HBN. La localidad onubense de Beas celebra este fin de semana, último del mes de febrero, la peregrinación conocida como ‘Clarines Chico’, una cita con la patrona del municipio que se viene celebrando desde el año 1969 y que este 2016 ha tenido un carácter muy especial. Y es que en esta ocasión ha sido la imagen de la Virgen y no el Simpecado de la Hermandad de Clarines, como suele ocurrir, la que ha acompañado a los peregrinos en su caminar de manera excepcional.
Ello se debe a que al término de la romería del pasado mes de agosto, la talla fue trasladad a la parroquia de San Bartolomé, en Beas, para proceder a la remodelación y restauración del retablo de su ermita de Clarines y del camarín que la alberga. Unas obras que era necesario acometer ante el estado de deterioro que presentaba el retablo, tanto en el dorado como en los elementos ornamentales del mismo, y el camarín, con idea reformar y reforzar las paredes de este último y evitar las grietas que año tras año aparecen en el mismo, fruto de los frecuentes movimientos de terreno.
Así pues, una vez finalizadas las obras, la Virgen ha retornado este 27 de febrero a su ermita acompañada por sus fieles, recorriendo el Camino de los Huertos junto a romeros, caballos y carros tradicionales. Tras su esperada llegada a la aldea clarinera ha comenzado la fiesta, que se extenderá a lo largo de todo el fin de semana.
Este domingo, día 28, se celebrará la misa de acción de gracias en la que se impondrá la medalla de la Hermandad a los quintos y quintas, los jóvenes beasinos que cumplen 18 años. La tradición de los quintos se remonta a la época en que los chicos hacían el servicio militar, y se reunían para despedirse del pueblo cantando por las calles con el tradicional palillo, adornado con cientos de lazos y bolas rojos y amarillos, lazos que regalaban a las chicas como recuerdo antes de marcharse. Aunque ya no se hace la mili, la tradición se conserva y se ha ampliado también a las chicas que cumplen la mayoría de edad.