Lo novedoso, entre otras cosas, es que se firma un contrato entre las tres partes (cliente, banco y empresa), «y el cliente ni se tiene que molestar en ir al banco, porque toda la tramitación la realizamos la empresa desde el momento en que se da el visto bueno al presupuesto. Desde que se firma el presupuesto hasta que se empieza la obra, no pasa más de una semana, porque el banco ya está avisado previamente de la idea del cliente de la reforma que tiene que hacer, y solo hay que darle el visto bueno al papeleo», explica.
Manuel Gil Leiva calcula que, si todo va bien, habrá hasta 15 puestos de trabajo creados por él cuando la idea esté rodada, además de desarrollar una idea pionera que espera que ayude a levantar el sector de las reformas, muy atacado por la crisis económica.