgo, Francia, Italia, Brasil, Argentina…”
Las comunicaciones de aquel entonces no eran las de ahora y, para lograr hacer un trueque con alguno de esos aficionados extranjeros, Antonio tenía que elaborar a mano un listado de las insignias que quería y de las que tenía para cambiar y remitirlo por correo postal. Luego esperaba respuesta y, si había acuerdo, se enviaban las insignias por carta certificada, aunque en alguna que otra ocasión se llevó el chasco de que la otra parte no cumplió con el trato.
Durante este tiempo, estos 60 años de ‘hormiguita’ recolectora, Antonio Calderón fue desarrollando su vida profesional y, tras estudiar en el Colegio Maristas de Madrid, cursó la carrera de Ciencias Económicas, habiendo trabajado la mayor parte de su vida en el ámbito financiero, fundamentalmente en cajas de ahorro y bancos.
En 1985, Antonio siguió el camino de su padre e ingresó en la directiva del Real Madrid como contador, siendo presidente Ramón Mendoza, lo cual le ofreció la oportunidad, en cierto sentido, de seguir engrosando su serie temática de pins.
“De pequeño di la lata a directivos, jugadores, masajistas, utilleros, etc. para que me trajeran insignias cuando jugaban con otros equipos”, explica Calderón. Pero todo ese mundo ha cambiado, ahora existe “el merchandising” y son los propios clubes los que mandan boletines en los que ofertan sus insignias y mantienen al tanto a sus seguidores de las novedades a este respecto.
En cierto modo, las facilidades del coleccionismo moderno han hecho perder el romanticismo y la paciencia que implicaba el antiguo. Sin embargo, Calderón sigue siendo de la vieja escuela y asegura que él siempre se ha decantado “por el intercambio, nunca la compra, porque ir logrando encontrar poco a poco las piezas que te faltan es lo que te hace más ilusión”.
Tras llevar mucho tiempo ceñido a coleccionar los pins de un solo ámbito temático, el futbolístico, hace seis años el economista se planteó un nuevo reto: “como soy sevillano y me encanta la Semana Santa, decidí hacerme con las insignias de todas las hermandades de allí, donde además tengo ciertas facilidades porque en Sevilla vive parte de mi familia y yo mismo voy con frecuencia”.
En poco tiempo Antonio se hizo con las más de 40 insignias de las cofradías oficiales y no oficiales de la Semana Mayor de la capital hispalense y, al año siguiente, “haciendo de abuelo en Málaga”, se agenció las propias de esta ciudad andaluza. Para esta nueva labor, que dice que le distrae mucho ahora que está jubilado, ha echado mano de amigos en Huelva, Cartagena, Bilbao, León, Cádiz, Jaén, Jerez, etc. a los que les pide que le consigan las insignias de las hermandades de su ciudad, aunque ello no quita que a través de Internet se dirija a diversos consejos de cofradías que puedan colaborar con él en su empeño.
En cualquier caso, en estos seis últimos años Antonio Calderón ha juntado ya alrededor de 2.500 insignias de la Semana Santa de España, que se suman a las futbolísticas anteriores (de equipos de todo el mundo, de la FIFA, de árbitros, competiciones como la UEFA Champions League, entre muchas otras). El economista guarda todo este tesoro en su casa, en álbumes especiales con separadores que se trajo de Portugal y en alrededor de 30 grandes cuadros cubiertos con un cristal deslizante que decoran su despacho y el pasillo.
Finalmente, la duda está en quién se quedará con este maravilloso legado. Antonio confiesa divertido que se trata de una afición muy particular, en la que no sabe si alguno de sus ocho nietos –cinco niñas y dos varones- le seguirá algún día. Habrá que esperar a que crezcan para ver si alguno de ellos hereda la paciencia y constancia de su abuelo para cogerle el relevo en esto de coleccionar insignias.
1 comentario en «Un ex directivo del Real Madrid quiere incorporar a su colección particular las insignias de la Semana Santa onubense»
Yo comencé una colección similar también cuando era niño, pero me aburrí con los años. Conservo la mayoría de las piezas, pero no sé seguro qué quiero hacer con ellas.