Juan Carlos Jara. Otra mañana y otro sobresalto. Despertar cada amanecer con el sonido de la radio, escuchando las primeras noticias del día, conlleva más de un desagradable inicio de jornada por mor de ese agitado mundo que nos hemos construido. Además, por si no tuviésemos bastante con atentados y tragedias varias que nos invaden desde el plano internacional, a nivel local los disgustos tampoco cesan nunca.
La extracción de tierra en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de esta ciudad, sin el más mínimo cuidado por la protección de nuestra historia, se convirtió hace unos días en un nuevo motivo de pesadumbre para una Huelva que, me duele volver al mismo punto de partida, casi nunca levanta cabeza en ningún aspecto. No entiendo, y no porque no quiera, lo ocurrido en un lugar que se encuentra a la vista de todos, en una zona muy transitada de la ciudad y nada oculta a los ojos de quienes velan por el cumplimiento de las leyes.
¿Qué atención prestan a nuestra historia quienes deben ser garantes de la misma? ¿Qué interés ponen las autoridades competentes en Cultura en el cuidado de nuestro patrimonio? El caso del solar junto al Seminario, como muestra de dejadez, nos refresca en la memoria otros episodios semejantes que inundan el día a día de esta provincia. ¿Recuerdan que en pleno centro de Huelva, desde hace varias décadas, espera financiación un espacio al que en su día se denominó plaza Arqueológica? Yo aún era menor de edad cuando se nos prometió que allí se ubicaría un hermoso y acogedor lugar en el que poder conocer más de cerca nuestro pasado. Y eso es solo un ejemplo de lo que podría aportarnos nuestro suelo en La Joya, en la isla de Saltés, en el cabezo de San Pedro… Todo ello si antes, un día cualquiera, no nos despertamos con otro sobresalto como éste reciente con las excavadoras.
