La sonrisa de Gema de la Riva, cuando trabajar en un servicio público es la mejor recompensa

Ha recibido numerosos mensajes de felicitación.
Una buena atención al ciudadano, clave en los servicios que ofrece la administración pública. / Foto: everis.com
Una buena atención al ciudadano, clave en los servicios que ofrece la administración pública. / Foto: everis.com

M. P. D. Cuando Larra hizo célebre en el XIX su «Vuelva usted mañana» para referirse a la administración española, no podía ni imaginar que dos siglos después esta frase seguiría siendo utilizada a veces por el ciudadano de a pie. Un dicho que, en muchas ocasiones, resulta cuanto menos injusto, puesto que todos conocemos a funcionarios públicos que ponen todo su empeño para realizar su trabajo de forma satisfactoria. Un esfuerzo que, incluso, puede llegar a ejercerse teniendo una serie de circunstancias que no son las más idóneas, pero que en ningún caso suponen un impedimento para el desarrollo de su labor.

La labor del funcionariado a veces es injustamente tratada. / Foto: CSIF.
La labor del funcionariado a veces es injustamente tratada. / Foto: CSIF.

Conscientes de esta situación, en Huelva Buenas Noticias hemos pensado que sería llamativo mostrar el ejemplo de estos funcionarios que, día tras día, acuden a su puesto de trabajo con el deseo de hacer una buena labor. Eso, a pesar de que, para ello, tengan que superar obstáculos como un problema de salud. Con este objetivo, nos pusimos en contacto con el sindicato CSIF, con la intención de que nos contara el caso de algún onubense que encarnara en primera persona ese espíritu de servicio al ciudadano. Fue así como hemos conocido a nuestra protagonista de hoy, una chica que, a pesar de no sentirse modelo de nada, sí nos ha querido contar su historia con el fin de ayudar y animar a todas aquellas personas que puedan padecer alguna enfermedad o se sientan perdidos en este momento de su vida.


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Gema de la Riva es una joven onubense de 29 años que trabaja en la Administración de Justicia. En la imagen, en su puesto de trabajo.
Gema De la Riva es una joven onubense de 29 años que trabaja en la Administración de Justicia. En la imagen, en su puesto de trabajo.

Se trata de Gema De la Riva Fernández, una joven onubense de 29 años que ha querido mostrarnos su mejor sonrisa, a pesar de que a los 16 le diagnosticaron una enfermedad poco conocida llamada Vértigo de Meniere, una afección del oído interno que causa mareo o vértigo, pérdida auditiva y zumbido en los oídos. Hasta ese momento, su vida se había desarrollado de forma totalmente normal, con sus padres y su hermana, con una infancia y una adolescencia muy felices. Pero, a raíz de este diagnóstico, le otorgaron una discapacidad del 33% por mareos, pérdida de equilibro e hipoacusia, una falta de audición que intenta suplir con audífonos. En su caso, el vértigo es bilateral, es decir, en los dos oídos.

Gema tuvo una infancia muy feliz, siendo diagnosticada de esta enfermedad con 16 años.
Gema tuvo una infancia muy feliz, siendo diagnosticada de esta enfermedad con 16 años. Sus padres, con la familia en la distancia -ellos son de Madrid, aunque ella nació en Huelva-, lograron crear un hogar inundado de amor, de solidaridad y de buenos y marcados valores. Ellos le enseñaron a compartir, a luchar por todo aquello en lo que cree, a caminar por la vida con la humildad y honestidad como principales armas. Para Gema, ellos han sido, son y serán, los mejores compañeros de viaje en este trayecto que llamamos vida.

El momento del diagnóstico fue uno de los periodos más duros de su vida. «Recuerdo que a mi madre le habían operado para quitarle la matriz. Fue en esos días cuando comencé a notar que todo me daba vueltas, pero por la situación de mi casa no quise decir nada. Sin embargo, llegué al punto que no podía más y se lo dije a una tía mía. A partir de ahí, comencé a visitar varios médicos y, tras innumerables pruebas, un otorrino me habló de esta enfermedad, del Vértigo de Meniere, de la que no había oído hablar en mi vida. Mis padres me llevaron incluso a Pamplona, donde me comentaron lo mismo. Se trata de una enfermedad para que la que no hay cura, aunque sí se puede operar, algo que no era factible en mi caso porque lo tengo en los dos oídos. Entonces me pusieron un tratamiento y empecé a convivir con esta dolencia, que tiene una evolución caprichosa, porque hay días que puedes estar muy bien y otros, no tanto, ya que te afecta con mareos, hipoacusia, ruidos constantes e, incluso, puede llegar a la pérdida de audición. Así que lo primero que aprendí fue a disfrutar de mi tiempo, porque como nunca sabes cómo vas a estar mañana, cuando me encuentro bien, lo aprovecho al máximo». 


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No quería depender de nadie, así que se decidió por estudiar unas oposiciones, en este caso de Justicia. / Foto: www.formacionyestudios.com
No quería depender de nadie, así que decidió estudiar unas oposiciones, en este caso de Justicia. / Foto: www.formacionyestudios.com

Con todo ello, Gema logró controlar su enfermedad, al menos, hasta 2010. En ese tiempo finalizó la carrera de Turismo en la Universidad de Huelva y, luego, hizo un Máster de Empresas Turísticas, entre otros cursos. Pero ese año recibió un mazazo importante al complicarse todo, después de sufrir una crisis constante de la enfermedad y llegar a perder hasta el 50% de la audición. Según nos cuenta, «Tenía que estar casi todo el tiempo en la cama. Hay momentos de la enfermedad en los que todo se complica y no me podía ni levantar. Entonces, a pesar de que tengo una familia maravillosa, no quería depender de nadie y pensé que lo mejor era estudiar unas oposiciones. Había hecho Turismo, pero en este campo las plazas públicas son muy limitadas, así que me decidí por el área de Justicia. Me puse manos a la obra, pensando en la convocatoria del año 2012. Durante seis meses estudié 14 horas al día. El problema fue que justo el mes antes de la convocatoria de empleo me dio una crisis muy fuerte que me obligó a estar todo el tiempo en la cama. Estaba tan mal que estudié gracias a que mi madre me leía los apuntes mientras yo permanecía tumbada en la cama».

Pidió una plaza en Huelva de 'Vigilancia Penitenciaria' y se la concedieron. / Foto: keopskefren.com
Pidió una plaza en Huelva de ‘Vigilancia Penitenciaria’ y se la concedieron. / Foto: keopskefren.com

El día del examen tuvieron que ponerle corticoides para poder acudir a la prueba. Primero lo hizo para el área de Tramitación y Auxilio, prueba que aprobó, pero al haber tan pocas plazas no pasó el corte. Mejor suerte tuvo en Tramitación Procesal, del Grupo B, en la que había cinco plazas, de las que una fue para ella. Es cierto que optó por minusvalía, pero entonces el corte estuvo en un 8, una nota bastante alta. Tras aprobar, «me dieron a elegir la plaza, que se asigna por orden de nota. Yo pedí Huelva, no sólo porque vivo aquí, sino porque aquí he encontrado a un especialista que me está ayudando mucho con mi enfermedad. Me decidí por Vigilancia Penitenciaria. Y logré la plaza después de un mes de prácticas«, nos cuenta la joven.

Gema, con su familia, Según nos dice: "Ellos han sido y son todo para mí. Mis manos, mis pies y, sobre todo, mis oídos y equilibrio. Siempre creyeron en mí, en cualquier circunstancia, ante toda adversidad y en momentos en los que ni yo misma creía. Ellos fueron el impulso necesario para lograr vencer mis miedos, mis limitaciones. Ellos son la recompensa a todo.
Gema, con su familia. Según nos dice: «Ellos han sido y son todo para mí, mis manos, mis pies y, sobre todo, mis oídos y equilibrio. Siempre creyeron en mí, en cualquier circunstancia, ante toda adversidad y en los momentos en los que ni yo misma creía. Ellos fueron el impulso necesario para lograr vencer mis miedos, mis limitaciones. Ellos son la recompensa a todo.

Hoy, mirando atrás, tiene claro que «la mejor decisión de mi vida fue tomar las riendas sin miedo, reinventarme y estudiar las oposiciones. Considero el empleo en cualquier administración pública un trabajo lleno de aspectos positivos, ya que te permite disfrutar de algo tan bonito como es satisfacer las necesidades de los demás, algo para mí fundamental, ya que siempre lo he sentido como una vocación. De hecho, desde la adolescencia, he podido disfrutar de esta condición participando en asociaciones sin ánimo de lucro y en actividades tan reconfortantes como la atención hospitalaria a los más pequeños y las personas de la tercera edad, además de participar en el desarrollo de programas con personas con discapacidades psíquicas y físicas. Es algo que me entusiasma y da sentido a muchas cosas de mi día a día. Además, un empleo en el sector público también te permite la promoción dentro del trabajo, otro aspecto muy positivo para mí, dado mi carácter de constante autosuperación, sin olvidar la estabilidad laboral que, en la actualidad , y dadas las circunstancias en las que se encuentra sumergido el país, debemos valorar por encima de todo».

Su sede de trabajo se encuentra en la antigua sede del Colegio de Aparejadores. / Foto: www.coaath.es
Su trabajo se encuentra en la antigua sede del Colegio de Aparejadores. / Foto: www.coaath.es

Con esta filosofía, De la Riva acude cada día a su puesto de trabajo en el antiguo edificio del Colegio de Aparejadores de Huelva, situado en la calle Vázquez López, después de que su plaza estuviera anteriormente en la Plaza del Punto.

Por ello, esta onubense hace un balance muy positivo desde que aprobara las oposiciones de Justicia en el año 2012 hasta ahora. Es más, asegura que su vida ha cambiado completamente. Y es que, como nos explica, «mi enfermedad es muy caprichosa y se ve afectada por el estrés y por cualquier emoción que puedas tener, así que la tranquilidad que he logrado desde que tengo la plaza me ha influido en positivo también en mis crisis. Porque antes sufría mucho pensando en mis padres. Además, tengo la suerte de contar con unos compañeros estupendos, pues, aunque puedo ejercer de forma totalmente normal este empleo, hay días que me levanto con inestabilidad y trabajo un poco más despacio».

Imagen tomada el pasado mes de noviembre en un viaje que realizó con su pareja a Chicago. Una foto de superación personal al mostrar la capacidad de subir a cientos de metros de altura de viajar a miles de kilómetros en un medio de transporte impensable hace sólo algunos años.
Imagen tomada el pasado mes de noviembre en un viaje que realizó con su pareja a Chicago. Una foto de superación personal al mostrar la capacidad de subir a cientos de metros de altura y de viajar a miles de kilómetros en un medio de transporte impensable hace sólo algunos años.

Esa estabilidad laboral lograda a través de las oposiciones también se ha transmitido a su vida personal. Tanto es así que ha llegado a superar algunos retos que parecían impensables. Por ejemplo, los médicos le comentaron que con su enfermedad no podría montar en avión. Y, sin embargo, recientemente ha logrado su sueño de viajar a Nueva York y a otros lugares de Estados Unidos, como Chicago. Todo un éxito personal.

Con Alberto, su pareja, cumpliendo un sueño en Nueva York.
Con Alberto, su pareja, cumpliendo un sueño en Nueva York.

De todas formas, Gema afirma de forma tajante que «no pretendo ser un ejemplo de nada, pero sí puedo ayudar a aquellas personas que padezcan cualquier tipo de enfermedad o discapacidad o, simplemente, para los que se encuentren perdidos y sin rumbo. A todos ellos les diría que no existen obstáculos, sino motivaciones, que luchen por todo aquello en lo que creen, por sus sueños, por sus objetivos, ya que si lo hacemos podemos perder, pero si no lo hacemos, ya hemos perdido. Ante cualquier situación hay que intentar obtener la parte positiva y el aprendizaje, porque no existen discapacidades sino capacidades diversas. ¡Lo imposible solo tarda un poco más! Y lo puedo decir yo que 2011 me lo pasé casi todo el año metida en la cama y ahora estoy muy feliz. Y otra de mis frases es: ¡El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional!».

Consideran necesario un aeropuerto. / Foto: asgotour.cl.
Le dijeron que no podría viajar en avión, pero con ilusión ha conseguido volar a Estados Unidos. / Foto: asgotour.cl.

Un mensaje que puede ayudar a muchas personas que se encuentren en una situación similar a la de esta joven que es consciente de que padecer una enfermedad crónica, como el Vértigo de Meniere, que suele diagnosticarse a partir de los 40 años, suele ir acompañado de depresión, ya que el enfermo se ve imposibilitado para hacer aquello que desea. «Hay que aprender a integrar la enfermedad en tu vida. Sabes que hay momentos que tienes que depender de otras personas, pero eso te ayuda a valorar cosas que otros no valoran, como hacer deporte o viajar. Hay que sacar el lado bueno de todas las situaciones. Una idea que podría extrapolarse también a tanta gente que lo está pasando mal con el tema laboral, a los que animo a mirar hacia adelante, siempre pensando en positivo», comenta.

Esta foto fue tomada en Chicago en el mes de noviembre. Para ella  es representativa de que cada viaje, cada meta conseguida, cada objetivo cumplido es un triunfo personal que engrandece. Se que puedo recaer una y mil veces, pero cuando ello suceda, volveré a levantarme y a "conquistar el mundo".
Esta foto fue tomada en Chicago en el mes de noviembre. Para ella es representativa de que cada viaje, cada meta conseguida, cada objetivo cumplido, es un triunfo personal que engrandece. Sé que puedo recaer una y mil veces, pero cuando ello suceda, volveré a levantarme y a «conquistar el mundo».

Así que, para terminar, ofrece un mensaje de optimismo a todos los que se encuentren desanimados, sean cuales sean sus circunstancias, para que vean que ella decidió reinventarse y hacer las oposiciones de Justicia, lo que le ha permitido ser feliz, adaptándose a las circunstancias de su vida. Eso sí, le gustaría recalcar «la necesidad de que la propia Administración tenga en cuenta estas situaciones especiales y excepcionales, y que todos aquellos que tenemos alguna dificultad diaria -con capacidad diversa, que no discapacidad- nos sintamos respaldados, entre otros aspectos, mediante un estudio individual y específico de nuestras enfermedades para integrarlas dentro de aquellas incapacidades que no producen descuentos económicos».

A Gema, muchas gracias por tu ejemplo. ¡Y a seguir creciendo!

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