Redacción. El departamento boliviano de Cochabamba ha acogido esta semana la presentación en diversos actos de una edición muy especial de la obra más universal del nobel moguereño Juan Ramón Jiménez, Platero y yo, traducida al quechua, la lengua prehispánica hablada en la actualidad por más de diez millones de personas en Perú, Ecuador y Bolivia. Con esta nueva versión, de la que se han editado 3.000 ejemplares, la centenaria obra del poeta ha sido traducida ya a 51 idiomas, esta vez al quechua a cargo del comunicador cochabambino Tito Tórrez bajo el título Qullqicha ñuqa ima, e ilustrada por el artista Darío Antezana.
La versión bilingüe español – quechua de Platero yo está editada por la Fundación Caja Rural del Sur y surge de una propuesta de Alfonso Bilbao al Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb) en el año 2014, centenario de la primera edición de la obra más popular de Juan Ramón Jiménez. No ha sido sencillo el proceso de creación de esta publicación, extraordinariamente cuidada, en la que a los obstáculos derivados de su elevado presupuesto han sido resueltos gracias a la colaboración de un grupo de entidades: además de la propia Fundación de la Caja Rural y de la muy generosa de la Fundación Morera Vallejo, se ha contado con las de la Universidad Internacional de Andalucía, Diputación de Huelva, Fundación Zenobia Juan Ramón, Boliviana de Aviación y Universidad de Huelva. Por otra parte, los Herederos de Juan Ramón Jiménez han cedido desinteresadamente los derechos de la edición no venal. El conjunto de todos estos esfuerzos ha hecho posible lo que constituye un auténtico hito en la bibliografía juanramoniana y en el conjunto de la literatura española.
A finales del año pasado la publicación fue presentada en el marco del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb), constituyendo uno de los momentos más destacados de esta programación onubense, iniciativa de la Fundación Caja Rural, cuyo principal objetivo es estrechar, a través de la cultura, los lazos entre los ciudadanos de la Comunidad Iberoamericana de naciones. También se presentó en Moguer, en la casa natal del Nobel, a través de la Fundación Zenobia – Juan Ramón Jiménez. La presentación en Bolivia, con el profundo calado social que supone la distribución de la mitad de la edición en las comunidades indígenas de aquel país.
La publicación cuenta con un prólogo de Carmen Hernández-Pinzón, representante de los Herederos de Juan Ramón, y una presentación de Jaime de Vicente Núñez, director del OCIb, además de escritos de Antonio Ramírez Almanza y Alfonso Bilbao.
Durante las diferentes presentaciones realizadas en el país andino, la diputada de Infraestructura, Medio Ambiente y Planificación, Laura Martín, ha representado a la Diputación de Huelva como una de las entidades públicas que han colaborado en esta iniciativa, junto a la Universidad de Huelva, la UNIA y la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, así como la empresa Boliviana de Aviación, que ha colaborado en el transporte desde Huelva a Cochabamba de los ejemplares de esta edición bilingüe para su distribución en instituciones educativas y culturales del país. Este proyecto se gestó durante la celebración de los actos por el centenario de la publicación de Platero y yo en 2014, y desde entonces la obra puede leerse en este idioma indígena, reconocido como una de las lenguas oficiales del estado boliviano.
Martín, que ha estado acompañada en las presentaciones por distintas autoridades locales, por Alfonso Bilbao, médico boliviano que reside en Huelva y director editorial de la edición, y por el traductor de la obra, Tito Tórrez, entre otros, ha señalado que “lo fundamental de esta experiencia ha sido la elección de la obra Platero y yo para traducirla al quechua, ya que se podría haber traducido cualquier otra obra de la literatura universal y Platero y yo ha sido la elegida”. No en vano, Platero y yo es la obra de la literatura española traducida a más idiomas después de El Quijote y nunca había sido traducida a un idioma americano prehispánico, salvo una pequeña edición en guaraní.
La diputada provincial ha subrayado la excelente acogida de esta edición, “ya que en los países donde se habla el quechua se está promoviendo su uso y aprendizaje pero apenas existe material para su estudio, y con esta versión de Platero y yo van a contar ahora con una obra maestra de la literatura universal a su alcance y de lectura muy accesible tanto para niños como para adultos”.
Como ha destacado Martín, “América fue lugar de refugio y muerte de Juan Ramón, y esa vinculación, siempre permanente entre Huelva y América, emerge en esta ocasión de apoyar una iniciativa que nos acerca a un continente con el que nos unen estrechos lazos históricos y culturales. Por ello, la Diputación de Huelva, que en 2017 festejará la vocación americanista como seña de nuestra provincia a través de los actos del 525 aniversario del Encuentro entre dos Mundos, se sumó a este proyecto en su aspecto más amplio de difusión del conocimiento del poeta en y para los americanos”.
En palabras de la diputada, “hablar de Juan Ramón Jiménez y de Platero es hablar del amor y la admiración por su tierra, de su luz, de sus olores y sabores del campo, es hablar de Moguer, es hablar de Huelva, pero no hay que olvidar que Platero y yo recoge, igualmente, aspectos de crítica social, tratando temas universales como la bondad, la esperanza, la melancolía, la alegría, la tristeza o la muerte. Así, junto a la alegría de los niños que juegan con Platero, el poeta describe la pobreza y la injusticia a que se ven sometidos, con metáforas y descripciones de un tono lírico único”.
Como ha señalado Martín, “estamos ante una obra maestra de la literatura universal que, con sus 102 años de vida, continúa estando más viva y actual que nunca y que hoy comienza a latir en quechua”.
Platero y yo se editó en 1914 con el subtítulo Elejía Andaluza. Juan Ramón quedó defraudado del resultado final debido a la mala calidad de impresión y por unas ilustraciones mediocres. Precisamente esta primera edición, realizada por la editorial La Lectura y seleccionada como texto para niños, tiene que ver mucho con la consideración de obra juvenil que, habitual y erróneamente, se ha asociado al libro del nobel moguereño. No fue hasta 1917 cuando se editó la versión más conocida de Platero y yo, publicada por la editorial Calleja, incluyendo 138 capítulos en vez de los 68 de la edición de 1914.