Rosa Mora. Tiene 55 años, es prostituta, ejerce desde los 29, y aún continúa haciéndolo -aunque en la actualidad ofrece sus servicios a una clientela más reducida-. Estos son sólo algunos de los rasgos que definen a la protagonista de esta historia, Montse Neira (Barcelona, 1960), pero de ella podemos decir mucho más. Es madre, licenciada desde el año 2009 en Ciencias Políticas por Universidad Autónoma de Barcelona, investigadora social, autora del libro ‘Un Mala Mujer’, y también activista y defensora de los derechos de las personas que ejercen la prostitución, una faceta ésta última por la que ha participado en numerosos eventos, invitada para narrar en primera persona su experiencia en el que está considerado el oficio más antiguo del mundo. El último compromiso lo ha tenido en la Universidad de Huelva.
Montse Neira mantenía este jueves 19 de noviembre un encuentro con estudiantes del Grado en Trabajo Social de la Onubense. Invitada por la docente Pilar Blanco, la catalana expuso a los alumnos la realidad con la que se van encontrar una vez que tengan la oportunidad de desempeñar la profesión para la que se están formando y traten con ciudadanos y ambientes en los que se ejerce la prostitución. Durante su discurso, además de atender a todo tipo de cuestiones, Neira esbozó una radiografía del perfil y las necesidades de muchas de las personas que actualmente ejercen y que, en alguna ocasión, puede que requieran de la atención de trabajadores sociales.
Antes de asistir a la charla-coloquio en la Universidad, Huelva Buenas Noticias conversaba con esta mujer que ha hecho suya la bandera de lucha contra los estereotipos y prejuicios, a su juicio, “injustos”, que rodean al ejercicio de la prostitución.
Hastiada de que se asocie en el cien por cien de los casos la prostitución con el papel de mujer víctima, Neira cuenta orgullosa que, en su situación, optó por ese mundo porque sabía que le iba a dar dinero. “A los 29 años pierdo el empleo, y necesitaba ganar dinero”, nos cuenta. Reconoce que tenía sus prejuicios pero optó por “asumir riesgos y probar». Ejerce desde entonces, «26 años en la profesión», explica. Desde 1989 ha pasado por pisos, locales a pie de calle, clubes de carretera y gabinetes de masajes. En la actualidad, «sigo ofreciendo mis servicios pero a una clientela reducida», nos cuenta.
Conocedora del mundo en el que trabaja, Montse Neira es consciente de la explotación que, en muchos casos, rodea la prostitución, pero interpelada por la posibilidad de prohibirla para evitar situaciones «indignas» asemeja su oficio con otros, “En la industria textil hay explotación y todo el mundo lo sabe, ¿la prohibimos?, en la agricultura hay situaciones en las que se abusa de los trabajadores ofreciéndoles condiciones laborales pésimas, ¿prohibimos la agricultura”, explica Neira. Para la catalana, enemiga de estigmas sociales, la pregunta clave es, “¿Reconocemos la prostitución como un trabajo?».
«Defiendo este oficio siempre que se pueda elegir lo que se quiere hacer y lo que no«, esa es su máxima. Es madre de un hijo y reconoce que confesarle a qué se dedicaba fue uno de los «tragos» más duros por los que ha tenido que pasar. A día de hoy, no obstante, explica que es aceptada y querida por su familia. Preguntada por si animaría a sus seres queridos seguir sus pasos, Neira tiene claro que «cada uno debe hacer aquello que le haga feliz y considere más oportuno teniendo en cuenta sus circunstancias personales». «Él -refiriéndose a su hijo- trabaja en cuestiones relacionadas con la seguridad».
Una afirmación de Eleanor Roosevelt, «Nadie puede humillarte sin tu permiso», fue la elegida por Montse Neira para que aparezca en la portada de su libro ‘Una Mala Mujer’, una frase que traslada a su día a día.