Sergio Borrero. La céntrica Plaza de las Monjas acogió en la tarde de ayer lunes 22 de febrero, segundo lunes de cuaresma, el Vía+Crucis oficial de la Semana Santa de Huelva. Era la segunda vez que el Cristo de la Buena Muerte presidía este piadoso acto unitario, tras el de 1982.
El tañer de las campanas de la Iglesia de Santa María de Gracia marcaban las ocho de la tarde cuando las puertas del convento agustino se abrían. La Cruz de guía de la Hermandad de la Buena Muerte se hacía a la calle 3 de Agosto precedida por el sonido de la esquila. Tras ella, representantes de las 26 hermandades de la ciudad alumbraban el caminar del Santísimo Cristo de la Buena Muerte con cera tiniebla. En la presidencia del acto el obispo de la diócesis D. José Vilaplana era acompañado por el presidente del Consejo, el hermano mayor de la Buena Muerte y el Vicario para la Celebración de la Fe, D. Emilio Rodríguez, a su vez director espiritual de la hermandad agustiniana.
Tras una nube de incienso aparecía el titular de la hermandad del Jueves Santo, portado en andas iluminadas por cuatro guardabrisas en las esquinas y exornada con un centro en tonos morados de lirios, rosas, claveles, stalis, crisantemos y calas. Aparecía la talla gubiada por Gómez del Castillo con corona de espinas, tal y como la concibió el imaginero, recordando estampas pasadas en las que acertadamente portaba el Cristo de la Buena Muerte dicho elemento junto con un juego de potencias. No era la única estampa antigua recuperada en el día de ayer, pues se recuperó también el uso de las campanillas para comunicarse entre los diputados de orden como hacía la Hermandad en los años 50.
Gran cantidad de público arropó a la hermandad en el Vía+Crucis, en el que se siguió la formula adoptada en estos cuatro años de mandato de Antonio González. En el perímetro de la plaza, bajo doseles burdeos con pinturas decorativas en oro, se situaron las 15 estaciones. Hermanos de diferentes corporaciones se situaban en cada estación portando la cruz alumbrada por dos cirios mientras José Antonio Vieira daba lectura de cada estación y sus meditaciones, en un atril instalado junto al monumento a Colón. La megafonía instalada permitía seguir el rezo en cualquier punto del recorrido.
La zona central de la plaza se mantuvo con las farolas, de las cuales colgaban gallardetes alusivos al centenario de la Hermandad, a oscuras, proporcionando mayor recogimiento y solemnidad al acto. En el apartado musical, acompañaba a las andas los sones una capilla musical, mientras que desde el templete de la música la Coral de la Sagrada Cena ponía sus cantos entre los rezos de cada estación.
Bajo la atenta mirada de las madres agustinas desde su convento, el Cristo de la Buena Muerte regresó a su sede canónica poco antes de las diez de la noche, tras la oración y reflexión final realizada por el obispo.
Galería de imágenes del Vía+Crucis oficial de la Semana Santa de Huelva 2016