David Ruiz Fernández, un químico onubense que lleva 15 años recorriendo el mundo trabajando para varias multinacionales

Ana Rodríguez. David Ruiz Fernández es un auténtico trotamundos, que asegura vivir en aeropuertos, aviones, y hoteles buena parte de su tiempo. La razón es su trabajo, pues este químico lleva 15 años fuera de Huelva empleado en varias empresas multinacionales.

Aunque no nació en nuestra provincia, su padre sí que era de Huelva y aquí fue a dar desde pequeño, cuando su progenitor decidió abandonar su errante empleo – trabajaba para la empresa de ingeniera encargada de la construcción de las refinerías en España, Foster Wheeler- e instalarse en la capital onubense.

Así pues, una vez asentada su familia en el sur, David estudió en el Colegio Tartessos y en el Instituto José Caballero. Luego cursó Ciencias Químicas en la Universidad de Sevilla e inició un PhD (doctorado) en Escocia, periodo que significó para él un punto de inflexión, ya que descubrió otro mundo, otras gentes y culturas, así como lo maravilloso y enriquecedor de conocer e interactuar con personas de diferentes orígenes y procedencias.

Esa increíble sensación experimentada, unida al hecho de que las oportunidades laborales en la industria privada fueran muy escasas y a que David se negaba a opositar y buscar la seguridad y la estabilidad desde tan joven, fueron cruciales a la hora de tomar la decisión de marcharse fuera de España. Además, «en el extranjero es todo muy distinto, se aprecia realmente el esfuerzo de alcanzar estudios superiores, y los profesionales desarrollan carreras laborales ricas, interesantes, variadas, con cambios frecuentes de empresa, de ubicaciones geográficas y de responsabilidades a lo largo de la vida, y con remuneraciones significativamente más elevadas en función de las responsabilidades», apostilla Ruiz.

Así empezó su aventura por el mundo:

– ¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
– Da un poco de vértigo mirar hacia atrás y ver todo el tiempo que ha pasado y todo lo vivido y experimentado en estos más de 15 años. He vivido en muy diversos lugares, entre ellos varios años en Londres, aunque la verdad es que me dedicaba a viajar la mayor parte del tiempo por todo el mundo para una empresa británica de alimentación. Después cambié a una empresa tecnológica de California, para la cual de nuevo constantemente me movía por todo el mundo. Finalmente, en los últimos años estoy trabajando para una multinacional química de origen alemán, pero con presencia por todo el mundo.
Tengo que decir que siempre he conseguido venir por Huelva, Sevilla y Punta Umbría con mucha asiduidad, de media al menos una vez al mes, a descansar y a ver a la familia y amigos. Eso sí, vivo en aeropuertos, aviones y hoteles buena parte del tiempo, lo cual a veces es sacrificado, pero el cómputo general es más que satisfactorio.

– Trabajas en Brenntag si no tengo mal entendido. ¿Cuál es tu puesto en la empresa? ¿Qué tareas desempeñas?
– Brenntag es un intermediario entre industrias y yo soy responsable de negocios internacionales, básicamente muevo materias primas entre continentes, muchas de ellas entre Asia y Europa. Hace unos seis años la empresa estableció una plataforma global de aprovisionamiento (GSO) y yo estoy totalmente involucrado en ella.

– ¿Cómo entraste a trabajar en esta multinacional?
– Como mi currículum se sale un poco de lo corriente, la última vez que sentí la necesidad de un cambio y de embarcarme en un proyecto nuevo, vi un anuncio en Infojobs. Mandé mi candidatura y hecho, a la primera. Creo que la experiencia en un ámbito internacional es lo que marca la diferencia.

– Actualmente resides en Milán ¿no es así?
– Mi residencia, si es que se puede considerar que tengo alguna propiamente dicho, ya que tengo tres casas abiertas, más la de mi madre en Huelva, está en Milán. Pero no paso demasiado tiempo allí, pues continuamente estoy viajando por Italia, por otros países europeos y de otros continentes. Cada dos semanas voy a Barcelona, pues allí tengo una parte del equipo con el que colaboro, y al menos una semana al mes la paso en Sevilla, y el fin de semana me escapo a Huelva. Además, casi todos los fines de semana me escapo a algún sitio, y en agosto todos los años que permito un súper viaje particular a algún destino remoto. Y es que una de mis principales ambiciones, como aventurero y nómada que me considero, es llegar a conocer el mayor número de lugares, culturas y personas que me sea posible.

– Imagino que te desenvolverás bien con los idiomas, ¿cuáles hablas?
– El inglés es mi herramienta de trabajo y el idioma con el que se va por el mundo y el que empleo con amigos míos de otros países. Actualmente, obviamente estoy aprendiendo italiano. El francés también lo he estudiado muchos años y practicado temporadas que paso en Francia ya que éste es uno de mis países preferidos. Finalmente estudié varios años de alemán, aunque no lo practico casi nada, pero si tengo la oportunidad lo retomaré.

– ¿Cómo es la ciudad de Milan?
– Milán es una gran ciudad, quizás no la más bonita de Italia, pero sí la más cosmopolita y disfruta de una ubicación estupenda. La frontera con Suiza está a menos de 40 km, y las vistas desde mi oficina son a los Alpes, a los cuales voy a esquiar casi todos los fines de semana, ya que hay decenas de estaciones de esquí a poco más de 100 km. Francia está también a poco más de 150 km. Desde el punto de vista industrial, es sencillamente alucinante el número de industrias de alto valor añadido, por ejemplo farmacéuticas o automovilísticas, erradicadas entre Milán, Venecia y Bolonia, lo que se conoce como el Triveneto y la Emilia-Romagna. Hace unos 30 años era la zona más rica del mundo. La clave está en el marketing, la marca Italia vende y da prestigio. Además las distintas empresas de un mismo ramo se asocian en consorcios. Deberíamos aprender de ellos. Destacar que esta industria está muy controlada e integrada medioambientalmente.

– ¿Cuáles son las principales conclusiones y enseñanzas que has sacado en el tiempo que llevas viviendo en el extranjero?
– Que el contacto con gente de otros lugares te enriquece, te abre la mente, te vuelve más tolerante, te ayuda a desaprender y deshacerte de muchos miedos y prejuicios que te inculcan de pequeño, y a relativizar y a superar las ideas de naciones, banderas y demás conceptos que nos separan y a darte cuenta que lo importante son las personas, independientemente de donde vengan, de sus creencias y razas.

– ¿Y los principales obstáculos que has tenido que superar?
– El único obstáculo es estar lejos de los tuyos, y a veces pasar muchas temporadas solo, aunque aprendes a abrirte a la gente, pasártelo bien contigo mismo y a inventarte planes sobre la marcha.

– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido.
– Por ejemplo, hace tres años salí en ‘Andaluces por el mundo’, en Kuala Lumpur, junto a un amigo de Huelva que trabajaba de ingeniero expatriado para Tioxide en una planta de Malasia.

– Tú que vives fuera y tendrás otra perspectiva, ¿qué análisis de la situación española harías en estos momentos?
– En este sentido, y basado en la perspectiva que me proporciona pasar tanto tiempo en el extranjero, lo siento profundamente pero soy muy crítico con nuestro país en general, y en concreto con Andalucía, y no digamos Huelva, que cada día la encuentro más olvidada, más aislada y deprimida económicamente. Los jóvenes talentos se han ido fuera en una gran mayoría ante la falta de oportunidades y es curioso encontrarlos a muchos de ellos de vuelta en fechas señaladas, como por ejemplo, en Navidades. Mi esperanza es que la tierra tira y muchos de ellos volverán tarde o temprano y traerán consigo una mentalidad diferente.
Me muevo mucho por el tercer mundo, por lo que ante todo quiero decir que creo que debemos estar agradecidos por el nivel de desarrollo, igualdad, y estabilidad del que gozamos. Pero dicho esto, creo que por historia, ubicación geográfica, recursos, etc. deberíamos ser mucho más exigentes con nosotros mismos y menos autocomplacientes y sedentarios. Es triste que el nivel de emprendimiento aquí, en el sur, sea prácticamente inexistente y desde las autoridades dé la impresión de que se mina y desincentiva.

– ¿Y sobre Huelva?
– En Huelva, el problema que observo es que se ha estigmatizado a la industria, en lugar de exigir y apoyar su evolución y transformación paulatina de una básica a otra de mayor valor añadido y respetuoso con el medio ambiente. Si por el contrario nos centramos en el turismo y la agricultura, los sueldos se reducen a la mitad, y con mucha precariedad y discontinuidad, lo cual conduce a una espiral de mediocridad y depresión social.
Es una lástima porque Huelva tiene un potencial increíble. Sólo exportando la calidad de vida, el clima, la gastronomía y la cultura, esto se podría convertir en una especie de Miami. Con un Ave que te lleve a Sevilla y a su aeropuerto en media hora, altos ejecutivos podrían vivir aquí con sus familias, pasar dos o tres días de la semana viajando o trabajando en alguna capital europea y luego regresar aquí y continuar trabajando en remoto. Yo hago así, y es el futuro.

– Finalmente, ¿cuál es tu balance de la experiencia trabajando en el extranjero?
– El balance es realmente positivo, no puedo estar más agradecido por la oportunidad diaria de desenvolverme en un ámbito internacional, afortunadamente sin perder el contacto regular con mi tierra.

– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Que creamos en nosotros mismos, nos modernicemos, seamos más críticos y exigentes con nuestros dirigentes y trabajemos por no perder el tren del futuro.

Gracias David.